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Camaleones y reelecciones

Según informa el gobernador, Francisco Lourido, la situación financiera y administrativa...

30 de agosto de 2010 Por: Antonio de Roux

Según informa el gobernador, Francisco Lourido, la situación financiera y administrativa del Departamento es desoladora. En los 30 meses que precedieron su nombramiento las arcas quedaron vacías, y la capacidad de gestión pública se desmanteló. A pesar de la circunstancia anotada hay algo innegable y es que de convocarse una nueva elección de gobernador, resultará triunfante el candidato del grupo político que causó tanto estropicio. Esto es así porque la organización electoral de Juan Carlos Martínez y Juan Carlos Abadía viene de detentar un poder regional total, sus largos tentáculos aprisionan aún la Administración del Departamento y su maquinaria electoral se mantiene aceitada, lista para arrasar de nuevo. Aquello habrá de suceder frente a la mirada desconcertada de los dirigentes sociales, políticos y empresariales, que no atinan a construir un consenso generoso, capaz de identificar candidatos idóneos y salirle al paso a la gavilla de los camaleones. Camaleones que mantienen inconmovible su esencia y sus designios inconvenientes, así su apariencia haya cambiado con los colores del Movimiento Popular Unido, MPU; de Acción Democrática Nacional, ADN; de Convergencia Ciudadana, o del Partido de Integración Nacional, PIN.Pero toda situación por mala que sea puede empeorar, y ahora se nos viene encima la reelección de alcaldes y gobernadores. Es una eventualidad para la cual estamos mal preparados. Y es que no sólo el Departamento fue tomado por el PIN y sus sucedáneos. Decenas de municipios vallecaucanos están en las mismas, sumidos de contera en la politiquería más turbia. Frente a esto los habitantes de la región tenemos que reaccionar. La alternativa es resignarnos a vivir décadas de despilfarro y atraso, mientras el resto del país va adquiriendo dinámicas envidiables, jalonadas con frecuencia por servidores públicos comprometidos hasta los tuétanos con el bien común.Nuestra sociedad necesita organizarse en materia política y electoral si quiere superar esta coyuntura infeliz. Pero organizarse no es suficiente. Tenemos que movernos en el Congreso para que la reforma política y el proyecto legislativo orientado a la reelección de alcaldes y gobernadores, se complementen con algunas disposiciones indispensables.En primer lugar debe establecerse que un alcalde o un gobernador destituidos, cualquiera sea el motivo, quedan inhabilitados en lo sucesivo para ser candidatos. En segundo lugar se necesita disponer que el partido responsable de candidatizar al destituido, también quede por fuera de la vida política, al menos temporalmente, dentro de la circunscripción respectiva. Esto acabaría con el absurdo contemplado en el sistema vigente, según el cual un funcionario elegido causa perjuicios y tras su destitución el partido que lo llevó al cargo, recibe la gabela de reemplazarlo a través de la terna.En tercer lugar la posibilidad de candidatizarse para la reelección debe estar sometida a un escrutinio del desempeño en el primer mandato servido. El cumplimiento de las propuestas de campaña, el progreso de los indicadores sociales y fiscales deben ser tenidos en cuenta.Finalmente, hay que facilitar y agilizar el régimen de destitución por iniciativa popular, de los gobernantes incompetentes. El sistema actual es engorroso y en la práctica ha demostrado ser ineficaz.