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La paz no llegará con la firma del fin del conflicto: Ministro de Defensa

El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, habló del futuro que habría para la Fuerza Pública de lograrse un acuerdo en La Habana y de la actual situación de orden público.

23 de agosto de 2015 Por: Mary Fandiño y Miguel Garrido | Colprensa

El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, habló del futuro que habría para la Fuerza Pública de lograrse un acuerdo en La Habana y de la actual situación de orden público.

El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, llegó a ese cargo en un momento crítico, por el levantamiento de la tregua unilateral ofrecida por las Farc. Dos meses después, la situación parece más tranquila, al punto que el Cerac (Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto) ha destacado al último julio como el mes menos violento desde 1974.

Villegas ya ha protagonizado polémicas álgidas, como la ocurrida por los accidentes de las aeronaves de la Fuerza Aérea y de la Policía y la que despertó su propuesta para desescalar el lenguaje. 

Colprensa habló con el expresidente de la Andi sobre lo ocurrido desde su llegada al Ministerio de Defensa y sobre el futuro que habría para la Fuerza Pública, de lograrse un acuerdo en La Habana. El Ministro dijo estar convencido de que el fin del conflicto está más cerca de lo esperado, aunque no con ello la paz.

Usted llegó en uno de los momentos más difíciles del país en los últimos tiempos, por la oleada de atentados luego de un tiempo de tregua. ¿Cómo recibió el cargo? 

La decisión de decirle al presidente Juan Manuel Santos que sí con el Ministerio de Defensa partió de dos razones: una íntima mía y una externa. La íntima es que creo en el fin negociado del conflicto armado  y creo en ese fin con la misma óptica que en su momento tenía el hoy senador Alfredo Rangel (del Centro Democrático), quien aseguraba que solo era posible un acuerdo si se tenía una agenda cerrada con líneas rojas. Y tenemos una agenda de seis puntos que se están negociando y líneas rojas como el mantenimiento del sistema democrático, una Fuerza Pública que no esté comprometida ni amenazada con la negociación y, a la vez, la más poderosa de nuestra historia. 

La razón externa es que la cantidad de confianza que delega el Presidente a quien sea el Ministro de Defensa, hoy es tal que usted no tiene opción sino de aceptarla, saber cuál es el compromiso, la responsabilidad, hacerlo con entusiasmo y con toda dedicación, pero consciente del riesgo que se corre, tanto por el lado político como los inherentes al propio conflicto. 

Si recuerda usted ese pensamiento del senador Rangel, ¿a qué se debe que hoy él y el Centro Democrático estén tan distantes en el tema de la paz?

En los tiempos en que el senador Rangel era analista de los temas de conflicto colombiano decía que un proceso de paz no podía ser exitoso sino con una agenda cerrada y una fuerza pública poderosa. Ambas cosas están pasando y por eso yo soy optimista, el porqué de la oposición sólo lo pueden responder él y su partido.

El día que se pronunció sobre el accidente del Black Hawk hizo un fuerte llamado a los senadores Álvaro Uribe y Alfredo Rangel, ¿cómo está la relación con ellos?

Cuando llegué aquí dije que haré lo posible mientras este en el Ministerio por impedir que esas Fuerzas poderosas, profesionales y victoriosas sean usadas para hacer política. Hay intenciones de muchas partes para dividir la Fuerza Pública, pero no lo han logrado porque nuestros oficiales son profesionales y conscientes de su dependencia del poder civil, Los intentos los evidencian las filtraciones, que ponen en riesgo la vida de mujeres y hombres que sirven profesionalmente al Estado. Cuando hay esas noticias que buscan escándalo electoral, se pone en peligro la vida de pilotos, soldados, gente de inteligencia, por eso creo que el esfuerzo para que haya una férrea disciplina por dentro es indispensable, no para el Gobierno, sino para el futuro de nuestras Fuerzas.

De firmarse un acuerdo de paz ¿cuáles son los retos que asumirían las Fuerzas Armadas? y ¿cuál sería el rol que asumirían de no conseguirse esa firma?

Nuestra Fuerza Pública es la más poderosa de la historia, por lo tanto está completamente lista para asumir los dos roles. Si hay una firma, el ejemplo centroamericano es clarísimo: en Centroamérica se desmontó la Fuerza Pública al creer que firmados los acuerdos todo estaba solucionado y hoy tenemos que darles cooperación porque hay dificultades en la seguridad, en la lucha contra el crimen organizado, inclusive para las más sencillas labores policivas. Eso nos enseña que el posconflicto debe arrancar con unas Fuerzas que hagan varias cosas: garantizar la seguridad de los desmovilizados y de las comunidades; que llenen todos los vacíos que deja el conflicto, para que no lo hagan el crimen organizado o reductos armados que no acepten la negociación. 

Para el segundo escenario, que es el que tenemos hoy, las Farc han decretado un cese el fuego unilateral, nosotros no y los resultados están a la vista. Colombia ha mejorado sus niveles de seguridad infinitamente, tenemos un control territorial que es bastante aceptable. 

De conseguirse la paz, ¿cuál sería el futuro en materia de seguridad, existiendo las bandas criminales y el ELN?

Una vez firmado el fin del conflicto colombiano con las Farc, no se llegaría a la paz. Creo que conseguir esa paz de la que se habla, en menos de una generación sería imposible, es decir, llegará en más de 20 años.

¿Por qué tanto tiempo?

Porque es necesario hacer que nuestro sector rural converja con el urbano, que es el primer punto de las negociaciones y eso en menos de 15 años no se logra. Porque el reto de poner nuestro sector rural a tono del urbano, es cómo pasar un país de pobre a desarrollo medio en 20 años, es decir, con seguridad social, carreteras, seguridad, educación, capacidad de infraestructura para comercializar y garantías a las inversiones.

En esa hipótesis de un potencial acuerdo de paz ¿recibirían las Fuerzas en sus filas a desmovilizados?

Son cerca de seis mil miembros de las Farc los desmovilizados y el programa del Gobierno es suficiente para atenderlos en primera medida. No veo posible, por ahora, que hagan parte de las Fuerzas, pero en el futuro, cuando estemos en una etapa de plena construcción de la paz, pues serán unos ciudadanos como nosotros que también podrán participar en la Fuerza Pública. Pero en la primera fase no lo veo posible.

El general Alberto Mejía, comandante de esa fuerza, ha hablado de los ejércitos 1.0, 2.0 y 3.0 que sería el polémico ejército reducido, con mayor capacidad tecnológica y menos soldados ¿cuándo podría llegar esa tercera fase?

Eso sería en 30 años. Mientras eso pasa el control de la Fuerza Pública debe ser pleno, lo que no quiere decir que no vaya evolucionando, que unos de los que se dedicaban a atacar el conflicto, estén defendiendo la seguridad ciudadana. Para lograrlo, es necesario que seamos un país desarrollado, espero que solo nos falte una generación para serlo; segundo, que la seguridad ciudadana haya mejorado, que seamos un país menos violento, más tranquilo, pero absolutamente severo con la criminalidad, que es la que va a quedar expuesta tras firmarse el acuerdo en La Habana.

Hace unos años el país vivió los golpes más grandes contra cabecillas guerrilleros: Raúl Reyes y Alfonso Cano. ¿Por qué no siguió ocurriendo lo mismo? 

Porque no hay la disponibilidad de esos blancos en el mismo número de hace unos años. La actual operación contra ‘Megateo’ es una de las más importantes. Si tenemos éxito con la neutralización de este capo de la mafia, sería el golpe más importante después de Cano. Los resultados están a la vista, ya no de los espectaculares, sino los del día a día; los informes que recibo al día no tienen menos de dos o cuatro desmovilizados y diez capturados, más de 100 toneladas de cocaína encontradas, cientos de destrucciones de laboratorios.

¿Cómo ve la situación de orden público en el Valle del Cauca?

El Pacífico es hoy una zona tan patrullada como el propio Caribe. Se ha mejorado la seguridad en Buenaventura  y las condiciones de la Vía Panamericana, se tienen disminuidas las extorsiones y hemos tenido éxito capturando a personas, incluso en flagrancia, por este delito. Me preocupa Tumaco, porque aunque ha mejorado, tiene unas amenazas de crimen organizado y de las Farc, inmensamente grandes. 

¿Qué hacer con el Cauca y la problemáticas con los indígenas para hacerles entender que es necesario velar por esos territorios e impedir las supuestas alianzas entre las Farc y ellos? 

Con perseverancia, notificar que no vamos a aceptar la teoría de que un sitio es muy peligroso y por lo tanto la Fuerza Pública se debe ir. Al contrario, si es peligroso, más tendrán que estar ahí, para velar por la seguridad de indígenas, afros, mestizos, de todos los ciudadanos del Cauca.

El ministroLuis Carlos Villegas,  antes de asumir el ministerio, era el embajador de Colombia en Estados Unidos. Había sido presidente de la Andi.Asimismo,  había sido  delegado del gobierno en los diálogos de paz con las Farc al comienzo de las negociaciones en 2012.En el  2000 las Farc secuestraron a la hija de Villegas, una joven de 18 años,  a quien  mantuvieron cautiva durante  tres meses. 

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