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La migración proveniente desde Venezuela a otros países como Colombia es una de las mayores razones por las que la comunidad internacional busca la salida de Nicolás Maduro del poder, que fue el principal mensaje del Grupo de Lima el pasado viernes. | Foto: Colprensa

VENEZUELA

Maduro, cada vez más aislado, ¿qué debe hacer Colombia?

Para los analistas, el Ejecutivo colombiano debe bajar el nivel de confrontación verbal con Maduro y concentrarse en promover, de la mano de otros países, acciones concretas para restituir la democracia en Caracas.

6 de enero de 2019 Por: Redacción de El País 

A diferencia de su antecesor, el presidente Iván Duque optó desde el comienzo de su mandato por hablar duro contra el régimen de Nicolás Maduro y asumir un liderazgo internacional para promover el aislamiento del mandatario venezolano y su salida del cargo.

Duque ha manifestado que no descansará hasta que el vecino país recupere la democracia y la libertad, para lo cual, junto al canciller Carlos Holmes Trujillo, está impulsado un cerco diplomático en contra de Maduro.

Esa estrategia se tradujo en la declaración anunciada el viernes por el Grupo de Lima, que tilda de ilegítimo el nuevo mandato de seis años que asumirá a partir del próximo 10 de enero.

Lea también: Juan Guaidó asume como presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela

Pero, más allá de los discursos, ¿qué resultados se pueden esperar de la estrategia de Colombia?, ¿qué acciones concretas puede asumir para promover el fin del régimen de Maduro?

Para el analista político John Mario González, si bien los trece países fueron contundentes al rechazar lo que está sucediendo en Venezuela, el documento no irá más allá: “Duque tenía la esperanza de que los países latinoamericanos rompieran relaciones con el régimen venezolano, pero la declaración no tocó ese tema”.

En su opinión, “aunque es contundente en varios apartes, es un comunicado insulso porque si bien habla de evaluar restricciones a los funcionarios, no significa nada. El Gobierno cubano navegó en América Latina con este tipo de restricciones”.

González asegura que el Mandatario colombiano debe bajar el nivel de confrontación verbal con el vecino país y concentrarse en analizar qué acciones concretas puede realizar con la ayuda de EE. UU. porque, agrega, es el único Gobierno con la capacidad de hacer algo contundente para recuperar la democracia en Venezuela.

Por eso, dice, resulta preocupante que el secretario de Estado de ese país, Mike Pompeo, se hubiese demorado tan poco tiempo en Cartagena discutiendo el tema con Duque y que las declaraciones de ambos tampoco hubiesen dado lugar a acciones reales.

Para el analista, el Jefe de Estado colombiano debe seguir promoviendo acciones como la que lideró para denunciar a Maduro ante la Corte Penal Internacional, que tuvo eco en varios de sus homólogos de la región.

De lo contrario, el incremento del tráfico de drogas, el refugio de grupos ilegales y la migración “son consecuencias graves que, sin relaciones diplomáticas de alto nivel para tratarlas, vamos a tener que lidiar porque no tenemos la capacidad militar para provocar al régimen venezolano y llevarlo a que cometa un error para legitimar el uso de la fuerza”.

¿Otra estrategia?

Iván Garzón, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana, sostiene que el Gobierno Duque ha puesto en la agenda de una manera más valiente y más decisiva el tema de Venezuela, que el de Juan Manuel Santos.

“Hay dos grandes frentes que está trabajando y me parece que lo ha hecho bien. En el interno, hay una política de atención a la migración venezolana y en el externo se ha dedicado a contribuir para generar un consenso alrededor del retorno de la democracia y la libertad en ese país”, asegura.

De igual forma, el experto añade que es probable que este año se dé un desenlace del Gobierno Maduro, porque se ha quedado sin oxígeno, pese al apoyo que le brindado algunas potencias: “Es un régimen que está muy aislado, porque el problema de la migración genera desafíos no solo para Colombia sino para toda la región”.

Añade Garzón que desde que el Mandatario colombiano decidió no enviar embajador a Venezuela las relaciones con Caracas están tan maltrechas que es difícil que se puedan deteriorar más. “Para el Gobierno puede ser muy positivo tener un tema que le dé visibilidad y liderazgo. Creo que lo está haciendo de manera correcta y la reunión del Grupo de Lima lo confirma, porque Colombia está jugando un papel importante en presionar diplomáticamente a Maduro”.

Jorge Iván Cuervo, experto en política y profesor de la Universidad Externado, considera que Colombia ha hecho un buen papel atendiendo de manera humanitaria a los migrantes venezolanos, pese a haber sido el país más afectado por ese fenómeno, a través de medidas como otorgarles permiso especial de permanencia, afiliarlos a salud, facilitarles el acceso a la educación y permitirles trabajar.

“Creo que ahí ha habido continuidad entre este y el anterior Gobierno, para no abordar el tema unilateralmente sino en el contexto del sistema interamericano. En un momento Santos promovió el Consejo Permanente de Cancilleres y Duque quizá escaló el tema más allá, con la posibilidad de aplicar la Carta Interamericana”, dice.

De acuerdo con el analista, lo que no se puede hacer es condenar económicamente a Venezuela, porque se afectaría a la población civil, incrementando la migración a los países de la región y especialmente a Colombia.

Según él, pese a la declaratoria desde Lima, Maduro continúa teniendo legitimidad en su país. “Me parece un error hablar de que es una dictadura, más bien hablaría de un Gobierno autoritario, porque un dictador está contra la población en general”, añade.

Entre tanto, John Mario González asegura que el presidente Iván Duque tiene un contexto mucho más favorable que el que tuvo Juan Manuel Santos, a quien le tocó lidiar con muchos gobiernos de izquierda, mientras que en el contexto actual de América Latina prima la derecha.

¿Diplomacia?

Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, considera que Colombia “está en el peor momento de las relaciones con Venezuela. No hay diálogo entre las cancillerías y los servicios consulares de Venezuela en Colombia son prácticamente inexistentes”.

“En el corto plazo vamos a tener muchísimos problemas y es sabido que las Fuerzas Armadas de Venezuela viven tentando a los cuerpos militares de Colombia, pero hay una orden muy clara del presidente Duque de evitar un choque con ellos”, agregó.

Juan Guaidó, diputado por el partido opositor Voluntad Popular, fue propuesto ayer como presidente a la Asamblea Nacional de Venezuela. Tras recibir el respaldo del Grupo de Lima, el ente elegía ayer su nueva junta directiva.

Las alternativas de Colombia

A menos que hubiera una intervención militar en el vecino país --posibilidad que el presidente Iván Duque-- ha descartado de tajo, las únicas alternativas que la comunidad internacional tienen para promover la salida de Nicolás Maduro del Gobierno de Venezuela, son de tipo político y económico.

Por eso, como ya lo ha anunciado el Mandatario colombiano, su Gobierno viene trabajando para que cada vez más países se sumen a ese tipo de acciones.

Una de ellas es la demanda que Colombia, junto con Argentina, Chile, Paraguay, Perú y Canadá, presentaron en contra del Gobernante del vecino país ante la Corte Penal Internacional, CPI, en septiembre pasado.

De igual forma, la declaración promulgada el viernes pasado por el Grupo de Lima es otra de las estrategias de Bogotá, aunque el Gobierno colombiano esperaba que a ella se hubiera sumado el rompimiento de relaciones.

Sin embargo, no se descarta que ese sea el siguiente paso, si desde Caracas se afianzan la represión hacia los venezolanos y de las medidas de ‘reciprocidad’ que tome hacia los países firmantes de la declaración, sobre todo para Colombia.

Y en cuanto a las acciones de tipo económico, que incluyen sanciones como las que ya ha adoptado el Gobierno de Estados Unidos, la dicho el viernes desde Lima sentencia: “elaborar listas de personas naturales y jurídicas con las que entidades financieras y bancarias de sus países no deberán operar o deberán tener una especial debida diligencia, prevenir su acceso al sistema financiero y, de ser necesario, congelar sus fondos y otros activos o recursos económicos”.

Sin embargo, como ha demostrado el caso cubano, que lleva décadas sometida a esas sanciones, ninguna de esas acciones garantiza la caída de un régimen.

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