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Desempleo empuja a desmovilizados hacia el crimen en Colombia

A raíz de que ex guerrilleros y ex paramilitares no logran ubicarse laboralmente tras su desmovilización, se dedican a integrar bandas criminales de sicariato.

31 de diciembre de 2011 Por: Agencia AP

A raíz de que ex guerrilleros y ex paramilitares no logran ubicarse laboralmente tras su desmovilización, se dedican a integrar bandas criminales de sicariato.

Miles de ex guerrilleros y ex paramilitares que entregaron sus armas al Gobierno Nacional han descubierto una desventaja de la vida civil: el desempleo.De ambas partes de los antiguos frentes de batalla, los desmovilizados están siendo atraídos como secuestradores, portadores de drogas y sicarios de nacientes grupos del crimen organizado, una nueva amenaza de seguridad que representa uno de los mayores desafíos para el gobierno del presidente de la República, Juan Manuel Santos.El ex guerrillero Sabas Duque, que utiliza una silla de ruedas porque quedó parcialmente paralizado en un tiroteo, ahora ayuda a manejar un taller de Bogotá que enseña a elaborar artesanías con papel maché y tela, pero conoce a muchos otros ex combatientes que han dejado sus empleos y han regresado a trabajar como pistoleros."Muchas de esas personas (desmovilizadas) caen en el 'desorden' (o vida disipada), empiezan a consumir alcohol, droga y es fácil seguir por el camino de la delincuencia ... lo que tú sabes hacer es eso y aquí te proponen a que continúes en lo mismo", narró Duque, de 43 años.Desde 2003, unos 54.000 combatientes han accedido a entregar las armas y muchos de ellos recibieron a cambio dinero en efectivo y otro tipo de ayuda. La mayor parte pertenecían a grupos paramilitares que se desintegraron bajo un acuerdo de paz con el gobierno en el que se ofreció a sus líderes sentencias de cárcel reducidas.Las autoridades aún proporcionan asistencia a unos 32.000, entre ellos al menos 6.000 que encontraron trabajos, pero el resto de los ex combatientes murieron o han sido expulsados del programa debido a comportamiento delictivo, de acuerdo con la Agencia Colombiana para la Reintegración.El cheque que el Gobierno les expide cada mes es de unos 170 dólares, con frecuencia menos de una cuarta parte de lo que las bandas del crimen organizado le pagan a un sicario, dicen analistas.Los nuevos grupos, que llevan nombres como 'Los Rastrojos' y 'Las Aguilas Negras', prosperan con el tráfico de cocaína y otros delitos. Incluyen a algunos ex subversivos, pero en su mayoría están integrados por ex paramilitares de extrema derecha.En ocasiones, incluso antiguos rivales ideológicos se unen para obtener beneficios mutuos en el delito, dicen las autoridades.El general Humberto Guatibonza, director del Gaula de la Policía, dice que han notado que los ex guerrilleros y los ex paramilitares se están juntando y a ellos se les unen delincuentes comunes.Los grupos paramilitares fueron formados en la década de 1980 para defender a los hacendados y a los narcotraficantes de la extorsión de los insurgentes y posteriormente se transformaron en bandas armadas que con frecuencia operaban en concierto con los soldados. Al menos el 55% de los combatientes que han dejado las armas provienen de los paramilitares, afirman las autoridades.Sin embargo, grupos defensores de los derechos humanos dicen que muchos paramilitares ignoraron el acuerdo de paz que sus líderes alcanzaron con el gobierno del ex presidente Alvaro Uribe y por ende nunca se desarmaron."Creo que los grupos surgidos tras la desmovilización de las organizaciones paramilitares constituyen la mayor amenaza al Estado de Derecho y a la protección de los derechos humanos en Colombia. Estos grupos mantienen una fuerte presencia en gran parte del territorio nacional y son una fuente principal de violencia contra la población", dijo Christian Salazar, representante de la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.Ahora el país tiene al menos siete bandas del crimen organizado con unos 8.000-10.000 integrantes en total, de los cuales se cree que entre el 20% y el 25% son ex combatientes, de acuerdo con Nuevo Arco Iris, un organismo de investigación. Por su parte, la Policía reconoce seis grupos y dice que en conjunto tienen unos 5.000 miembros.El ex paramilitar Duván Barato, de 38 años, regresó a la universidad para estudiar psicología y siente que definitivamente ha dejado atrás los días en que se ganaba la vida extorsionando a los hacendados, pero algunos de sus ex compañeros de armas que obtuvieron títulos universitarios pasan apuros para encontrar trabajo.El Gobierno proporciona capacitación laboral a los participantes en campos como la cocina y la carpintería y también ofrece asesoría psicológica y programas de actualización para estudiantes mal preparados.Las autoridades pagan la matrícula escolar de Barato y de otros ex combatientes y también les ofrece apoyo para que obtengan un empleo.Sin embargo, con frecuencia los hombres enfrentan otros desafíos. Muchos son rechazados por sus colegas de trabajo y por otros que se enteran de la labor que solían realizar."No nos ven como personas que podemos aportar al mismo proceso y que somos fuerza laboral", dijo Barato. "He sido afortunado; no he sentido ese rechazo y ese estigma sobre mí porque la gente que sabe que yo soy desmovilizado ni le va ni le viene".Duque, el ex rebelde, dijo que muchos ex milicianos no son lo suficientemente responsables como para conservar empleos. Siete de ellos, inclusive ex guerrilleros y ex paramilitares, abandonaron sus trabajos en el taller donde Duque enseña a elaborar artesanías. El es el único que queda.Fallas en la desmovilizaciónA pesar de los problemas, tanto el gobierno de Uribe como el de Santos consideran un éxito el programa de desmovilizados, pues cumplió su meta de hacer que decenas de miles de personas dejaran las armas. Las autoridades gubernamentales niegan que la tasa de delitos haya aumentado en los últimos años.De hecho, la tasa de homicidios en Colombia ha disminuido en más de la mitad, de más de 70 asesinatos por cada 100.000 habitantes al comienzo de la década pasada a 33 en 2010, de acuerdo con un informe reciente de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.Sin embargo, la Fundación País Libre dice que están aumentando los delitos, entre ellos el secuestro. El grupo sin fines de lucro que busca combatir los plagios dijo que se reportaron al menos 177 en el primer semestre de 2011, un incremento en comparación con 131 durante el mismo período en 2010.Algunos expertos dicen que las fallas en el acuerdo de paz del gobierno de Uribe con los paramilitares incluyeron el no haberse enfocado en los comandantes de nivel medio, no sólo en sus jefes."Los mandos medios siguen en los mismos negocios" delictivos, dijo Carlos Espitia, del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).En un estudio difundido anteriormente este año, ese organismo no gubernamental encontró que, cuando los grupos paramilitares se desmembraron parcialmente, algunos de esos comandantes siguieron en lo mismo al encabezar nuevas bandas delictivas y reclutaron a ex colegas.Ejemplo de ello fue Pedro Guerrero, alias "Cuchillo" , descrito por las autoridades como uno de los principales narcotraficantes de Colombia y ex miembro del bloque paramilitar "Héroes del Guaviare" , donde ganó su apodo porque degollaba a sus víctimas con arma blanca. El nunca se desmovilizó y luego formó un poderoso grupo del narcotráfico hasta que la Policía lo mató en diciembre de 2010.Cuando más de 280 miembros de esa banda de narcos se entregaron a las autoridades a fines de diciembre, los fiscales dicen que al menos 15 de ellos no eran sólo delincuentes, sino ex paramilitares.Por su parte, Barato dijo que, si otros ex combatientes que han cursado estudios no encuentran trabajo pronto, podrían terminar entrenando reclutas para los nuevos grupos del crimen organizado."Hacia futuro veo que ... sí vamos otra vez volver a tener desmovilizados armados... desafortunadamente sí", advirtió.

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