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50 actores se unieron para contar el horror del conflicto armado

A partir de los testimonios de las víctimas, se elaboró la serie audiovisual 'No más violencia', que evidencia no solo las modalidades de violencia y el dolor, sino también la dignidad y la resistencia de estas personas.

9 de abril de 2016 Por: Redacción de El País

A partir de los testimonios de las víctimas, se elaboró la serie audiovisual 'No más violencia', que evidencia no solo las modalidades de violencia y el dolor, sino también la dignidad y la resistencia de estas personas.

La misma violencia con diferentes nombres. Representa Vicky Hernández

La masacre de doce jóvenes del barrio Punta del Este en Buenaventura; las fosas comunes en esta ciudad del Valle, el caso de un hombre al que las Farc le asesinaron su hijo en Cauca, un joven homosexual violado.... Estas son parte de las historias de la campaña y serie audiovisual “No más violencia”,  elaborada a partir de 50 testimonios de víctimas del conflicto armado.

Actores y actrices de reconocida trayectoria nacional, dirigidos por Nicolás Montero, representan a víctimas del conflicto en el Día de las Víctimas. 

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“La serie evidencia no sólo las modalidades de violencia y el dolor, sino también la dignidad y resistencia de las víctimas. Se trata de un esfuerzo conjunto para sensibilizar a la sociedad sobre los impactos del conflicto y la necesidad de avanzar hacia la paz”, explica Memoria Histórica, que ha recopilado la historia del país en 64 libros.

A punta de golpes mataron mi alma. Representa: Jairo Camargo

“Algunos de estos testimonios fueron publicados en el informe ¡Basta ya! Colombia memorias de guerra y dignidad; y otros corresponden a casos ilustrativos como son Bojayá, Bahía Portete, El Placer, El Salado, El Tigre, La Rochela, Trujillo, San Carlos, Segovia,  Buenaventura...”, se agregó.

Y se recordó que el conflicto ha dejado más de 7 millones de víctimas. por eso “es necesario escuchar sus voces”.

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Montes de María, 2006

“Yo tenía 16 años. Eso fue en 2006 cuando me hicieron la primera violación. Eran dos tipos. Me abordaron y uno me puso el puñal en las costillas y el otro el en cuello. Me decían: no se vaya a hacer matar marica. Yo grité, y ellos volvieron a decírmelo: esto es en serio, no se vaya a hacer matar. Eran paramilitares. Cuando yo me quedé callado para evitar que me hicieran algo, ellos empezaron a violarme. 

Me arrancaron toda la ropa y empezaron a abusar de mí. Por allí cerca pasó una persona, pero era un borracho y ni se enteró de lo que me estaban haciendo. Luego me dejaron tirado, vuelto nada, y se fueron. Ya no más, ya es suficiente, ¡no más violencia!”.

Norte del Cauca, 2007

“No sé por qué decidió viajar ese día. En el bus, parece ser que iba junto a un jovencito que se había evadido de la guerrilla. Y se encontraron un retén de la guerrilla, porque lo andaban buscando. Mi hijo no tenía problemas con nadie, él era un buen muchacho. En ese retén identificaron al otro, al exguerrillero y entonces, cuando intentaron bajarlo, hubo un forcejeo y se disparó el arma de uno de ellos. La bala atravesó todo, el cojín del asiento, el vidrio de la ventana y el corazón de mi hijo. Yo aún no lo puedo creer, no puedo creer que eso haya pasado. Después de eso fui a la Unidad de Víctimas a denunciar, porque alguien tiene que responder. Ya no más, por favor, ¡no más violencia!”.

Vea todos los videos de la serie haciendo clic aquí

Buenaventura, 2005

“Habían arreglado un partido en el barrio Punta del Este. Los grupos armados ya sabían que con un partido podían hacer todo más fácil. La novia de uno de los muchachos dijo que quería ir, pero los ‘organizadores’ le dijeron que mujeres no. Nos quedamos esperando que regresaran del partido, pero nunca volvieron. Nunca. Luego los encontramos al lado del río, con un tiro de gracia cada uno, y con ácido encima, y con las manos atadas en la espalda, y por eso era muy difícil meterlos al ataúd. La verdad es que eso ha sido una cosa muy dura, no hemos podido sacárnosla de la memoria. Ahí murieron un hermano mío y unos primos. Hay que tener mucho valor para contar esto. Paren ya.  ¡No más violencia!”.

Medellín, 2012

“Uno de ellos, el primo del jefe, me empezó a mandar saludes y chocolatinas. Una de mis amigas le dijo que no me molestara, porque nosotras éramos lesbianas y por eso nos reuníamos todas. Eso lo ofendió a él y a la semana llegó hasta mi casa, tocó y cuando abrí la puerta, empezó a golpearme. Luego, junto a otros 12, empezaron a violarme. Cuando llegaron, yo le dije a mi hija que se escondiera y ella se metió bajo la cama y desde allí vio todo. Ellos me decían: negra asquerosa, tras de negra lesbiana, a ver si así le empiezan a gustar los hombres. A mi hijo se lo llevaron para el río y lo golpearon, diciendo que lo iban a matar, pero al fin lo dejaron libre. Ya no más. ¡No más violencia!”.

Cauca

“Tengo 11 años.  Yo tenía a mi tío Carlos. Él era muy bueno conmigo. Un día cinco hombres llegaron a la casa de él y le dieron como 25 balazos. Por acá, en el estómago, por acá, en el pecho, por acá, en el cuello... Por todo esto.  Eran cinco tipos de las Farc los que le dieron bala. A uno de ellos se le cayó el pasamontañas y lo vieron.  Es que nos están matando a todos, ya solo quedamos viejos y niños, por eso es que no podemos hacer nada. Yo le escribí una carta a mi tío, le decía que lo quiero mucho, que no quiero que sufra, que sienta dolor y que muy pronto nos vamos a encontrar. La enterré para que la encontrara él. Basta Ya”.

Exilio sin clasificar

“No se quien se inventó que eso del exilio era como ganarse la lotería. Gaan en euros me decían mis amigos hasta con un tono de envidia. No saben lo que ha detrás de eso. La documentación, el idioma, el color. Si uno es negro está jodido, sino habla el idioma está jodido. Y aquí estoy de regreso, después de soñar todos estos días de los últimos quince años con ese momento. Lo que queda de mi familia recibiéndome en el aeropuerto, las calles de mi barrio.

Afuera dejé  quince años de vida petrificada en una fábrica de conservas. Los euros que reuní están untados de la mierda que me comí en el exilio. Nadie me esperó, en un país donde lo único que se espera es una muerte temprana por hablar más de lo debido”.

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