A escoger frutos en el rastrojo

El panorama del estado en el que quedará el país en 2026, con retrocesos profundos en salud, educación, seguridad, relaciones internacionales, entre otros, nos obliga a escoger un buen gerente de la reconstrucción nacional.

El magnicidio de Miguel Uribe Turbay, perversa maquinación de quienes no les conviene que llegue orden y seguridad a Colombia, es señal inequívoca de lo que están dispuestos a hacer las alianzas narcoguerrilleras para mantener un poder en el que se desmoralice la Fuerza Pública, se incremente la producción de coca, se fortalezcan las relaciones con gobiernos corruptos como el de Venezuela y su cartel de los soles.

No lo dudemos, hay una estrategia clara para movilizar el resentimiento y lograr un proceso de largo lazo en el que la burocracia comunista se convierta en la oligarquía que se nutre de la droga, de la contratación pública, de las comodidades de aquellos gobiernos que viven de la pobreza generalizada para satisfacer el botín de unos pocos. Los antiguos ricos de Venezuela viven hoy en Madrid o Miami. Los nuevos ricos son Maduro, Diosdado y militares y testaferros arrodillados al régimen. El pueblo, en cambio, es hoy más fracasado e infeliz que nunca.

Por eso es impostergable reducir la baraja de candidatos que quieren ser presidentes de Colombia. Este rastrojero de aspirantes es desconocer el momento tan complejo que vive la nación. No se puede ser tan irresponsable de dilatar el proceso electoral por cuenta de ambiciones personales. El exceso de nombres confunde a los partidos y a los electores, buscan la pelea entre ellos descalificándose e incrementando la opinión negativa, lo que contribuirá al desgaste de los que tengan mayor opción.

Hoy con las redes todo el mundo se siente famoso y conocido. Olvidan que un tweet no se le niega a nadie. Quienes hemos participado en procesos para seleccionar Community Managers en las empresas hemos visto cómo muchos de ellos llegan con cientos de miles de seguidores que encauzan al mejor postor. Quien los contrata ve subir sus seguidores, pero eso no es lo mismo que votantes. ¡Ilusos! Personajes que solo los conocen en su departamento, exministros grises, radicales que entusiasman a un pequeño nicho. ¿Sabe usted que en la lista de precandidatos, por ejemplo, hay un exgobernador del Meta y un alcalde de Soacha? ¿Un empresario que participa porque así se lo pidió la Virgen de Fátima? ¿La exministra obsesionada de volver la salud a los años 60 de Cuba?

Deberíamos tener un test mínimo para eliminar opciones inviables:

- ¿El candidato tiene reconocimiento nacional?

- ¿Lo acompaña un grupo humano que le devolvería la viabilidad a Colombia? ¿O sería de aquellos que tienen buen discurso, pero les quedará grande la administración pública y no podrá armar un buen equipo, como le ha sucedido a Petro?

- ¿Escucha? ¿Tiene la humildad para incorporar ideas ajenas a su plan de gobierno?

- ¿Tiene la meta de transformar a Colombia o busca el poder para enriquecer sus bolsillos?

- ¿En su alma predomina la concordia o insistirá en la política de odio para profundizar en la polarización nacional?

-¿Las encuestas le dan una mayor imagen positiva que negativa?

-¿Tiene los conocimientos en las diferentes áreas de la administración pública nacional para enfrentar los debates y en consecuencia manejar esos temas como presidente?

-¿Es respetable? ¿Sus antecedentes personales, familiares y profesionales ameritan que lo acompañemos con la frente en alto?

Los invito a revisar el listado de precandidatos. En ese rastrojero hay pocos frutos que cumplen con los requisitos. Seamos claros con quienes nos convocan o con sus seguidores y no perdamos tiempo, ni energía. Las amenazas sobre el futuro del país son muy grandes y debemos tener claro quienes irán al frente en el escuadrón de rescate.