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Gente y tradición

Los caleños merecemos la mejor plaza de mercado, pero cuidando lo que la hace valiosa: su gente y su larguísima tradición.

14 de agosto de 2022 Por: Vicky Perea García

Uno de mis lugares favoritos de Cali es La Alameda. Recuerdo cuando siendo un niño acompañaba a mi mamá a la plaza; ella con una pañoleta amarrada en la cabeza y cargando los canastos que llenaríamos, pues en esa época no se abusaba de las chuspas de plástico como ahora. De unos años para acá me gusta ir a comer tamales y comida del Pacífico, gozo viendo a turistas extranjeros fascinados deleitando un lulo, una granadilla o una pitaya. Gozo plenamente las historias de sus comerciantes. Algunos llevan cinco generaciones con puesto en la plaza, otros han encontrado prosperidad pasando de cargadores de bultos o vendedoras de chontaduro a ser empresarios. En la plaza se generan cerca de mil empleos directos y miles más indirectos -rurales y urbanos- siendo un eslabón fundamental de la seguridad alimentaria de Cali.

Cada empleo es una familia que depende de la vitalidad que tiene La Alameda y del carácter turístico que ha adquirido. Es por eso por lo que preocupa que exista un proyecto de renovación para esa plaza de mercado que se olvida de las familias y las personas. Este proyecto faraónico de 60 mil millones de pesos que pone en apuros a los comerciantes de la galería olvida lo que representa La Alameda. En 2020, la Empresa Municipal de Renovación Urbana suscribió tres contratos por casi $1600 millones para los estudios de diseño, ingeniería e interventoría del proyecto de renovación de la Plaza de Mercado La Alameda, una obra para el cual la Alcaldía destinó $20 mil millones del empréstito de $600 mil millones que sacó esta administración. Se buscaba igualmente que el Departamento Nacional de Prosperidad Social aporte $39 mil millones.

La obra consiste en tumbar lo que hoy existe, hacer un parqueadero subterráneo y levantar una edificación nueva. La obra tardaría por lo menos 18 meses, seguro mucho más. Aunque el diseño es agradable, muchos de los comerciantes sienten que acabará con la cultura de la plaza, pues parece más un centro comercial que una plaza tradicional como la que tenemos. Muchos comerciantes de La Alameda sienten que el proyecto no fue bien socializado y que, tal como está planteado, conducirá no solo a la quiebra de los actuales comerciantes sino a la extinción del alma de este patrimonio de los caleños.

No contempla ni los recursos para compensarlos durante la construcción, y así los hubiera, el parar sus actividades por tanto tiempo significaría la quiebra, con el inmenso costo social por pérdida de empleos y la desaparición de la esencia misma de la galería. Para los que viven de la Plaza, es evidente que la edificación requiere inversiones en alcantarillado, una nueva cubierta y un nuevo piso, pero no un nuevo y moderno edificio en lugar de una mejor plaza emblemática como las que se encuentran en Santiago de Chile, Montevideo o inclusive en Nuevo Gramalote aquí en Colombia. Que el edificio siga como está no es opción, pero lo mínimo es que cualquier intervención sea de la mano de los comerciantes protegiendo su legado cultural centenario.

El 26 de abril de este año la Alcaldía autorizó reorientar los 20 mil millones de este proyecto al presupuesto para recuperación de la malla vial, ante la falta de cofinanciación de la Nación, lo que dejó desfinanciado totalmente la necesaria renovación de La Alameda. Se abre una ventana de oportunidad para replantear este proyecto, para recoger las necesidades de los comerciantes y los vecinos de la zona y no poner en riesgo sus negocios y la esencia de La Alameda. Los caleños merecemos la mejor plaza de mercado, pero cuidando lo que la hace valiosa: su gente y su larguísima tradición. Sigue en Twitter @alejoeder