Política
Violaciones a los Derechos Humanos en Venezuela: opositores recurren al arte para protestar
Con dibujos, textos y collages, encadenados por comentarios, en un fanzine psicólogos y artistas muestran secuelas de la persecución del régimen Maduro, pero también la resiliencia de las víctimas.
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5 de ago de 2025, 01:20 p. m.
Actualizado el 5 de ago de 2025, 09:14 p. m.
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Un año después de los comicios presidenciales celebrados el 28 de julio de 2024, en Venezuela el panorama de violaciones de Derechos Humanos y de privaciones ilegítimas de la libertad, así como la persistencia de un clima de terror continúan impactando a la sociedad civil.
Incluso, la crisis humanitaria se ha profundizado alarmantemente, situación corroborada por el más reciente informe de Amnistía Internacional, así como por investigaciones internas y reportes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Cidh.
Todas esas fuentes coinciden en que desde las elecciones en las que Nicolás Maduro se atribuyó el triunfo, en medio del rechazo de la comunidad internacional, la represión gubernamental ha escalado a niveles preocupantes, caracterizándose por un uso desproporcionado de la fuerza en contra de quienes no están de acuerdo con el régimen que impera en el vecino país.

De hecho, las cifras oficiales reportan más de dos mil detenciones, al tiempo que la ONG Foro Penal, una voz crucial en la documentación de la represión, ha registrado más de 1900 de estos casos, contando al menos 129 menores de edad entre ellos.
Esas detenciones, a menudo arbitrarias y sin orden judicial, han derivado en desapariciones forzadas y en acusaciones genéricas de terrorismo.
Los procesos judiciales se llevan a cabo en tribunales antiterroristas con vicios procedimentales, minando cualquier pretensión de justicia.
Las denuncias de tortura son desgarradoras. Personas detenidas, incluyendo mujeres, niñas y niños, han sido objeto de tratos crueles e inhumanos.
Paralelamente, las condiciones carcelarias han sufrido un deterioro significativo, marcadas por un hacinamiento extremo y una deficiente atención médica, agravando el sufrimiento de los reclusos.

La impunidad de esas violaciones persiste de manera alarmante, pese a que la Corte Penal Internacional ha autorizado la reanudación de su investigación sobre presuntos crímenes de lesa humanidad en el vecino país.
Estado de terror constante
La libertad de expresión y de reunión han sido severamente restringidas en Venezuela, evidenciadas por el registro de 915 protestas entre el 29 y 30 de julio de 2024, de las cuales 138 fueron reprimidas de forma violenta.
El informe de Amnistía Internacional subraya que las prácticas estatales venezolanas el año pasado “cruzaron el umbral necesario para ser calificadas como prácticas de terrorismo del Estado”.
La implementación de la ‘Operación Tun Tun’, una estrategia de detenciones arbitrarias, se complementa con la promoción de una aplicación móvil diseñada para la denuncia de disidentes del régimen.
Otras medidas represivas incluyen la anulación de pasaportes, la promulgación de una ley restrictiva para las ONG, despidos injustificados y revisiones arbitrarias de teléfonos móviles en alcabalas policiales.
Este es un capítulo más de las operaciones de seguridad implementadas desde 2017 por el Estado venezolano, cuando se implementaron las llamadas OLP, que han sido vinculadas a un elevado número de ejecuciones extrajudiciales.
Se estima que alrededor de 500 muertes fueron reportadas por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en 2018, y más de 1200 han sido registradas por Monitor de Víctimas (2025) desde el 2017.

Cerca del 66 % de esas víctimas son jóvenes que viven en comunidades de bajos recursos, revelando un patrón de violencia selectiva contra los sectores más vulnerables.
Ante la crisis humanitaria, la población venezolana ya muestra síntomas de estrés postraumático, experimentando rabia, miedo, frustración e impotencia, entre otros sentimientos negativos para la salud.
Además, el estado de permanente represión ha llevado a la evitación de temas, lugares o actividades políticas y a una disminución drástica en la confianza en las instituciones públicas por los ciudadanos.
Testimonio inquebrantable y resistencia narrativa
Con este contexto de fondo, y bajo el título ‘Ecos del Silencio’, un colectivo de venezolanos creó un fanzine que representa a las víctimas directas e indirectas de las violaciones de Derechos Humanos que se registran por parte del régimen de Nicolás Maduro.
Entre sus colaboradores se encuentran madres víctimas secundarias de ejecuciones extrajudiciales y jóvenes detenidos por protestar contra los cuestionados resultados electorales anunciados en 2024.
“La denominación del fanzine no es fortuita; encapsula el grito ahogado que busca ser liberado, una reivindicación de justicia por las miles de víctimas de injusticias y violencias en el país”, explican los gestores de la pieza artística.
De acuerdo con ellos, ‘Ecos del Silencio’ persigue un objetivo fundamental: quebrar el cerco de silencio, elevar la voz ciudadana y combatir la impunidad reinante actualmente en el vecino país.
Por ello, la pieza artística se configura como un acto de valentía que interpela a una sociedad que en ocasiones intenta ignorar estas realidades, atreviéndose a proclamar: “Sí pasó. Y me pasó a mí”.
Una de las frases que resuenan en sus páginas: “No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado, para darte cuenta de cuánto has cambiado tú”, subraya el poder transformador de la memoria.

En un continente marcado por varios conflictos armados, regímenes dictatoriales y violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos, herramientas como el fanzine han demostrado ser canales esenciales para la construcción de memoria, la denuncia social y la búsqueda de justicia.
A través de dibujos, textos y collages, complementados por breves explicaciones y comentarios de un equipo interdisciplinario de psicólogos y artistas sobre la experiencia emocional del trauma, ‘Ecos del Silencio’ aborda las secuelas de las violaciones en detalle, la resiliencia de las víctimas y la trascendencia de hallar interlocutores empáticos.
Las páginas de esta obra no solamente contienen narrativas artísticas. Las víctimas no solo relatan su pérdida, sino que exponen las cicatrices de la tranquilidad arrebatada, la privación de libertad, la afectación a la integridad física y mental, e incluso la extinción de la pérdida de la vida de seres queridos.
Con imágenes elocuentes y líneas concisas, aquí el arte emerge como una poderosa herramienta terapéutica y de preservación de la memoria histórica, confrontando el riesgo del olvido y develando las consecuencias devastadoras del trauma: el sueño fragmentado, el miedo opresivo, la angustia invasiva, siguen los autores de ‘Ecos del Silencio’.
“Este fanzine se erige como una denuncia colectiva de las miles de personas que han padecido las injusticias y las violencias ejercidas por el Estado venezolano. Es una obra que da voz a aquello que las víctimas no han podido expresar por la ausencia de palabras, el miedo, la persecución y la carencia de espacios seguros para relatar sus vivencias”, concluyeron sus creadores.
Este es el enlace para acceder a la pieza: https://heyzine.com/flip-book/5b093d6b6d.html
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