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La tercera temporada de la serie de Netflix 'Stranger Things' es un fenómeno que rompe récords de audiencia. La producción es considerada una oda a la década de los años 80. | Foto: Foto: Especial para El País

ENTRETENIMIENTO

'Stranger Things': lo que un 'ochentero' consumado no se puede perder la serie de moda

La tercera temporada de ‘Stranger Things’ rompió récords de audiencia en Netflix. Estas son algunas claves para desentrañar el homenaje que rinde a los años 80.

10 de julio de 2019 Por: Paola Guevara -  editora de Ve

La temporada 3 de ‘Stranger Things’ es un fenómeno que rompe récords de audiencia. Así lo reveló Netflix esta semana: “40.7 millones de cuentas han visto Stranger Things 3 desde su lanzamiento global el 4 de julio (más que cualquier otra película o serie en sus primeros cuatro días) y 18.2 millones ya terminaron toda la temporada”.

La serie sigue a un grupo de niños que intenta resolver un misterio que involucra al gobierno ruso, a Demagorgons insaciables, a misteriosos portales dimensionales y a un devorador de mentes que ejerce control sobre sus víctimas desde el Mundo al Revés.

Pero es también, y ante todo, una oda a los años 80. Un homenaje visual y sonoro a películas tan icónicas como Terminator, Volver al futuro, ET y La Historia sin Fin, así como al género de terror y de zombies que vivió un gran esplendor en la década.

En la serie están presentes productos de belleza tan típicamente ochenteros como el spray para el cabello de Farrah Fawcett, ese que permitía mantener en pie peinados voluminosos y copetes al estilo Alf.
Ver la serie es hacer un viaje emotivo y nostálgico en el tiempo hasta los días del desayuno con cereal Mister T, ese que en la caja de cartón tenía la figura inconfundible de Mario Baracus, el fortachón de The A-Team que en español se llamó ‘Los Magníficos’.

La banda sonora de Stranger Things, llena de éxitos de finales de los años 70 y que recorre con fidelidad los años 80, es una celebración del espíritu de la época.

El romanticismo de ‘Can’t Fight This Feeling’, de REO Speed Wagon será descubierto por las nuevas generaciones de melómanos millennialls y centennials; ‘Wake me up before yo go go’, nos hace mover al ritmo de Wham! y ‘Material Girl’, de Madonna, demuestra que la diva se anticipó varias décadas al feminismo del hoy.

La serie emociona con referencias explícitas a grandes películas de la época, como Terminator, cuya primera parte apareció en pantalla grande en el año 1984 para transformar todo lo que sabíamos sobre el apocalipsis y la pugna entre humanos y máquinas.

También tiene una escena entrañable que estremecerá a todos los que disfrutamos, lloramos y soñamos con ‘La Historia sin fin’, novela juvenil de Michael Ende llevada al cine en 1984, y cuya canción quedó guardada en los archivos secretos de nuestros cerebros sin que fuésemos conscientes de ello. Entonces llega ‘Stranger Things’ y enciende el vinilo de la nostalgia.

Pero la serie también es un recordatorio de lo más grande del espíritu americano, en tiempos en los que se desdibuja su esencia por cuenta de los niños inmigrantes, mantenidos por el gobierno Trump en jaulas y aislados de sus familias; tiempos de retorno a los discursos racistas, sexistas y xenófobos sin ningún asomo de vergüenza; tiempos, en fin, de muros físicos y mentales.

La serie transcurre en medio de las grandes instituciones americanas de los años 80: el centro comercial, tan lleno de promesas; la piscina pública del condado, custodiada por rescatistas sensuales en trajes rojos (antecedente directo de ‘Guardianes de la Bahía’); el parque de diversiones mecánicas, lleno de gritos emocionados de terror y victorias fugaces; el supermercado, la heladería con ese gran invento llamado Banana Split; la clase de aeróbicos o el garaje casero donde los secretos de las familias se acumulan.

El policía bueno. El alcalde malo. La pareja de investigadores que no logran esconder la tensión erótica entre ellos, ella intuitiva, él racional, plena guerra de los sexos.

Los juegos de rol como Dungeons & Dragons; los zombies como amenaza latente y obsesión estética, todo en la serie es un trepidante repaso por una época llena de códigos compartidos, entre ellos los héroes que no mueren al final. La presencia de Winona Ryder es, también, elemento retro.

Pero algo aún más genial logra ‘Stranger Things 3’. He ahí, creo, el secreto de su gran éxito: entiende los discursos actuales (feminismo, migración, corrupción) y los enriquece con un guion y unos diálogos tan depurados que son verdaderas cátedras de narrativa.

Y el amor allí, en el centro de la escena, como el gran agente conglomerante, rompiendo nuestro corazón pero siendo la razón para arriesgar la vida ante cualquier amenaza, sí, incluso la de criaturas sangrientas y espectrales que quieran dominar el mundo en alianza con la inteligencia rusa.

El cereal ‘ochen-ttt-ero’

Uno de los escenarios de la serie es el supermercado, y allí los expertos en ambientación recrearon productos típicos de la época (verano de 1985) como el cereal de Mario Baracus, o ‘Mister T’. Quaker produjo este producto para el desayuno inspirado en la popularidad de la serie Los Magníficos.

Tecnología de “punta”

Otro banquete visual corre por cuenta de la tecnología: discos de vinilo y consolas de aguja, televisores de perilla, Walkmans con casetera, Walkie-Talkies para hablar con los amigos a distancia en tiempos libres de WiFi, chats y redes.

Íconos del cine

Stranger Things nos recuerda que a los años 80 le debemos el nacimiento de películas tan icónicas como Terminator (1984), Volver al futuro (1985), La historia sin fin (1984), El regreso de los muertos vivientes (1985), entre otras cuyo grandísimo éxito las hizo perdurables a través de numerosas sagas y remakes.

Obsesión por el volumen

La moda ocupa un lugar preponderante en la serie, y los efectos se traducen en una fiebre por el retorno a la estética de los 80. Nike, Havaianas y Levi’s han lanzado colecciones cápsula inspiradas en esta época.

La serie nos recuerda productos como el hair spray de Farrah Fawcett (actriz de ‘Los ángeles de Charlie’ y símbolo sexual de los años 80) para peinados voluminosos.

Héroes de la música

La banda sonora de ‘Stranger Things 3’ es un viaje por el trabajo de músicos y bandas icónicas de los 80 como The Who, Mötley Crue, Wham!, Peter Gabriel o Foreigner. Los creadores de la música de apertura de la serie también sacaron un álbum que se vende vía Amazon.

Acción en el parque

El parque de atracciones mecánicas tuvo su auge en los 80, y la centrifugadora vivió su época dorada como la gran y más moderna atracción. En la serie se compara a las instituciones estadounidenses con un parque de diversiones del que los locales desconfían y los inmigrantes ambicionan.

Jane Fonda

Otro elemento de la serie es la clase de aeróbicos años 80, y las tradicionales trusas coloridas que las mujeres usaban en esos tiempos, en los que Jane Fonda revolucionó la manera de estar en forma con sus rutinas llenas de movimientos pélvicos. No nos extrañe el regreso
a las tobilleras de toalla.

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