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Trayectoria y credibilidad

Hasta el momento, el proceso político para las elecciones de Alcalde de...

26 de agosto de 2015 Por: Álvaro Guzmán Barney

Hasta el momento, el proceso político para las elecciones de Alcalde de Cali ha girado más sobre los rasgos personales de los candidatos que sobre sus propuestas para resolver los problemas estratégicos de la ciudad, por ejemplo, el del agua que hoy padecemos en las mismas circunstancias de hace muchos años. Es fundamental que salgan a flote los diagnósticos y programas para que los electores puedan tomar decisiones más racionales y menos determinadas por la imagen, la propaganda, las redes clientelistas o los favores que se esperan entre unos y otros. Mientras esto sucede, me permito hacer algunas observaciones sobre los candidatos que interesan también para tomar decisiones. Angelino Garzón, Roberto Ortiz y Maurice Armitage, son los tres candidatos que tienen opción de ganar. Pero la trayectoria y credibilidad de cada uno es muy distinta. Es cierto que Angelino Garzón tiene una carrera personal que se debe valorar positivamente, que lo llevó del sindicalismo y su afiliación al Partido Comunista hasta la Vicepresidencia en el Primer Gobierno de Santos, pasando por un Ministerio y la Gobernación del Valle, en medio de diversas simpatías políticas, primero con el Polo Democrático y luego con el uribismo. Estos vaivenes políticos le restan credibilidad a Garzón. Su situación de salud también juega en su contra. Pero, ante todo, sus ambiguas y recientes declaraciones en el sentido de que podía estar interesado en la Alcaldía de Bogotá o en la de Cali, como si fuera lo mismo de lo mismo, dejan muchas incógnitas sobre sus intereses de fondo, que pueden limitarse a vivir pegado de la burocracia y del poder estatal, con una retórica que no se sabe bien a quien favorece. De Ortiz es poco lo que puedo decir, más allá de saber que es un claro candidato del Partido Liberal, asunto que es muy importante en la lucha política moderna que debe ser partidista, aunque precisamente este partido ha perdido notablemente su ideología, no se sabe qué propone para la ciudad, ni para el Departamento y otorga avales que dan escalofrío. Ortiz tiene una base popular importante que se sustenta claramente en la actividad económica del candidato: es empresario de una lotería de chance muy conocida en el medio. Ambos candidatos contrastan con Maurice Armitage en por lo menos tres aspectos importantes. En primer lugar, Armitage es un ejemplo de empresario que ha hecho su riqueza sobre la base del trabajo duro y digno. En la industria de la siderurgía, de los cementos, de la producción de azúcar. No ha sido un burócrata y menos un rentista. Su lema ha sido trabajar y dar trabajo y en esto ha surgido de abajo, como generalmente es el caso de los empresarios que son innovadores y le han aportado al país. En segundo lugar, es un empresario que, de tiempo atrás y no precisamente en momentos electorales, ha demostrado una enorme solidaridad, no sólo con sus trabajadores a quienes pone a participar de sus utilidades, sino también con el que necesita y se encuentra en mala situación. Es el más reciente de los filántropos de la comarca. En tercer lugar, en una sociedad atravesada por un conflicto armado que lo afectó personalmente, ha perdonado, actitud que es necesario valorar y está dispuesto a contribuir en la reconciliación nacional, en un acuerdo de Paz, asunto que regionalmente será muy importante. Ética del Trabajo productivo, solidaridad con el necesitado y reconciliación con el opositor armado ante la Paz, son tres virtudes del candidato Armitage que pueden marcar su mandato. Se refieren a valores muy importantes en una sociedad con rumbo ético ambiguo y con un Estado impregnado de prácticas clientelistas y mafiosas.