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Sindicatos se reúnen con Rousseff y ratifican protestas del 11 de julio

En la reunión participaron dirigentes de la Central Única de Trabajadores, CUT, de Fuerza Sindical y otras organizaciones, que explicaron que durante la reunión con Rousseff se hizo un análisis de la situación generada por las protestas que desde hace dos semanas estremecen al país.

26 de junio de 2013 Por: Elpais.com.co | Resumen de agencias

En la reunión participaron dirigentes de la Central Única de Trabajadores, CUT, de Fuerza Sindical y otras organizaciones, que explicaron que durante la reunión con Rousseff se hizo un análisis de la situación generada por las protestas que desde hace dos semanas estremecen al país.

Los representantes de las principales organizaciones sindicales de Brasil fueron recibidos este miércoles por la jefa de Estado, Dilma Rouseff, y tras la reunión ratificaron la jornada de protestas que han convocado para el próximo 11 de julio.En la reunión participaron dirigentes de la Central Única de Trabajadores, CUT, de Fuerza Sindical y otras organizaciones, que explicaron que durante la reunión con Rousseff se hizo un análisis de la situación generada por las manifestaciones que desde hace dos semanas estremecen al país.Sin embargo, el presidente de Fuerza Sindical, Paulo Pereira da Silva, dijo que la mandataria declinó conversar sobre las demandas que plantean los sindicatos."Simplemente la presidenta escuchó a los sindicatos, se levantó y se fue", pues alegó que tenía otro compromiso, declaró a periodistas Pereira da Silva.El presidente de la CUT, Vagner Freitas, desvirtuó en parte de esa versión y explicó que la reunión con Rousseff "no había sido convocada para discutir las pautas de los trabajadores" , sino para "analizar el actual momento político del país".Freitas señaló que los sindicatos sí puntualizaron que en esa discusión "deben ser tomados en cuenta los intereses de todos los trabajadores organizados" en torno a los sindicatos.Pese a sus divergencias sobre los resultados de la reunión con la presidenta, los sindicatos ratificaron la "jornada de luchas" que han convocado para el próximo 11 de julio, a la que hasta ahora se han adherido, además de la CUT y Fuerza Sindical, otras tres grandes organizaciones sindicales.En esa "jornada de luchas" pretenden exigir una reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, la modificación de una ley que reduce las pensiones de quienes se jubilan prematuramente y que sea archivado un proyecto de ley que permitiría a las empresas ampliar el número de trabajadores "tercerizados".Algunos sindicatos también reivindican medidas para reducir la inflación, que consideran como la principal preocupación de los trabajadores actualmente, y, así como los manifestantes, exigen mayores inversiones públicas en educación, salud y transporte.El ministro de Trabajo, Manoel Dias, quien participó en la reunión, dijo que el Gobierno intentará negociar con los sindicatos a fin de "convencerles" de que cancelen las protestas."Creo que la negociación es fundamental y, en la medida en que se dialogue con toda la sociedad, se podrán encontrar caminos que van a llevar a las soluciones para todos los problemas", declaró. La fuerza detrás de las protestas en BrasilLa fuerza detrás de las mayores protestas ocurridas en Brasil en décadas es un grupo heterogéneo de estudiantes, organizaciones sociales y partidos minoritarios de izquierda que quieren afianzar el movimiento para cumplir su sueño de cambiar el país.El movimiento carece de un portavoz o un grupo impulsor claro y se articula por internet, con Facebook a la cabeza.Ese carácter comunal se puso de manifiesto, por ejemplo, en una reunión de unas 3.000 personas, según sus cálculos, celebrada el martes tras el horario de trabajo en una plaza de Rio de Janeiro, abierta a todo el mundo.En ella cada persona que quiso pudo exponer sus reivindicaciones, desde la lucha contra la corrupción, hasta más presupuesto para salud y educación, y la crítica a los gastos para los grandes eventos como el Mundial de Fútbol 2014 o los Juegos Olímpicos de 2016.Pero la pregunta más urgente fue qué rumbo tomar en las próximas manifestaciones, según explicó Rian Rodrigues, uno de los miembros del Foro de Luchas contra el Aumento del Pasaje, que organizó el acto.Sorprendidos por su propio éxito, Rian mostró su ilusión por trabajar para que el movimiento y las protestas "perduren lo más posible" con el objetivo de transformar Brasil, aunque reconoció que "debemos ser específicos" en las reivindicaciones.Rian consideró la movilización "un hito" en la historia brasileña. El jueves de la semana pasada las manifestaciones alcanzaron su punto álgido, con una participación de 1,2 millones de personas en todo el país.Quienes han salido a las calles son mayoritariamente jóvenes, con estudios superiores y movilizados por las redes sociales, según una investigación de la empresa privada de estadística Ibope."Este proceso liberó una gran energía, falta evaluar cómo tiene continuidad el proceso", dijo Iván Valente, presidente del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y diputado federal por Sao Paulo, una de las fuerzas de la izquierda opositora que también se encuentra detrás de las manifestaciones.A pesar de que las protestas se consideran apartidistas, algunos partidos minoritarios de izquierda participan en las manifestaciones porque se identifican con las reclamaciones.Para Valente, "los partidos de la derecha opositora no tienen un discurso unido para capitalizar este descontento" y "el espacio que queda a la izquierda" de la actual coalición de Gobierno "es mayor incluso de lo que el PSOL puede ocupar".En ese "espacio" tiene cabida, por ejemplo, el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) , de inspiración troskista y también presente en las protestas."El problema de Brasil es que la riqueza va para los bancos, el sector automovilÍstico (...) Para cambiar eso, el pueblo debe estar en la lucha, colocar (en el centro) a los trabajadores con sus reivindicaciones", declaró el presidente del PSTU, José MarÍa de Almeida, en conversación telefónica.Para el líder del PSTU, "los partidos y las organizaciones que estén al lado del pueblo se van a fortalecer, pero eso debe llevar un cierto tiempo" ."El movimiento comienza a ganar nuevos contornos, más complejos", según Iván Valente.Los próximos días serán claves para definir el futuro de estas manifestaciones, así como el devenir de unos partidos políticos minoritarios con ganas de luchar y en los que algunos de los descontentos brasileños pueden encontrar una nueva identificación.

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