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¿Qué tan cerca está el camino hacia la paz en Colombia?

Analistas creen que hay un mejor ambiente, aunque advierten varios obstáculos. El 2012 sería el año de las decisiones.

28 de agosto de 2011 Por: Redacción de El País

Analistas creen que hay un mejor ambiente, aunque advierten varios obstáculos. El 2012 sería el año de las decisiones.

Las esperanzas de paz apuntan a una misma fecha: el 2012. Esos doce meses, según expertos en conflicto armado, serán cruciales para que Colombia inicie un posible acercamiento con las guerrillas. Lo es, porque no es un año de campañas ni elecciones. Está libre de protagonismos políticos y da paso a una segunda etapa del gobierno de Juan Manuel Santos: la de los resultados. Pero, en medio de estos vientos de optimismo que hoy se cuelan en varios sectores políticos y civiles, la pregunta que se hace el país más violento de América Latina es ¿qué tan cerca estaría un acuerdo para acabar la guerra?No está tan lejos como en el gobierno de Álvaro Uribe, pero aún no existen las condiciones para lograrlo. Así lo consideran los analistas. León Valencia, director de la Corporación Nuevo Arco Iris, por ejemplo, explica que hoy existen algunas ventajas como la actitud abierta de Santos, las reformas para reparar a las víctimas y la realidad de unas guerrillas que ya no son tan fuertes y poderosas como hace 20 años. Eso permite -según Valencia- que el Gobierno pueda imponer condiciones. Requisitos que el Presidente ha calificado como inamovibles: la liberación de los secuestrados y el cese al fuego y al narcotráfico. ¿Accederían los grupos armados ilegales a estas peticiones? “Tan sólo palabras...”El pasado 14 de agosto, en el encuentro de paz que se realizó en Barrancabermeja, se leyó un comunicado de ‘Alfonso Cano’. El máximo jefe de las Farc se comprometió a “entregar todas las energías para que se despejen las rutas del diálogo”. Sin embargo, de la liberación de los secuestrados y del resto de condiciones del Gobierno no dijo ni una frase. Dicha actitud fue vista como una falta de interés real en la paz. “Es más de lo mismo”, dice el director de la Fundación Seguridad y Democracia, Alfredo Rangel. Para el experto, que hace unos meses reveló que las acciones de las guerrillas se habían incrementado en un 34%, los comunicados de ‘Cano’ sólo buscan un protagonismo político. “No deberíamos hacernos muchas ilusiones. Estas guerrillas no han demostrado nada, siguen con los secuestros y los actos violentos”. A pesar de que el presidente Santos ha insistido en que las puertas del diálogo no están cerradas con llave, sí ha dejado claro que hoy no existen las “condiciones apropiadas”, pues los grupos armados ilegales no han demostrado querer el fin de la lucha armada. Entonces, los anuncios de las Farc serían parte de una estrategia. Eso es lo que asegura el ex militar John Marulanda. Afirma que se trata de un plan que incluye tres pasos: incrementar las acciones violentas para demostrar que están fuertes, luego mandar comunicados sobre su interés en una salida negociada y por último buscar organizaciones políticas y ONGs que hagan eco a su propuesta. Así, lo que buscan -declara Marulanda- es que se hable de su “buena voluntad”. Sin embargo, hay quienes sostienen que las Farc sí podrían acceder a la liberación unilateral de aquellos que siguen en la selva, pues eso constituiría un gesto de paz, que sería bien visto en el país y en el resto del mundo. Hace unos días la ex senadora Piedad Córdoba insistió en el tema y le envió una carta al Secretariado de las Farc para recordarle esta petición. El representante Iván Cepeda también parece optimista. Declara que hoy el país sí tiene un ambiente y unas condiciones propicias para una liberación de los secuestrados y un acuerdo de paz. “Hay visos de voluntad en ambas partes. El presidente Santos no cree que la única salida sea la lucha armada y en las Farc hay un cambio generacional, una actitud más ideóloga y menos radical”. El fantasma del CaguánEn medio de esas voces esperanzadoras que creen en una futura negociación, el país también enfrenta una cadena de obstáculos, que hoy se constituyen como los enemigos de la paz. El principal: el fantasma del Caguán. El fracaso del ex presidente Andrés Pastrana y la famosa ‘silla vacía’ siguen presentes en la mente de miles de colombianos que hoy insisten en la mano dura. Ariel Ávila, coordinador del Observatorio del Conflicto Armado, define la situación en una frase: “Hoy, en el país la palabra negociar significa debilidad”.El Gobierno Nacional tendría la difícil tarea de iniciar un acuerdo que para los ciudadanos no sea otro proceso de injusticia e impunidad y que, a la vez, resulte viable para las guerrillas. Y es que no se puede creer en la generosidad de estas redes armadas -advierten expertos-. “El país no va a extender otro cheque en blanco como en el Caguán, pero sí hay que pensar en qué va a ceder”, dice Ávila. En ese sentido, los guerrilleros no estarían dispuestos a iniciar un acuerdo que les ofrezca salir de la selva para cumplir mínimo ocho años de cárcel o, incluso, ser extraditados, como ocurrió con los jefes ‘paras’. Haría falta, entonces, un marco jurídico para llevar a cabo la negociación, pues la ley no concibe indultos para los delitos de lesa humanidad que han cometido estas organizaciones armadas. Además, para el país es claro las Farc y el ELN dejarían las armas a cambio de espacios políticos.Algunos sectores creen que dicha petición de las guerrillas podría ser viable. Incluso, Santos los ha invitado a combatir “desde la democracia”. Al tiempo que la sociedad civil, a pesar de su desconfianza, podría ceder dichos espacios. Según una encuesta de la Fundación Indepaz y la Universidad de los Andes, el 70% de los colombianos estaría de acuerdo con el ingreso de guerrilleros a la política con tal de que se termine la guerra. Débiles, pero no derrotadasLos golpes a la estructura de las Farc que se lograron entre el 2008 y el 2010 generaron en el país un ambiente de triunfalismo frente a una posible derrota militar. Sin embargo, el cambio de estrategia de la guerrilla y el daño que han causado en departamentos como el Cauca, Nariño, Arauca y Caquetá han advertido que el ‘fin del fin’ no está tan cerca. Para el analista Camilo González Posso es evidente que las guerrillas están débiles, pero no derrotadas. “Ese cuento de que las Farc estarían dispuestas a negociar porque se sienten es desventaja no es cierto. No se van a rendir tan fácil”. El experto recuerda que ni siquiera el ELN, que hoy tendría unos 2.500 miembros, ha dejado la lucha armada. “Ha mandado comunicados de querer dialogar, pero no más”, señala. Hoy, las Farc cuentan con unos 11.000 hombres armados -9.000 menos que en el 2000-, pero se estima que entre milicianos y movimientos de masas el número de integrantes sería más de 30.000. Incluso, la Corporación Nuevo Arco Iris sostiene que en los primeros seis meses del 2011 los ataques de las Farc aumentaron en un 17%. Es decir, que no estarían en tanta desventaja a la hora de dialogar. Otro de los retos que enfrentaría el Gobierno Nacional en un futuro escenario de paz es acabar con el cordón umbilical que hoy une a las guerrillas con el narcotráfico. Se estima que más del 60% de las finanzas de las Farc dependen del tráfico de drogas. En el caso del ELN, este porcentaje podría ser hasta del 90%. Esa narcotización de las guerrillas, como la llama el ex ministro de Defensa Camilo Ospina, impediría una negociación. “Hay frentes como el 29, el 1, el 10 y el 16 que se han convertido prácticamente en bacrim. Uno no entiende cómo es que van a acabar con este negocio”. Ospina también advierte que un acuerdo de paz con el ELN sería mucho más difícil que con las Farc, pues esta primera organización no tiene capacidad de mando. “Ellos están descentralizados, cada uno por su lado y así no es posible hablar de paz”.La sociedad civil, los dirigentes y las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos esperan que este camino de obstáculos hacia la paz logre despejarse el próximo año, cuando el nacimiento de guerrillas como las Farc ya cumpla su aniversario 48.“Hay que seguir insistiendo”Las recientes declaraciones tanto del Gobierno Nacional como de las guerrillas frente a un posible diálogo de paz, tiene hoy a los familiares de los secuestrados con nuevas esperanzas. Sobre todo, porque la principal condición para lograr dicha negociación es que todas las personas que siguen en cautiverio regresen a sus hogares. Esperanza, madre de uno de los sargentos secuestrados en la toma a Miraflores (Guaviare) -el 3 de agosto de 1998-, dice seguir ilusionada por el regreso de su hijo, al tiempo que le pide al presidente Juan Manuel Santos no abandonar su interés por un acuerdo. “Debemos seguir insistiendo. Las Farc saben que tienen que liberarlos a todos. Por eso, no se puede perder la fe ni la voluntad”. No obstante, algunos sectores advierten que antes de iniciar una liberación, es necesario que las guerrillas -en este caso las Farc- le cuenten al país el número real de las personas que siguen en cautiverio, pues la única cifra que se conoce es que habría unos 19 uniformados.

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