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Violencia, acoso y abuso sexual

La violencia es real, los feminicidios existen y son frecuentes, y si bien hay una ley que los castiga su aplicación es lenta e inexperta y no ha sido tan ejemplarizante como para disuadir al potencial feminicida

24 de noviembre de 2017 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

Otro año, otro día de recordación de la no violencia contra la mujer. Estos algunos de los titulares que se publican a diario en los medios de comunicación colombianos y que dan la impresión que la violencia contra la mujer es una epidemia, un asunto de salud pública que no parece tener solución:

‘Mujeres de Univalle en Cali denuncian casos de maltrato al interior del campus’. ‘Los mordiscos de un hombre a su pareja que obligaron a agentes del CTI a proceder con su captura’. ‘Asesinó a mujer con una navaja y, cuando la comunidad iba a lincharlo, la policía llegó a evitarlo’,

‘“Nos están matando”: bogotanas conmemoran 5 años de la muerte de Rosa Elvira Cely’.

Será quizá que por fin se visibiliza un flagelo que lleva años. Será que nuestras madres y abuelas fueron también abusadas sexualmente, golpeadas y maltratadas pero nunca en un mundo machista se atrevieron a denunciarlo, lo aceptaron bajando la cabeza y lloraron en silencio.

Hoy la mujer empoderada pide que cambie la sociedad. Las jóvenes no se quieren casar y muchas se declaran gays, atraídas por el amor materno y rechazando quizá lo que sería un futuro de maltratos. Los separados utilizan la relación ‘toalla’, tú allá y yo acá, pensando que la convivencia puede terminar en gritos y golpes, en un mundo donde por ley tienen igualdad de derechos.

Por fin en las universidades se reconoce otra forma de violencia, el acoso y el abuso sexual con todos sus matices desde la niña que le coquetea al profesor en busca de una buena nota y éste como buen macho no se hace rogar pero después se arrepiente y termina denunciado como acosador, hasta aquellos que utilizan su posición de poder para escoger a la más atractiva por el año lectivo y luego cambiarla por otra al año siguiente. En la Universidad del Valle ha habido escándalos recientes con profesores o jefes que manosean a estudiantes y subalternas, desencadenando una serie de denuncias, entre ellas el abuso verbal de algunos docentes que expresan ante sus estudiantes que “las mujeres son solo cuerpos para el consumo”, con expresiones tan grotescas como “culos siderales”.

La situación no es fácil. La violencia es real, los feminicidios existen y son frecuentes, y si bien hay una ley que los castiga su aplicación es lenta e inexperta y no ha sido tan ejemplarizante como para disuadir al potencial feminicida. El acoso y abuso sexual son también ciertos pero su definición es confusa y se presta a excesos. ¿Será más bien que hay que repensar las relaciones entre hombre y mujer? La familia nuclear está en crisis. Hay que volver a las familias matriarcales, al clan y a las familias de sangre donde el hermano cuida de la prole sin esa relación malsana de posesión, celos y resentimiento del mal entendido amor.

Sigue en Twitter @Atadol