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Diálogos en las Américas

Tuve la oportunidad de asistir a la versión 54 del Congreso Internacional...

25 de julio de 2012 Por: Álvaro Guzmán Barney

Tuve la oportunidad de asistir a la versión 54 del Congreso Internacional de Americanistas en la Universidad de Viena. El Congreso se reunió por primera vez hace 137 años y vincula a los especialistas en estudios sobre la Américas de todas partes del mundo, especialmente desde las Ciencias Sociales, las Humanidades y la Artes. En esta oportunidad, el Congreso se citó bajo el lema ‘Construyendo Diálogos en las Américas’ y lo logró reuniendo más de 4.000 expositores, distribuidos en cerca de 220 simposios sobre los temas más diversos. Pude asistir a tres sesiones plenarias, pero me detengo solamente en una: la dedicada al intelectual austríaco Friederich Katz, judío y marxista, que tuvo una trayectoria de vida llena de dificultades, inicialmente por la persecución nazi y posteriormente por el desencanto que tuvo con el socialismo estalinista que vivió en la Alemania Democrática de la posguerra. En los últimos años fue acogido por la Universidad de Chicago, pero sobretodo fue recibido en México, país que se convirtió en su segunda patria. Siempre reconoció la aceptación que tuvo del Gobierno y de la sociedad mexicana, como ha sucedido con tantos otros intelectuales perseguidos en sus países de origen. Además de formar estudiantes, dejó trabajos invaluables de comparación de las sociedades precolombinas Azteca e Inca y trabajos muy importantes sobre la cuestión agraria en la Revolución Mexicana y el papel singular de Pacho Villa. Antes de morir, este intelectual alemán quiso que le tocaran corridos mexicanos en su tumba. En Katz se representa entonces un paradigma de encuentro fructífero entre la refinada cultura europea y el medio social e institucional mexicano que le permitió vivir y consolidar una obra monumental, hoy reconocida por el Congreso de Americanistas, en su universidad de origen, la de Viena. De manera muy significativa, uno de los simposios del Congreso se reunió para reflexionar sobre los trabajos de otro austríaco, vinculado con Colombia: Gerardo Reichel Dolmatoff. También se trata de una obra muy significativa en el campo de la antropología y lenguaje en las poblaciones indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, entre otras. No pude asistir porque debía exponer en un simposio convocado bajo el tema de la Seguridad Ciudadana y los Derechos Humanos. Me queda una inquietud sobre el reconocimiento que se le debe hacer a varios profesores extranjeros que han contribuido al desarrollo de la ciencia en Colombia. En mi simposio, me encontré con colombianos, argentinos, alemanes, chilenos, austríacos, ingleses y brasileros, hasta donde el tiempo y el oído me dieron para identificar nacionalidades. No me cabe duda de la importancia estratégica del tema de la Seguridad Ciudadana en el mundo y en América Latina. Hay un enorme interés por el caso colombiano. En las conversaciones más privadas, no escuché, como sucede muchas veces en estos foros, ninguna justificación de las vías armadas, más bien desconcierto e incomprensión por la sobrevivencia histórica de la guerrilla en Colombia. Hay una gran expectativa por lo que pueda suceder. Cuando el tiempo lo dejaba, me dediqué a recorrer la ciudad de Viena, apreciar sus avenidas, museos y parques. Es una ciudad de una calidad de vida enorme. Me impactó el sistema público de transporte, diverso, eficiente y muy barato. La ciudad está hecha para los peatones, para los ciclistas, para andar en tranvía, metro o bus y para dejar el carro parqueado en casa. Durante ocho días no presencié trancones ni accidentes.