A través de una carta, alias El Alacrán pidió perdón por la masacre de Trujillo

El exjefe del Cartel de Cali le dijo a familiares de las víctimas que durante los 21 años que ha estado preso ha tenido "tiempo para recapacitar".

A través de una carta, que dio a conocer el abogado de  Henry Loaiza Ceballos, alias El Alacrán, el exjefe del Cartel de Cali pidió perdón a los familiares de las víctimas de la masacre de Trujillo.

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En el documento, escrito de puño y letra y con su huella, Ceballos dice que durante los 21 años que ha estado en prisión "he tenido el tiempo para recapacitar y meditar las acciones a lo largo de mi vida".

“Esta carta no devolverá a sus seres queridos, lo único que busco con este escrito es comunicar y hacer llegar un mensaje sincero de arrepentimiento con respeto por el dolor y sufrimiento causado por mi persona a la población del norte del Valle y que afectaron directamente al municipio de Trujillo".

Según el abogado de alias El Alacrán, Yeiner Bermúdez, este acto de perdón hace parte de la reparación simbólica  que busca que el condenado acceda a los beneficios otorgados por el juez de ejecución de penas que lleva este proceso.

Sin embargo, Esmeralda Marín, a quien le asesinaron a su esposo, dijo que ella no está muy convencida del arrepentimiento de Henry Loaiza. “Eso debe estar acompañado con la verdad, la justicia y el compromiso de los responsables de esas muertes de que esos hechos no se van a repetir”.

Por su parte, Nelson Fernández, presidente de la Asociación de Familiares de las Víctimas de la Masacre de Trujillo, Afavit, dijo “creo que este es un gesto noble, cristiano, del señor Henry Loaiza que aceptamos tal como lo hicimos cuando el Gobierno Nacional, a través de su Ministro de Justicia, nos pidió perdón en un acto público”.

Asimismo Fernández manifestó que alias El Alacrán, no sólo debe ir al municipio de Trujillo a expresar ese arrepentimiento ante los familiares de las víctimas, sino que se debe comprometer en repararlas económica y moralmente. Lea aquí: Las víctimas de la masacre de Trujillo aún cargan una cruz