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Presidente italiano renuncia a su cargo y se abre pugna por el sucesor

La elección presidencial constituye un momento solemne para Italia, pues la función de presidente en una democracia de carácter parlamentario suele ser ocupada por un mediador político y también un garante de la Constitución.

14 de enero de 2015 Por: Elpais.com.co | AFP

La elección presidencial constituye un momento solemne para Italia, pues la función de presidente en una democracia de carácter parlamentario suele ser ocupada por un mediador político y también un garante de la Constitución.

El presidente italiano Giorgio Napolitano renunció este miércoles a su cargo a causa de su edad y tras haber garantizado por casi un decenio la estabilidad política en Italia, con lo que se abre una fase incierta de pugnas por su sucesor. La carta de renuncia fue presentada a la presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Boldrini, quien deberá convocar una asamblea conjunta con el Senado y los representantes de 20 regiones para la elección de su sucesor en un plazo de quince días. Napolitano, que este año cumple 90 años, había anunciado su decisión en un mensaje a la nación por el fin de año. La renuncia del presidente, veterano militante antifascista, también había sido anticipada el pasado martes por el jefe de gobierno italiano, Matteo Renzi, ante el Parlamento Europeo donde elogió su trayectoria. El cargo será ocupado en forma transitoria por el presidente del Senado, Pietro Grasso. La elección del sucesor de Napolitano será difícil ya que la derecha y la izquierda no han logrado, al parecer, ponerse de acuerdo hasta ahora sobre un candidato de consenso. El candidato al cargo más importante y estable del país, con mandato de siete años, es tradicionalmente una personalidad por encima de los partidos y una figura que garantiza el equilibrio de la vida política, ya que es la única persona con derecho a disolver el Parlamento y a convocar elecciones legislativas anticipadas. Una fase delicada y difícil para Italia "Se trata de una fase delicada y difícil" para Italia, reconoció Renzi, quien delineó las características del futuro jefe de Estado: "Debe ser un árbitro equilibrado y sabio", dijo. Las votaciones para remplazar al excomunista Napolitano, quien aceptó reluctante el segundo mandato en febrero del 2013 debido a que las fuerzas políticas no lograron un acuerdo, son secretas. Los parlamentarios suelen liberarse de la disciplina de partido, por lo que históricamente no ha sido fácil llegar a una elección. En 1978, el popular y carismático socialista Sandro Pertini, fue elegido en la 16ª vuelta. Lanzar falsos candidatos, 'quemar' rivales y ocultar el nombre hasta último momento han sido tradicionalmente algunas de las estrategias para elegir a la personalidad que ocupará por siete años el legendario palacio del Quirinal. La elección presidencial constituye un momento muy solemne para la nación ya que la función de presidente, en una democracia de carácter parlamentario, suele ser ocupada por un mediador político y también un garante de la Constitución. Estas votaciones resultan además particularmente delicadas y obligan al primer ministro Renzi a medir su fuerza política. Entre los nombres que suenan para relevarlo figuran Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo; Carlo Padoan, ministro de Economía; Roberto Pinotti, ministra de Defensa y el exalcalde de Roma, Walter Veltroni. El nombre de Romano Prodi, dos veces jefe de gobierno y expresidente de la Comisión Europea, fue propuesto por algunos sectores del Partido Democrático, pese a la humillante derrota del 2013, por la traición de 101 parlamentarios de su propio partido. "Es evidentemente un gran honor que mi nombre circule, pero no es mi trabajo", declaró Draghi en entrevista al diario alemán Die Zeit publicada este miércoles. 1.009 "grandes electores" -630 diputados, 315 senadores, 5 senadores vitalicios y 58 representantes de 20 regiones - serán convocados para la elección del sucesor de Napolitano. Renzi, que espera que su candidato salga elegido en la 4ª votación, cuando es necesaria una mayoría simple de 505 votos y no de dos tercios como en las primeras tres rondas de votación, dispone de 415 parlamentarios. "Como ocurre en la elección de un papa, la elección del presidente de la República italiana es impredecible, pero al contrario de lo que ocurre en el Cónclave, no cuentan con la ayuda del Espíritu Santo", comentó este miércoles el diario La Stampa. "Italia sabrá encontrar un presidente a la altura de esa tarea", comentó por su parte el profesor Francesco Clementi, experto en derecho constitucional.

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