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Usted, ¿qué haría con sus 86 fichas de Lego?

Si este mundo fuera igualitario, a cada ser humano sobre el planeta Tierra le corresponderían, hoy mismo, 86 fichas de LEGO.

16 de febrero de 2014 Por: Paola Guevara | Editora de Ve.

Si este mundo fuera igualitario, a cada ser humano sobre el planeta Tierra le corresponderían, hoy mismo, 86 fichas de LEGO.

Un dato para recordar: Si este mundo fuera igualitario, a cada ser humano sobre el planeta Tierra le corresponderían, hoy mismo, 86 fichas de LEGO. “¿Qué construiría yo con mis 86 fichas?”, se queda pensativo el alcalde de Cali, Rodrigo Guerrero, cuando le hacemos la pregunta. Él, acostumbrado a pensar en grandes obras, protesta: “¡86 fichas son muy pocas para todo lo que yo quisiera hacer! ¿No me pueden dar más?”.Y da rienda suelta a sus recuerdos de infancia: “Le cuento que yo jugaba a armar avioncitos de balso, y tuve un juego parecido al LEGO que se llamaba Mecano, con fichas metálicas. Este tipo de actividades desarrollan la creatividad, la imaginación, la observación, la lógica y la capacidad para seguir instrucciones. Me gustan tanto que ayer, justamente, me compré un modelo a escala del Stinson, el avión de los cubanos que se estrelló en Felidia. Lo estoy armando en estos momentos”.Para otros, el LEGO fue definitivo a la hora de elegir carrera. Es el caso del arquitecto caleño Jerónimo Jiménez, quien diseñó entre otros el nuevo Hotel La Sagrada Familia (barrio El Peñón) y el Edificio Vida (barrio Tequendama), ambos inspirados en la estética de bloques de color. “Es mi juguete favorito. Me hizo querer ser arquitecto pues, como niño, te enorgullece ver que has creado algo más grande que tu mismo y que otros también pueden admirar esa obra, y entiendes que todo lo grande está hecho de pequeñas piezas, que parecen insignificantes pero que unidas dejan huella”. El joven arquitecto va más allá: “Si miras el Edificio Vida, verás muy clara la influencia del LEGO y de los pixeles del Atari”. También en las facultades de ingeniería caleñas, en medio de tanta seriedad y camisas a cuadros, pululan los fans de LEGO. Uno de los casos más curiosos es el del profesor Juan Manuel Madrid, quien dirige el Taller de Robótica para niños de la Universidad Icesi. Desde el año pasado, la Universidad reúne a niños entre los 10 y los 13 años y les permite crear proyectos robóticos con LEGO Mindstorm, para enseñarles jugando los principios de la electrónica y la mecánica.“Este LEGO viene con una ficha inteligente que se puede conectar a motores, a sensores ultrasónicos, a micrófonos... y los robots que uno construye se pueden comunicar con otros de todas partes del mundo. Los niños que el año pasado participaron en el taller de la Icesi hicieron manos articuladas, naves y todo tipo de aparatos capaces de desplazarse, o los programaban para completar funciones sencillas como recoger fichas”, dice el profe Madrid.Y de repente se torna niño y recuerda: “Mi primer LEGO era helicóptero y ambulancia y siempre sentí fascinación por las instrucciones, tan claras que era imposible equivocarse. Jugaba horas y horas con mis hermanos y nunca nos dolieron las rodillas, imagínese lo entretenidos que estábamos”. Hoy, se queja de que sus sobrinos no le prestan sus fichas, y con las 86 que le corresponden por derecho “haría un carrito negro de motor, que pudiera desplazarse”.No se queda atrás Antonio García, el célebre escritor caleño que fue apadrinado por Mario Vargas Llosa para escribir la novela ‘Recursos humanos’. “Mi primer LEGO me lo regalaron cuando hice la primera comunión y fui muy feliz, porque con el Estralandia solo podía hacer casas y todo lo demás quedaba chueco. Pero en la unidad donde yo vivía, había un niño llamado Jaimito que tenía una ciudad entera de LEGO, con calles, edificios, ¡era impresionante! Cuando él me invitaba a jugar por las tardes yo era feliz, ese es uno de mis primeros recuerdos ‘leguísticos’”. Y usted, ¿qué haría con sus 86 fichas?

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