Panamá niega presencia permanente del Clan del Golfo en su territorio, pero reconoce que ha sido un año complejo en la lucha contra el crimen

Panamá negó este miércoles 31 de diciembre, que el Clan del Golfo, considerada la mayor organización narcotraficante de Colombia, tenga una presencia permanente en su territorio fronterizo, aunque reconoció un aumento sostenido de la presión ejercida por estructuras criminales colombianas en zonas sensibles, especialmente en la región del Darién.

La aclaración fue hecha por el ministro panameño de Seguridad, Frank Ábrego, durante la presentación del balance operativo de su cartera en la ciudad de Colón, tras ser consultado sobre el alcance de la actividad de este grupo armado en el país.

Según el funcionario, si bien se han detectado movimientos y aproximaciones de organizaciones ilegales en áreas limítrofes, no existe evidencia de que el Clan del Golfo haya logrado establecerse de manera estable en territorio panameño.

“El Clan del Golfo no tiene presencia permanente en ningún lugar de la República de Panamá”, afirmó Ábrego, aunque admitió que sus integrantes y otras estructuras criminales “sí han estado avanzando alrededor” de las garitas binacionales que comparten el Ejército colombiano y la Policía de Panamá en la frontera selvática.

El Clan del Golfo, designado como organización terrorista por Estados Unidos, ha sido vinculado por distintas autoridades a actividades como el narcotráfico hacia Norteamérica y Europa, la minería ilegal y el tráfico de migrantes a través del tapón del Darién, una de las rutas más peligrosas y complejas de la región.

Además, se le atribuye la instalación de minas antipersonas en cercanías de puestos de control fronterizos, lo que ha incrementado los riesgos para las fuerzas de seguridad y las comunidades locales.

En su informe anual, el ministro Ábrego calificó 2025 como un año “particularmente desafiante” para Panamá, en gran parte por la sobreproducción de drogas en la región. Según explicó, Colombia ha registrado un aumento significativo en la oferta de cocaína, situación que ha intensificado la presión de las redes criminales sobre las fronteras, las rutas de tráfico y las poblaciones ubicadas en zonas estratégicas.

“Este incremento ha generado una mayor presión de las estructuras criminales sobre nuestras fronteras, las rutas y las comunidades aledañas”, señaló el funcionario, al tiempo que subrayó que el Estado panameño ha reforzado sus capacidades para enfrentar esta amenaza.

Pese a este contexto complejo, el ministro destacó que Panamá no ha cedido terreno frente al crimen organizado. De acuerdo con las cifras oficiales, durante 2025 se incautaron 118,6 toneladas de drogas, un resultado que incluye un decomiso histórico de 13.500 kilogramos realizado en noviembre, en una operación conjunta con Estados Unidos y Colombia.

Estas acciones se enmarcan en una estrategia regional de combate al narcotráfico, en la que Estados Unidos mantiene un despliegue militar para interceptar embarcaciones vinculadas a estas redes en el Caribe y el Pacífico oriental.

Dichas operaciones han generado controversia, luego de que Venezuela denunciara que el verdadero objetivo sería desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro, acusaciones que han sido rechazadas por Washington.

Mientras tanto, en el plano diplomático y de seguridad regional, el gobierno colombiano y el Clan del Golfo acordaron el pasado 5 de diciembre, en Catar, continuar conversaciones orientadas al desarme de esta organización y a la pacificación de los territorios bajo su influencia.

Este proceso hace parte de los esfuerzos del Estado colombiano por reducir la violencia asociada al narcotráfico y al control ilegal de economías ilícitas.

En este escenario, Panamá insiste en que, aunque enfrenta una presión creciente por parte de grupos criminales transnacionales, mantiene el control de su territorio y refuerza la cooperación internacional como uno de los pilares para contener el avance del crimen organizado en la región.