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Tres grados y dos futuros

La semana pasada fue semana de graduaciones. 16 ó 17 años de...

14 de junio de 2013 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

La semana pasada fue semana de graduaciones. 16 ó 17 años de aprendizaje, pues hoy en día desde el año y medio van los pequeños a que expertos se encarguen de enseñarles a socializar. Antes eran solo las familias pudientes que enviaban los bebés fuera de la casa. Hoy, el Estado tiene guarderías de ‘cero a siempre’ donde desde los seis meses pueden ir para que las madres trabajen tranquilas y no tengan que dejar a los hijos solos. Son lugares amenos con profesoras expertas en primera infancia, juguetes, alimentación gratuita y amor. Ya la tragedia de niños en cajas rodeados de ratas no es una opción. Bienestar familiar está pendiente de que la infancia sea feliz y los padres malos pueden perder la custodia de los pequeños. Las niñas no tienen que ser violadas, así la madre lo consienta, más y más vecinos están preparados a denunciar. Ya el Estado con los programas de Familias en Acción premia a los padres que envían los niños al colegio, con subsidios mensuales para aliviar  la carga de la pobreza y la necesidad de tener que trabajar desde temprana edad. Es en el bachillerato y con las niñas donde se nota la diferencia de ingresos. Este año en un colegio para niños de estrato 1 y 2 comentaba el rector con orgullo que por  primera vez  en un grupo de graduandos solo había una joven embarazada. Ya no son los tiempos de mi tía  que a los 17 años fue enviada a un convento de reclusión porque había estado en el apartamento de un hombre, sin que ni siquiera mediara un beso o una caricia y que cuando salió del convento sin cabello tuvo tantas pelucas como maridos; o en los míos del amor libre que solo era para los hippies o el de los yuppies que vivían juntos antes de casarse. Hoy la experimentación sexual no tiene clase social ni rango y empieza entre los 15 y 16 años. Pero el embarazo en adolescentes es solo para las pobres. No es extraño que el vecino, el tío o el padrastro o la guerrilla o los paramilitares busquen niñas para convertirlas en sus parejas sexuales a cambio de prebendas económicas que son aceptadas por los progenitores. Los grados de bachillerato de estratos altos son llenos de futuro, de esperanza. Si no les va bien en el Icfes hay siempre la posibilidad de una universidad privada  y no la presión desmedida de las afugias económicas. Por eso el novio mayor con más capacidad financiera se vuelve indispensable. Cualquier capacitación cuesta entre $200.000 mensuales y $7 millones el semestre. Pedro, un mensajero de salario mínimo, para financiar los estudios de su hija que quería ser ingeniera ambiental se auto robó y perdió el puesto.Esta es la triste realidad de la educación en Colombia.