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Feudo de manzanillos

La política en Colombia se ha vuelto un coto impenetrable, reservado a...

28 de enero de 2013 Por: Antonio de Roux

La política en Colombia se ha vuelto un coto impenetrable, reservado a los profesionales de esa actividad. El esquema deja al ciudadano común por fuera. Apenas se lo tiene en cuenta para extraerle el voto en la época electoral, y se prefiere que no opine, no interpele. Los proyectos de ley reciben escaso debate, y es usual que sólo los hombres de confianza de la rosca, de los jefes de turno, sean quienes tienen oportunidad de convertirse en protagonistas en la vida pública. Los ejemplos que hablan de esta democracia imperfecta son innumerables. Pero traigo a cuento tan sólo el caso más reciente.Estaba cantado que requeríamos romper con las mañas de la vieja política e identificar al mejor de los candidatos para reemplazar al cuestionado Useche. Pedirle a los ‘mandamases’ de la politiquería regional que actuaran en consecuencia, resultó demasiado. Los directivos de la Unidad Nacional en el Valle, cuyo poder se cimenta en las cuotas burocráticas, necesitaban una retribución adecuada por escoger a dedo al ungido. Para eso don Ubeimar parecía ideal, era famoso por cumplir religiosamente los acuerdos. Ubeimar, ya posesionado, dio señales positivas. En su gabinete aparecieron profesionales valiosos, conocidos por su dinamismo y experiencia. Tal es el caso de Javier Roldán, Luz Helena Azcárate, Juliana Garcés, Fabiola Perdomo y Cristian Garcés. A estos se sumó Víctor Julio González, quien exhibe ejecutorias claras en su tránsito por el sector productivo.Pero no pasó mucho tiempo antes de que sacaran las uñas quienes apadrinaron la elección del Mandatario. A los patrocinadores aludidos se sumaron otros menos mencionados, pero igualmente notorios por sus apetitos. Así hicieron revisar las cuotas y se forzó una nueva repartija. Para salir de Javier Roldán le metieron una zancadilla: contrariando su criterio explícito se impulsó una reforma inconveniente. Sin razón alguna prescindieron de Juliana Garcés, quien venía adelantando una labor extraordinaria en la Biblioteca. Lo propio ocurrió con Fabiola Perdomo, funcionaria cuyos resultados positivos están a la vista.Mientras esto acontecía quedaron en evidencia las limitaciones en la capacidad de gestión del Gobierno Departamental. La pretendida reforma administrativa descuaderna la unidad de criterio en el campo financiero; el cambio en el recaudo del impuesto automotor es una verdadera pesadilla; no han logrado organizar un servicio tan necesario como la expedición de pasaportes; la seguridad de la región y la vida cultural carecen de la atención debida. Lo anterior es poco frente al hecho de que el Valle sigue desorientado. No se advierte determinación por liderar una estrategia regional que, entre otras cosas, perfile soluciones para el Pacífico y para las inmensas angustias de Buenaventura. Mi visión sobre lo que espera al Valle del Cauca en el resto de este gobierno, dista de ser optimista. Ubeimar dio una clave alarmante al confesar sin rubor alguno, que se mueve atendiendo el “principio de la oportunidad política para conformar un Gobierno de coalición reflejado en la contienda electoral” (SIC). Esto significa en buen romance que no podemos esperar buenos administradores ni buenas políticas. El Valle continuará siendo feudo propio de los varones electorales y de los manzanillos.