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‘Palacio de justicia desclacificado’: Los hallazgos desconocidos de la toma que hace poco cumplió 40 años de ocurrida

Andrés Felipe Carmona, autor del libro, afirmó que la investigación podría reabrir debates sobre la relación entre narcotráfico, guerrilla y Estado durante aquellos días del 6 y 7 de noviembre de 1985.

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‘Palacio de Justicia Desclasificado’, un libro del periodista y productor de archivos Andrés Felipe Carmona
Palacio de Justicia Desclasificado, un libro del periodista e investigador Andrés Felipe Carmona. | Foto: Andrés Felipe Carmona

10 de dic de 2025, 04:27 p. m.

Actualizado el 10 de dic de 2025, 04:36 p. m.

Cuarenta años después de la toma del Palacio de Justicia, siguen apareciendo piezas clave para comprender uno de los episodios más dolorosos del país. En su libro Palacio de Justicia Desclasificado, el periodista e investigador Andrés Felipe Carmona tuvo acceso a registros inéditos, incluidos documentos judiciales, informes de inteligencia y comunicaciones oficiales que nunca antes habían sido divulgados.

Durante más de dos años, Carmona reconstruyó la historia desde cientos de folios, entrevistas y testimonios que permanecían ocultos en expedientes.

‘Palacio de Justicia Desclasificado’, un libro del periodista y productor de archivos Andrés Felipe Carmona
Andrés Felipe Carmona, periodista y productor de archivos. | Foto: Andrés Felipe Carmona

¿Cómo nació la idea de escribir este libro y cómo empezaste a acceder a estos archivos del Palacio de Justicia?

Esta investigación arrancó hace dos años y medio, cuando empecé a acceder a unos papeles judiciales, en especial a un proceso que le llevaron en la época a los guerrilleros del M-19 que se tomaron el Palacio de Justicia. Eran jueces de instrucción criminal y fue una investigación que arrancó desde el mismo momento en que ocurrieron los hechos, el 6 y 7. Ya el 8 hubo un primer oficio dando apertura formal al caso.

A partir de ahí empecé a hacer un estudio juicioso del primer expediente al que accedí, estaba compuesto por 182 carpetas, cada una con 15 o 20 PDF. Afortunadamente me lo entregaron digitalizado, entonces no tuve que hacer ese proceso manual que suele ser tortuoso.

Comencé con una lectura página por página y encontré documentos muy valiosos que permitían entender mejor lo que había sucedido 38 años atrás, ahora 40.

Llegué más o menos hasta el cuaderno 12, pero se estaba volviendo muy difícil consultarlo. Entonces fui sacando papeles sueltos y armé una carpeta de unos 210 documentos de interés.

Luego hablé con amigos buscando una solución informática que me permitiera analizar más rápido. Conseguí una plataforma en la que vertí todos los archivos. Terminaron siendo casi 3000 en una aplicación que me permitió hacer una búsqueda más inteligente: por palabras clave, fechas o lugares. Eso agilizó todo. Gracias a eso hallé focos importantes, como las dos cartas de Gustavo Petro.

‘Palacio de Justicia Desclasificado’, un libro del periodista y productor de archivos Andrés Felipe Carmona
Nuevas pruebas sobre el M-19, Pablo Escobar y el Palacio de Justicia salen a la luz. | Foto: Andrés Felipe Carmona

¿Qué decían esas cartas?

La carta, del 8 de noviembre de 1987, fue escrita por Petro al juez 30 de instrucción criminal, el primero que se echó al hombro la investigación del Palacio entre 1986 y 1989, junto con otros jueces que después también realizaron actuaciones en el caso. La escribió desde la cárcel La Modelo. Petro dice que estaba preso para la época de los hechos del Palacio y que, cuando redactó esta carta, todavía seguía detenido.

Él afirma que no pudo haber participado en la toma porque el 22 de octubre de 1985 militares de la Brigada 13 se metieron al barrio Bolívar 83 de Zipaquirá y allanaron, según lo que él dice, más de 50 viviendas sin orden judicial. En ese contexto, cayó preso. Por eso sostiene que no tuvo nada que ver con el Palacio y que sus únicos ‘delitos’ básicamente fueron haber ayudado a la comunidad en la construcción de ese barrio.

La otra carta corresponde a un Petro ya miembro de la Alianza Democrática —el partido político después de la firma de paz del M-19—. Le escribe al juez diciéndole que necesita que le certifique su situación judicial para posesionarse como representante a la Cámara, porque le seguían apareciendo órdenes de captura del DAS.

‘Palacio de Justicia Desclasificado’, un libro del periodista y productor de archivos Andrés Felipe Carmona
Palacio de Justicia Desclasificado, un libro del periodista y productor de archivos Andrés Felipe Carmona. | Foto: Andrés Felipe Carmona

Ese capítulo sobre Petro y las cartas es muy interesante porque muestra sus dos facetas. La faceta guerrillera, en la que ofrece sus explicaciones en torno a por qué no tuvo nada que ver con el Palacio. Incluso relata que el día de la toma observó helicópteros sobrevolando el patio noveno de la cárcel La Modelo, donde llevaba dos semanas detenido.

También recuerda que el 21 de febrero, antes de su captura en 1982, había estado muy alerta ante su posible detención. Y que, por ejemplo, el 20 de junio, unos meses antes de su captura definitiva en 1985, durante el paro cívico, dice que se vio obligado a permanecer en el barrio Bolívar 83 junto a sus residentes, quienes le ofrecían protección. Cuenta que el F2 —la inteligencia de la Policía— lo perseguía, al igual que los militares. Y ya después la carta de un Petro político muestra su transición a la vida civil y pide que se aclare ante la justicia su situación legal.

¿Cuáles hallazgos puntuales de la investigación lo inquietaron y se destacan en su libro?

Lo primero es que el libro confirma que existió una relación funcional —como lo han dicho los exdirigentes del M-19— entre el M-19 y Pablo Escobar, a través de Iván Marino Ospina.

Para la Comisión de la Verdad, y dentro de la investigación que yo hice, aún cuando hay sospechas sobre el supuesto financiamiento de los narcos para la toma, esa es una gran deuda que dejó sin resolver la justicia ordinaria. Porque la Comisión de la Verdad, que hizo una investigación histórica de los hechos en 2005, concluyó que no les cabía duda de que sí hubo financiación. Pero la justicia ordinaria, en las actuaciones que tuvo y que ha tenido en el caso, no ha llegado a confirmarlo.

Lo que sí revela este libro, por primera vez y por viva voz de sus exdirigentes —hablo de tres en particular: Otty Patiño, Rosemberg Pabón y Antonio Navarro Wolff— es que sí hubo unos vasos comunicantes, una relación funcional entre el M-19, a través de Marino Ospina, y Pablo Escobar. O sea, que sí existió relación. Lo que está por confirmarse todavía es esa relación con el narcotráfico.

Lo segundo que considero que el libro ayuda a despejar es la puesta en escena de los militares en la Plaza de Bolívar con sus mejores hombres accediendo al Palacio en tierra. Yo revelo que, para esa época, ya llevaba un año en vigencia un Manual de Operaciones Especiales Conjuntas, liderado por Víctor Delgado Mallarino, que en ese momento era el director de la Policía. La idea era que todas las fuerzas —Policía, Fuerza Aérea, Ejército, Armada— se unieran bajo un solo manual, una sola doctrina, en casos donde la seguridad nacional se viera vulnerada o en riesgo. Y la toma del Palacio de Justicia fue la primera gran prueba de ese manual. Fue una especie de piloto real donde lo pusieron en marcha. Eso explica el uso de los seis tanques en la Plaza de Bolívar, el descenso de hombres de la Policía por la terraza del Palacio en varios viajes de helicóptero y también el acceso de grupos especiales hacia el cuarto piso, donde estaban los magistrados.

Lo tercero que cuenta el libro es todo lo que ocurrió en la Casa del Florero. En la revisión que hice de los expedientes judiciales llevamos testimonios de personas que fueron llamadas por los jueces para hablar sobre lo que pasó allí. Hay detalles muy ricos: desde quienes empezaron a entrar primero hasta quienes salieron de últimos. Por ejemplo, cuentan que el segundo día la Casa del Florero apareció casi perfecta, como si no hubiera sucedido nada el 6. Y a eso se suma el capítulo de Irma Franco. Estos dos temas van muy de la mano. En un segundo bloque sale a la luz una declaración judicial del 94, con un croquis dibujado a mano, donde podría estar el cuerpo inhumado de Irma Franco, en un área de la Escuela de Servicios Logísticos. Cuando yo encuentro eso y empiezo a cruzar información, identifico que precisamente la JEP está poniendo los ojos en esa escuela. Entonces ahí pueden haber luces para la familia de Irma, por lo menos para seguir insistiendo en ese sitio y avanzar decididamente en esa área para poder encontrarla.

‘Palacio de Justicia Desclasificado’, un libro del periodista y productor de archivos Andrés Felipe Carmona
El autor accedió a archivos desconocidos sobre la toma del Palacio de Justicia. | Foto: Andrés Felipe Carmona

El cuarto punto tiene que ver con el rol de los bomberos, y ayuda a explicar por qué el incendio tomó tanta fuerza. A partir de los testimonios de los bomberos —en entrevistas judiciales y en informes del Cuerpo de Bomberos de Bogotá rendidos ante la justicia en el 86 y el 87— se sabe que los primeros que llegaron a la escena tendieron mangueras y trataron de acceder al Palacio, pero se toparon con militares que no los dejaron ingresar. Básicamente tuvieron que regresar a la estación porque los militares no les permitían pasar en los primeros minutos y horas de la emergencia.

El quinto punto es la reunión de declaraciones con expresidentes a partir de lo que Belisario Betancur hizo. Betancur habló con todo el mundo buscando, seguramente, un consenso político. Habló con Luis Carlos Galán —de hecho, tenemos el capítulo de Galán con toda su declaración detallada— y también están las declaraciones de Álvaro Gómez Hurtado, quien le contó a los jueces su diálogo con Belisario. Además, están las entrevistas que tuvo Betancur con Carlos Lleras Restrepo, con Turbay. Cada expresidente tiene un capítulo con sus declaraciones judiciales contando ese diálogo.

Y otro punto que considero que le va a gustar mucho a la gente, es el capítulo sobre Carlos Lehder y una entrevista desde la clandestinidad que me encontré en estos papeles judiciales que remiten en 1988 desde Estados Unidos. El cónsul de la época envió al Ministerio de Relaciones Exteriores una entrevista que le pasó un fiscal con el que se entrevistó en Estados Unidos y que, en ese momento, hacía parte de un proceso que tenían abierto contra Carlos Lehder allá.

Un juez aquí lo que hizo fue preguntarle a la Cancillería: “Oigan, en Estados Unidos, en el proceso que le llevan a Carlos Lehder, ¿hay menciones a la toma del Palacio de Justicia?”. Entonces el cónsul hace el trabajo juicioso, las diligencias y responde en un oficio que no hay menciones a la toma del Palacio de Justicia, pero que sí hay una entrevista de Carlos Lehder hablando del M-19.

Esa entrevista es muy interesante porque muestra a un Lehder totalmente distinto al de hoy. Entre todos los temas, él habla del M-19 y muestra su afinidad política con el movimiento en la época. Y también responde textualmente para explicar por qué volvió de la clandestinidad: “He regresado para hablar con mi comandante Iván Marino Ospina”. Así lo dice. Y está soportado en la entrevista completa de más de 30 páginas.

Y la última tiene que ver con los papeles de inteligencia del Ejército y del DAS, que muestran todos los seguimientos de la época al M-19. Es como un retrato del grupo desde la inteligencia, y eso no se puede conocer hoy si no es a través de una investigación a fondo en archivos.

‘Palacio de Justicia Desclasificado’, un libro del periodista y productor de archivos Andrés Felipe Carmona
El libro expone cartas de Petro y documentos que la justicia nunca resolvió. | Foto: Andrés Felipe Carmona

¿Qué fue lo más complejo de la investigación para usted como periodista?

Lo más complejo, me parece, es organizar la información. Puedes tener mucha información, puedes tener un tesoro en las manos, seguramente, pero si no logras procesarla, pues no haces nada. Ese era el desespero que yo tenía al comienzo de la investigación, porque yo decía: “Juepucha, aquí pueden haber cosas muy interesantes”.

Incluso un día hice el cálculo: cogí la calculadora y me puse a revisar; estuve mirando en internet, también en ChatGPT, cuánto me demoraría revisando ese expediente manualmente cada día, dedicándole ocho horas. Me botaba tres años y medio.

Afortunadamente logré hablar con amigos que conocen del tema tecnológico y me recomendaron ese software. Incluso tuve que aplicar para que me aceptaran; me hubiesen podido rechazar. Ese fue el principal obstáculo.

Segundo, tratar de mantener un equilibrio en los capítulos, porque el Palacio de Justicia siempre va a ser un tema muy politizado y que va a dividir mucho. Entonces tratamos de cuidarnos en que el capítulo saliera equilibrado: no se podía cargar ni para el lado de los militares, ni para el lado del M-19, ni para el lado del Gobierno. Era complejo. Mantener esa balanza entre las tres partes también me pareció retador.

¿Qué espera que pase con este libro?

Creo que pueden haber reacciones de lado y lado. Y como lo dice el prologuista Jorge Cardona, quien quiera entender muy bien qué pasó ese 6 y 7 de noviembre de 1985 debería darle un repaso a esta investigación histórica hecha desde las fuentes primarias, que son las más importantes a la hora de investigar.

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