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“Me voy con la frustración de no bajar los homicidios en Cali”: Fabio Castañeda

El general Fabio Alejandro Castañeda se va de Cali y de la Policía. A pocos días de quitarse el uniforme, habló con El País sobre su salida. Ya sin la presión del cargo, hizo un balance de su año y nueve meses en la ciudad.

29 de septiembre de 2013 Por: Redacción de El País

El general Fabio Alejandro Castañeda se va de Cali y de la Policía. A pocos días de quitarse el uniforme, habló con El País sobre su salida. Ya sin la presión del cargo, hizo un balance de su año y nueve meses en la ciudad.

Los generales también lloran. Debajo del uniforme verde oliva, de las estrellas en sus hombros, la pistola nueve milímetros en su cinto y la voz de mando con la que dan órdenes, hay hombres sensibles. Al general Fabio Alejandro Castañeda se le quiebra la voz. Los ojos se le aguan por las lágrimas contenidas. Intenta ser diplomático, pero su cara lo delata.El general está triste. Se va de Cali. Ya no será más el comandante de la Policía. Fue relevado el jueves. Tampoco está en la línea de mando de la Policía. Se va de la institución. “Me voy con sentimientos encontrados. Tengo nostalgia”. Y recuerda a la mujer que lo sacó a bailar salsa en El Calvario. Al niño que se le sentó en las piernas en una misa en el mismo sector. A los ocho policías que le han matado. “Esos recuerdos están, por eso mi corazón se queda en Cali”.El general Castañeda, quien en pocos días se quitará el uniforme que ha portado por más de 30 años, habló con El País sobre su salida. Ya sin la presión de su cargo, hizo un balance de su año y nueve meses en la ciudad. Por momentos se autocriticó, por otros fue crítico. Habló con sinceridad o cómo lo dijo él mismo “con el corazón en la mano”. Su relevo se debe al alto índice de homicidios en Cali, ¿es un señalamiento a su gestión como comandante?Así lo creo por la afirmación del Señor Presidente sobre los homicidios, pues después se esa afirmación se dieron las cosas. Pero lo que tenemos que hacer es reflexionar sobre qué está haciendo cada persona para mejorar las cosas en Cali. Esta es una ciudad de gente cálida, amable. En estos dos años hemos fortalecido la confianza en la ciudad. Y ha llegado confianza inversionistas. Yo me voy, gracias a Dios para que mi familia esté feliz.¿Por qué no se fue en febrero cuando presentó su renuncia, argumentado que quería estar más tiempo con su familia?No me fui por el cariño de los caleños, con todos esos mensajes, entonces pensé algo bueno se debe estar haciendo. Y me quedé con la ilusión de construir y ayudar a esta ciudad que me ha recibido con el corazón en la mano, no solo a mí sino a mi familia.Pero el ministro le había pedido que se quedara y ahora le dicen que se vaya.Él, en ese momento, interpretando el sentir de todos, me dijo quédese. Yo dije que me quería ir, ellos insistieron que me quedara unos meses más para ver como se estabilizaban los temas, especialmente el del homicidio. Y bueno me voy con esa frustración de que no les pude cumplir. Se lo digo con el corazón en la mano, me voy con la frustración de que a pesar de que lo intenté, no se logró. Me da pena con la ciudad, hay que reconocerlo. Y espero que al nuevo comandante le vaya bien.¿Cómo se enteró que ya no estaba en la línea de mando?El Director de la Policía me llamó y me informó tarde la noche del miércoles. Le agradezco ese detalle de que no me haya tenido que enterar por los medios. Cuando supe que no estaba entre la cúpula entendí el mensaje y lo recibo con cariño.El viernes que vino el Ministro me dio un mensaje muy bonito, de gratitud por haberme quedado, pero me dijo que él quería darle una dinámica a este tema y así lo entendí y se lo agradecí. Y le dije quien más se lo agradece es mi familia.Sus palabras dicen una cosas pero su cara dice otra: se ve triste. ¿No está siendo un poco diplomático, no se siente decepcionado, primero le piden que se quede y luego lo sacan de un momento a otro?Me voy con sentimientos encontrados. Tengo nostalgia, siento agradecimiento por el Gobierno de haberme dado la oportunidad de conocer esta ciudad y este Valle del Cauca, con esta gente tan especial. Es que he compartido con tanta gente especial, he bailado en El Calvario, tengo recuerdos de una señora de unos 50 años me abrazó cuando sonaba Cali Pachanguero y me dijo usted sí aprendió a bailar salsa. Entonces bailamos. Eso también pasó en el Sucre. Otra anécdota fue con un niño de 5 años que en una misa en El Calvario se me sentó en las piernas y cuando volví días después se me acercó y me mostró que tenía una foto que había salido de eso en El País. Me llenó de alegría. Lo monté en la camioneta a él y a otros niños. Esos recuerdos están. Mi corazón se queda en Cali. ¿Y no sienten que luego de tanto esfuerzo, como usted dice, de ese tiempo que dejó de estar con su familia por tanto trabajo, lo sacan por la puerta de atrás?No, no pienso esto. Los tiempos de Dios son perfectos, por algo se dan las cosas. Así lo interpreto y la que más gana es mi esposa. Fue el mejor regalo de cumpleaños que le dí, cuando le dije ese 25, que ya no seguía más, ella se puso contenta porque dijo que ahora sí puedo estar más tiempo con la familia. Ya me puso nostálgico. Es que saqué la sensibilidad de mis papás santandereanos, que son nobles.El karma de los homicidios¿Por qué en Cali nos seguimos matando?No podemos seguir diciéndonos mentiras, hay que quitarnos la máscara y reconocer que tenemos problemas enquistados. Uno es la intolerancia, la venganza, la falta de respeto por cultura ciudadana. Hay que colocarle más orden a la ciudad, en Tránsito se ha hecho algo pero faltan cosas, como la propuesta de que las motos circulen solo por el carril derecho. Mire la diferencia en el túnel mundialista, parece otra ciudad. Por qué ese comportamiento no lo tenemos en todo Cali.Siempre se busca cómo hacerle trampa a las reglas, vea lo que pasó con la discoteca que cerramos la semana pasada, cambiaron de nombre y empezaron a funcionar otra vez. Le buscan el quiebre a la Ley. A la Policía hoy le han dado más instrumentos y recursos, entonces ¿por qué no se le ha quebrado el espinazo al homicidio?El 60 % de los homicidios ocurre en el Distrito de Aguablanca, nadie le ha querido parar bolas a esa bomba de tiempo que es Aguablanca. En la zona de Siloé y la Sultana han mejorado los problemas, se ha hecho un trabajo con las pandillas y hay tendencia a la baja, en Terrón Colorado el tema de la captura de ‘Martín Bala’ (jefe de los Urabeños) generó una disputa por el reacomodamiento de las bandas.Pero en el Distrito, donde vive más de un millón de personas, falta mucho por hacer. Hay que revisar los temas de la escolarización, ¿qué hace un muchacho que no va a clases? Tiene 24 horas para pensar en lo malo.Nosotros, aunque no nos toca, hacemos nuestro mejor esfuerzo con esos muchachos, lanzando campeonatos de fútbol, haciendo labores de prevención con los niños. Si no lo hacemos, quién más lo hace. Hemos tenido ya dos reuniones con la Alcaldía en las que empezamos a trabajar en eso. El secretario de Gobierno ya se comprometió frente al Alcalde en que en sus temas iban a aportarle a la seguridad. Aportar en educación, salud, deportes. La seguridad tienen que estar acompañada de estos componentes.Usted dice que han cumplido funciones que no son las suyas, ¿será que dejaron solo en sus hombros dejaron el tema de la seguridad y de los homicidios?Pienso que en esos temas falta mucho más. El Alcalde está muy comprometido en los temas de la corresponsabilidad, es muy solidario, pero la gente que lo acompaña tiene que ser más solidaria. Es que la Policía no es la única sola, al mismo Alcalde tiene que rodearlo su gabinete y acompañarlo para que el tema de seguridad esté intrínseco e inmerso en el plan de desarrollo.¿Esa crítica va para los secretarios?Yo creo que sí. A excepción del Secretario de Tránsito, que hace su mejor esfuerzo, y el de Gobierno con quien hemos trabajando de la mano y que desde mi punto de vista siento que está comprometido en muchos temas, falta más compromiso y esfuerzo de otros secretarios. Hacer una revisión semanal y diaria de cómo está el aporte de las secretarías, el de planeación, el administrativo, el financiero, todos. También se necesitan más recursos.Hablando de los recursos, ¿cómo está la Policía en ese tema?A la Policía le dan $14.000 millones, lo mismo que daba el anterior gobierno. Cuando llegué aquí arranqué pidiendo $49.000 millones anuales y me pusieron el grito en el cielo.Entonces los anuncios de mayor inversión en seguridad se quedaron en promesas.Yo pienso que la olla debe rasparse rápido. El tiempo pasa y se deben buscar más recursos. Aquí falta alojamiento para los policías, mejorar las estaciones, de las 40 que tenemos al menos mejorar 15. Es que mire la estación de Floralia, El Lido, La Sultana, Siloé, tenemos que remodelarlas.¿Y qué piensa del número de hombres?Cali tiene seis mil hombres y creo que requiere al menos mil más y la mitad deben ser para la Sijín y la Sipol. Desde que llegué he estado insistiendo en que hay que fortalecer la policía judicial y la inteligencia.Ya se ha hecho un esfuerzo con el grupo de Objetivos de Alto Valor de la Dijín, que ha dado unos golpes importantes, pero también tenemos que fortalecer los grupos de la Sijín y atacar esas estructuras básicas del pandillismo, de las bandas delincuenciales. La Sijín de Cali necesita mínimo unos 400 hombres más, a eso súmele 100 hombres más para inteligencia, 100 para el Grupo de Infancia y Adolescencia, que solo tiene actualmente 120 miembros. La problemática es muy alta. El Gaula requiere unos 50 hombres más y se requiere otro personal de fuerza disponible para atender esas eventualidades como conciertos para que no se distraiga el plan cuadrante.Es que el plan cuadrante es la estrategia más importante de la Policía, pero se requiere de más persistencia.Aunque se reconocen los logros de ese plan, hay críticas porque uno ve dos barrios con un solo cuadrante.Ese es el reto que tiene el nuevo comandante, que es el de crecerlo. Hoy tenemos 330 cuadrantes, debemos pensar en 600.Es que la Policía con los relevos de tres turnos, las vacaciones y los servicios queda como en 3.500 policías cuidando la ciudad en los diferentes horarios. El esfuerzo debe ser mucho más consistente. Se debe rodear al nuevo comandante. El coronel Hoover Penilla es un buen hombre, con experiencia en inteligencia.¿Cuál fue su momento más difícil?El día que vi morir en manos de un delincuente disfrazado de estudiante al subintendente Martínez Trejos, al ver en las imágenes del CAD a ese individuo encapuchado disparando escondido detrás de un pupitre. Las muertes de mis policías, han sido ocho que han caído en actos del servicio, me han dolido mucho. ¿Qué le deja a Cali?Yo me voy con la satisfacción del deber cumplido. Si algo hemos logrado ha sido el acercamiento con la comunidad. Se derrotó la indiferencia y se creó conciencia. El Policía cada día es más efectivo. Le dejo una policía fortalecida.Usted hizo mucha empatía con empresarios, comerciantes, juntas comunales, ¿cómo lo logró?Metiendo el dedo en la llaga. Hay que ir donde están los problemas y hablar con la gente. Usted tiene un gran balance en las relaciones públicas, pero al mismo tiempo ha sido criticado por la cifra de homicidios, los problemas de microextorsión, de microtráfico.Esta es una ciudad donde la economía criminal cambió. Se dependía de los Martín Bala, El ‘Negro Orlando’..., de todos esos jefes que patrocinaban a sus mandos medios. Ellos movían la economía en los barrios, cómo esos caciques se fueron capturando, entonces quedan estos mandos medios y bajos con las armas circulando pues empieza las disputas por el reacomodo.Pero llevamos los últimos diez años echándole la culpa de los homicidios de la ciudad a los reacomodos de las bandas delincuenciales.Se debe trabajar con políticas públicas de prevención, disuasión y control. Pero las políticas públicas si llevamos diez años hablando de eso deberían venir desde atrás. Algo tan sencillo como la inversión en seguridad tiene un gran retraso de 20 años. Las barras”Hay que ver qué estamos haciendo en muchos temas, como el barrismo social. Un barrista es un líder, que si lo apoyamos lo convertimos en un líder positivo, pero si lo dejamos solo sigue destruyendo y siendo negativo”.”Sentí tristeza. Llevo un año y nueve meses hablando el mismo tema de tolerancia y me encuentro con estos grupos del Cali y América, que fueron convocados y los invito a que demos un mensaje al país de unión, de trabajo en equipo, que era lo que habíamos hablado por dos horas, y al unísono dicen que no, me parece absurdo. ¿Cuál es el mensaje de estos doce líderes?

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