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Desarrollo ganadero

Es probable que los millennials desconozcan que hace cien años, el valle geográfico del río Cauca era la región más ganadera del país.

1 de marzo de 2020 Por: Alberto Silva

Es probable que los millennials desconozcan que hace cien años, el valle geográfico del río Cauca era la región más ganadera del país. Llevaba cuatro siglos abriendo su espacio vital de selvas y lagunas para habilitar la planicie y procurar el pan coger. Ya había producido dos razas de ganado criollas: el Hartón del Valle y el Blanco Orejinegro y probado buena cantidad de cultivos.

Había terminado el proceso de la Independencia, cuando asomaron los primeros antioqueños para fundar a Manizales en 1849 y asentarse en los territorios abiertos durante el doloroso lapso colonial de 300 años por criollos cartagüeños, toresanos, ansermeños, vegasupianos, marmatenses y riosuceños, todos ellos procedentes de antiguos troncos con linajes vallecaucanos que años después se convertirían en pobladores del departamento de Caldas, luego segregado en Quindío y Risaralda.

En esos tres siglos Santiago de Cali había oficiado como puerto seco de entrada del flujo migratorio europeo por el Pacífico al occidente colombiano, con travesía del Istmo por el camino colonial que conducía desde Portobelo en el Atlántico, Nombre de Dios y Natá, hasta el puerto de Panamá en el Pacífico. Cumplió como sala de cuarentena y aclimatación de familias enteras que llegaban a la cuenca hidrográfica del río Cauca para hacer perpetua casa. Por eso veremos luego a sus descendientes convertidos en criollos natos abriendo el territorio de esa cuenca, Cauca abajo, hasta Santafé de Antioquia. El cuento entonces es de aquí para allá y no de allá para acá.

La tónica permite hoy a los millennials aprender sobre el aporte del valle geográfico del río Cauca al desarrollo del Eje cafetero que fue fundamental, gracias a un instrumento que marcó la pauta del progreso mundial: el ferrocarril. Con él se transportó al ganado producido en la planicie vallecaucana para alimentar al Eje cafetero por más de cien años. Una vez inaugurado el tramo Buenaventura-Cali comenzó el tendido febril de rieles por la planicie hasta Cartago, convirtiéndola por dos décadas en la feria ganadera más importante del país.

A lo largo de la línea férrea -programa de largo aliento vallecaucano-, se construyeron embarcaderos de ganados en haciendas, veredas, pueblos y ciudades por donde pasaban los vagones desde Santander de Quilichao y se acopiaba ganado en pie para surtir con carne vacuna al Eje cafetero y Antioquia. El Valle del Cauca ya poseía un inventario de un millón doscientas mil cabezas de ganado y 215 mil hectáreas sembradas en pasto.

Con la llegada de los primeros planchones del ferrocarril, entran al Valle en 6 horas la maquinaria agrícola motorizada y las mercancías que antes requerían 10 días a lomo de mulas o simplemente no se podían traer. Comienza entonces el verdadero desarrollo de la agricultura vallecaucana que empieza por arrinconar a la ganadería hasta reducirla a 500 mil cabezas en la actualidad.

En 1924 el futuro de Cartago era promisorio como punto férreo y automotor, más aún, cuando se insinuaba la carretera que traería el ganado de la costa atlántica hacia el interior del país por la vega totalmente plana del río Cauca, desde Puerto Valdivia pasando por Santafé de Antioquia hasta la ciudad de Robledo. Pero el destino dispuso en 1957 que un Arzobispo y un Almirante miembro de la Junta de Gobierno de Rojas Pinilla, ambos antioqueños, desviaran la ruta de Santafé de Antioquia y tomaron a cambio la de Yarumal y Santa Rosa de Osos para forzar el paso por Medellín y de contera montar su feria ganadera para cobrar oneroso e infame valor agregado al ganado durante 60 años hasta hoy, por sólo pernoctar ahí a tomar agua. Golpe mortal a Cartago. ¿Qué dicen en la ciudad procera ante tanta injusticia nacional? ¿Seguirán callados?