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Capital agrícola

A estas alturas de la pandemia, es saludable que la cuarentena obligue a los millennials a leer más sobre los valores y fortalezas de la región y no tanto sobre sus desgracias y tragedias.

23 de julio de 2020 Por: Alberto Silva

A estas alturas de la pandemia, es saludable que la cuarentena obligue a los millennials a leer más sobre los valores y fortalezas de la región y no tanto sobre sus desgracias y tragedias. Entonces continuemos con la línea histórica de Palmira. En sus goteras Narciso Díaz y José María Rivera establecieron el Ingenio Papayal, ya desaparecido, y se inició otro, La Esperanza, erigido por los hermanos Salcedo en la vía a Tiendanueva, además del Ingenio Santa Rosa por cuenta de Hernando Becerra Navia y su hermana Blanca Becerra de Román. En 1954 Luis Bernardo Salcedo funda Central Tumaco en Palmira, y el Ingenio La Quinta en Candelaria es levantado por Guillermo Becerra Navia. A finales de la década de los años 50 Manuelita funda su filial, Ingenio del Cauca, en Miranda departamento del Cauca.

En 1929 Ciro Molina Garcés y Carlos Durán Castro, gestor y director respectivamente de la Granja Agrícola.

Experimental de Palmira traen a Carlos E. Chardón, eminente científico de nivel al que sus ejecutorias de investigación sobre la caña hizo que su visita fuera bautizada como la ‘Misión Chardon’, un mojón importante en el desarrollo agrícola del país. Dentro de sus acertadas recomendaciones se encuentra la utilización de las variedades de caña POJ 2714 y 2878 con las cuales pudo la industria saltar por encima de las más duras enfermedades que afectaban al cultivo de la gramínea: el mosaico.

Hablar de la caña de azúcar en Colombia es todo un proceso que necesariamente toca a la región vallecaucana. Sus orígenes están claramente establecidos desde cuando Sebastián de Belalcázar la trae desde las Antillas. Las generaciones actuales miran los cultivos de la caña en el Valle del Cauca pero no alcanzan a imaginar el largo proceso para su establecimiento y desarrollo. No pueden vislumbrar todos los avatares de las generaciones que las precedieron para llegar a lo que actualmente observan: tierras técnicamente trabajadas de acuerdo con los tiempos modernos. Por eso les es fácil, por desconocimiento, destruir en un minuto lo que con tanto esfuerzo lograron los mayores en centurias. Durante 300 años los vallecaucanos y en particular los palmiranos trabajaron con tesón la tierra.

Desde el establecimiento de los primeros colonizadores en la otra banda, Llanogrande, hoy Palmira, adquirió fama de poseer las mejores tierras de la región, no en vano hizo el tránsito de el maíz, vainilla, frijol, cacao, tabaco, plátano, el café y la caña en los tres siglos siguientes a la Conquista. Luego durante el Siglo XX, incursiona en el algodón, arroz, soya y una diversidad de cultivos que han distinguido al palmirano como agricultor multifacético. Cualquier desprevenido visitante al observar la planicie y la zona montañosa, le cuesta comprender que allí se dio un proceso que llevó a Palmira a ser reconocida como la Capital Agrícola y Ganadera del país hasta los años treinta del Siglo XX, Conjuntamente con el resto del Valle del Cauca conformó uno de los hatos ganaderos más importantes de Colombia con el cual se autoabastecía de carnes rojas y quedaba un remanente para el abastecimiento de otros departamentos.

Por los anteriores motivos Palmira fue escogida por el gobierno nacional para establecer el más importante núcleo de investigaciones agropecuarias del país: la Estación Experimental o Granja Experimental, hoy llamada ICA o Corpoica fundada en virtud de la Ley que creó la Granja Algodonera del Valle del Cauca. En diciembre de 1928 se compraron los terrenos para su fundación prácticamente en las calles de la ciudad de Las Palmas. A nivel nacional e internacional, la Estación Experimental ha aportado invaluables servicios en la investigación agropecuaria para el aumento de la producción animal y vegetal en la alimentación humana.