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A propósito de un accidente

Las redes sociales dieron a conocer con todo detalle la pública ...

24 de marzo de 2014 Por: Antonio de Roux

Las redes sociales dieron a conocer con todo detalle la pública “soltada de aguas” que sufrió el Presidente en Barranquilla, durante el lanzamiento de su campaña por un nuevo mandato. La falta de respeto con la que algunos contendores se refirieron al hecho, llevó a Santos a expresar una verdad que debería ser norma en cualquier sociedad civilizada: “Es inaceptable que se haga política con una situación humana”.El mandatario había sido operado de cáncer de próstata hace año y medio, y el episodio pone a pensar que la intervención y el manejo posterior no fueron afortunados. Habrían quedado secuelas indeseables. Ahora bien, si el Presidente por atender deberes inaplazables y asuntos públicos no guardó la quietud prescrita, lo acontecido debería provocar consideración hacia su persona, cuestión que no implica solidaridad en materia electoral.Y es que más allá del episodio, existe la impresión de que las posibilidades del aspirante reeleccionista se están complicando. Es llamativo que en la web y en las redes sociales el gran tema sea el “accidente” presidencial, mientras son inexistentes los comentarios o reacciones relacionados con las propuestas del candidato. Existen múltiples razones para explicar lo que esta sucediendo, pero voy a referirme tan solo a un par de ellas. Para comenzar el eslogan central de la campaña reeleccionista: “Hemos hecho mucho, falta mucho por hacer”, no han convencido. Incluso podría estar convirtiéndose en arma de doble filo. La gente no cree que a lo largo de este cuatrienio se haya avanzado de manera consistente en la solución de los asuntos prioritarios. Según las encuestas conocidas un número creciente de colombianos estima que estamos empeorando. La agenda a cargo del gobierno nacional tiene pendientes en materia de justicia, seguridad, salud, educación, medio ambiente, lucha contra la corrupción, etc, etc. De esta manera la enseña de la campaña se está interpretando como “No hemos hecho mucho, falta mucho por hacer”.Sin embargo, el mayor daño para la reelección procede del uso generalizado de la mermelada politiquera, aquella que mantiene en el Congreso a decenas de cuestionables aliados del ejecutivo. Santos, al parecer, no se ha percatado que resulta ofensiva su constante defensa de esa mermelada. Según la opinión presidencial los congresistas “tienen derecho a sugerir inversiones en sus regiones”. Pero el mandatario sabe que con frecuencia las cosas son diferentes. A partir de la bendición del gobierno se asignan los llamados “cupos indicativos” y el congresista implicado llega donde un alcalde o un responsable de unidad administrativa con el proyecto montado y financiado, señalando a dedo al ejecutor favorecido. Claro, se trata de contratistas de bolsillo, que garantizan el retorno de una tajada suculenta para el parlamentario en cuestión.Sobre este asunto no debe quedar duda. Esa mermelada, que ayuda a llenar de indeseables nuestro congreso, es también la que aparta y descabeza a quienes como Juan Fernando Reyes Kuri, podrían darnos esperanzas de cambio.Pero en las elecciones presidenciales el turno es de los ciudadanos, no de las maquinarias. Así podríamos estar ad portas de un colosal voto de castigo contra este sistema reprobable, que llena el bolsillo de los congresistas mimados y reserva para los electores pobreza y exclusión.