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En el Siglo XVI se inicia un mundo nuevo con la presencia en Europa de América y África, y del océano Pacífico y por las nuevas rutas al Asia; se fundan numerosas ciudades y estas crecen mucho más que antes; a partir del Siglo XVIII se comienzan a industrializar muchas actividades, las que se concentran en las ciudades, y ya en el XXI la inteligencia artificial, IA, está cada vez más involucrada en ellas. Pero el conformismo, religiosidad y tribalismo, de los que trata Herencia, 2024, de Harvey Whitehouse, continúa presente en los más de ocho mil millones de habitantes del planeta, ya más de la mitad viviendo en ciudades cada vez más pobladas.

El conformismo, siguiendo a Whitehouse, se manifiesta en el evidente hecho de que la gran mayoría de los habitantes del mundo se conforman con las normas, creencias y prácticas de los grupos a los que pertenecen, y cuyas raíces son muy similares en casi todas partes, como él lo describe en su libro. Lo que cualquier persona suficientemente educada puede comprobar en casi cualquier sociedad actual, y que los migrantes conservan independientemente de las existentes en donde arriban; y que en las sociedades más atrasadas se manifiesta en la imitación de los grupos a los que se quiere pertenecer, mediante el arribismo o el esnobismo.

La religiosidad, como señala dicho autor, se manifiesta en los rituales colectivos que unen a los grupos, conformando aglutinantes sociales con diferentes tipos de rituales que generan distintos niveles de compromiso con los valores y causas del grupo, e influyen también en su tamaño y estructura interna; lo que explica cómo los grupos culturales crecen y se contraen, cómo extraen recursos y cómo compiten entre sí, ya sea mediante conflictos violentos o alianzas estratégicas. No es sino identificar las bases religiosas que existen en tantos conflictos actuales en el mundo, las que igual permean las diferencias políticas en muchas partes.

El tribalismo, esas organizaciones sociales basadas en la tribu, pero que para Whitehouse, lo representan aquellos que sienten una lealtad muy fuerte hacia el grupo, y que son menos propensos a retroceder cuando este está en peligro, y que señalan las amenazas internas y convencen a los otros miembros del grupo de que la violencia no lo beneficia en el futuro. Son personas que suelen estar más comprometidas con el grupo que cualquier otra persona; y algunas lo están además con objetivos más elevados y trascendentales, especialmente desde el Siglo XVI, cuando una Tierra ‘plana’ se la volvió un mundo esférico mucho más grande e interconectado.

Ya en la tercera década del Siglo XXI, es justamente ese tipo de líderes, similares a los del tribalismo tradicional, los que se necesitan mucho más y pronto en la política actual de frente a las amenazas que afronta el mundo: cambio climático, guerra nuclear, decadencia de la democracia, máximos y mínimos de la población en distintas partes, y mal uso de la IA y su utilización indebida. Personas más comprometidas con el grupo, entendiéndolo como el conformado por todos los habitantes de todas las ciudades de todo el mundo, más los muchos campesinos que aún hay; y que propongan objetivos elevados y trascendentales sobre el futuro de este.