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En días pasados me decía mi sobrino que le hacía mucha falta...

13 de mayo de 2016 Por: Angela Cuevas de Dolmetsch

En días pasados me decía mi sobrino que le hacía mucha falta su mamá, fallecida hace año y medio, y que no había podido superar su ausencia. Mi hermana mayor fue una madre ejemplar, trabajó toda la vida para educar a sus hijos y hasta su muerte estuvo pendiente del más pequeño ya un hombre de 50 años. Mi hermana perteneció a la generación de las mujeres que sostenían un matrimonio a toda costa, aceptaban las infidelidades, la irresponsabilidad y las borracheras. El divorcio en ese entonces era algo impensable, ¿cómo se iban a dejar los niños sin papá? La generación siguiente ya con el divorcio legalizado en Colombia, y los efectos civiles del matrimonio religioso, indisoluble pero divorciable por la ley, creó las familias con hijos tuyos, míos y de ambos, y con mamás biológicas y madrastras, ya no como las de La Cenicienta sino la esposa de mi papá, una dicotomía complicada y a veces difícil de manejar que dependía de la inteligencia de la madre y de la bondad de la misma. Conozco casos de segundas esposas que con la ética femenina del cuidado y en la viudez han terminado atendiendo a la primera esposa ya mayor. Hoy en día la maternidad es compleja. Hay madres biológicas, adoptivas pero también aquellas que reciben un óvulo fertilizado y que muchas veces nunca sabrán de quién fue o si lo saben, han hecho un pacto de nunca ejercer la maternidad. Hay aquellas madres subrogadas que alquilan su vientre para llevar por nueve meses el hijo de una pareja y entregárselos al nacer. Que difícil es desprenderse de un bebé después de nueve meses de embarazo con el vínculo indestructible que se genera entre madre e hijo y que muchas veces hace que la madre subrogada cambie de parecer y no cumpla el contrato por ningún dinero. También con el matrimonio igualitario existe la posibilidad de hijos con dos madres. No hace mucho una compañera de mi hijo en California, una exitosa banquera y su compañera, rectora de un colegio, se inseminaron artificialmente y tuvieron la una mellizas y la otra mellizos con dos semanas de diferencia. Ambas acudieron a sus madres para que como abuelas les ayudaran a cuidar los niños generando un menaje de 4 madres y cuatro hijos bajo un mismo techo.Recuerdo una entrevista de un hijo que tenía dos madres y decía ser feliz y no hacerle falta la figura paterna. De todos modos con ese 33% de hogares de madres cabeza de familia, hogares conformados por abuelas, madres y hasta bisabuelas, la proliferación de madres festejadas en su día hace que para el comercio el Día de la Madre sea un festín de ingresos.Por el contrario, en las sociedades matriarcales el vínculo biológico prima sobre cualquier otra relación, tan es así, que la figura paterna es el hermano descendiente de un mismo tronco biológico femenino ya que se asume que la paternidad es un acto de fe.Sigue en Twitter @Atadol