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‘Stalkear’ es el nuevo verbo del amor, ¿o de la obsesión enfermiza? Espiar las redes sociales de otro para obtener información amorosa, lo actual. | Foto: El País

SALUD

'Stalkear', la nueva enfermedad del amor que llegó con internet

‘Stalkear’ es el nuevo verbo del amor, ¿o de la obsesión enfermiza? Espiar las redes sociales de otro para obtener información amorosa, lo actual.

10 de febrero de 2019 Por: Redacción de El País

Podría ser visto como un síntoma de masoquismo, pérdida de tiempo y de dignidad o una especie de placer culposo, lo cierto es que ‘stalkear’ es hoy sinónimo de amar, aunque quien es víctima de este, lo ve como celar o desconfiar.

Pero para entender este mundo de los ‘Stalkers’ debemos remitirnos a la palabra cuyo origen está en el verbo en inglés ‘to stalk’ que hace referencia a acechar o espiar. Se usaba para referirse al trastorno que tiene una persona que lo lleva a espiar a su víctima, pero con su uso cotidiano se ha vuelto usual. Hoy en la era digital, que lo ha facilitado todo, cualquiera ha ‘stalkeado’ o ha sido ‘stalkeado’ por alguien.

Que lance el primer celular quien no haya revisado el perfil de su novio, casi novio, o incluso exnovio más de una vez, para saber cómo era, quiénes son sus amigos, cuáles son sus hábitos o rutinas, enterarse de sus estados de ánimo o incluso buscar a sus ex parejas y, por qué no, de paso stalkearlas también.

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Darle significado a cada like que su pareja o persona favorita le pone a otros —o que no le pone a usted—, se convierte en todo un dolor de cabeza con el que actualmente muchos tienen que lidiar.

Revisar exhaustivamente sus redes sociales, mirar si está o no en línea, y si está dañarse la cabeza pensando, es tendencia en la era de las redes sociales y el smartphone. “¿Si a estas horas está en línea, por qué no está hablando conmigo?”, y acto seguido: “¿Con quién habla tanto?”.

Muchos se han convertido incluso en una especie de Sherlock Holmes, un espía o un ‘stalker’, porque hoy aplica el dicho: “Por que te quiero, te stalkeo”. ‘Stalkear’ es la estrategia de algunos para saber qué tiene a su pareja tan ocupada.

Y el poder lo tiene quien más información tenga, pues saber de algunos ‘likes’ de un contacto repetitivo, que puedan ser el indicio de algo que puede no ser muy halagador, es incluso ventaja ante las discusiones.
Para la experta en psicología clínica Paula Dávila, siempre se parte de la premisa de que las redes sociales te permiten ver lo que la gente exhibe de su vida. “Puede que sea real o que sea la parte conveniente, o solo lo que le interesa que los otros vean, pero obviamente sí permitirá por lo menos conocer gustos y afinidades”.

Para Dávila es importante resaltar que en esta época hay códigos establecidos, “si una persona entra a tu perfil y quiere llamar tu atención, pues sencillamente no entra a tu Instagram para darle like a la foto que acabas de publicar, sino que empieza a buscar entre tus publicaciones las fotos más viejas; ahí te está demostrando, primero, que está tratando de indagar sobre ti y, segundo, si una misma persona nos da muchos likes de seguido se interpreta como una señal de coqueteo. Es un ‘hey, me interesas’” .

Si bien considera la psicóloga clínica que este acto “permite un poco más de seguridad y certeza a la hora de hacer un acercamiento que no sea por redes”, no es una forma de amar.

“Este es uno de los comportamientos patalógicos que hemos ido desarrollando y hemos normalizado por las nuevas formas de relacionamiento que se dan, porque estamos mediados por la tecnología, la gente antes tenía que recurrir al chisme que le contaban y se daban cuenta de parte de las cosas. Pero resulta que ahora tiene la posibilidad de que en muchos perfiles las personas muestren lo que hacen, quién les da like y cuáles son sus contactos. Así que esto no es amar, sino de vigilar y controlar, de poder analizar la situación y el terreno”, puntualiza la experta.

Pero ya sea considerado algo bueno o malo, mejor que se esté preparado para hacerlo.

Manual del buen ‘Stalker’

No comente. Una de las reglas de oro de un buen ‘stalker’ es no comentar. Esto con el fin de pasar desapercibido. Si bien es cierto que en ocasiones se puede ver tentado a hacerlo debido a la importancia del suceso, o incluso al estar su nombre involucrado, no lo haga, porque se dejará en evidencia. Y si comenta, que sea en una publicación reciente.

No se exceda. Como cualquier tipo de droga, ‘stalkear’ a alguien puede convertirse en algo tan común que usted pierda la perspectiva del comportamiento normal y permita que esta actividad le dañe la paz y felicidad diaria. Úselo para conocer, quizás salir de alguna duda, pero no para vivir atormentado día y noche.

Cuidado con lo que habla. Nunca mencione en persona la información que haya obtenido en su actividad de ‘stalker’. Primero muerto que reconocerle a su pareja que lo ‘stalkea’. Recuerde que lo que se descubrió ‘stalkeando’ jamás pasó.

Sus amigos son los míos.
Hágase amigo de las personas más cercanas a esa persona que le gusta. Esto le permitirá saber más sobre sus rutinas.

‘Stalker’ arrepentido

“Hace muchos años me dejé llevar por el gusto y la atracción que sentía por Selena, una chica que conocí en la universidad, me parecía hermosa e inteligente, con una personalidad tan fuerte como un imán. Ella tenía novio, entonces empecé a seguirla por las redes, a revisar lo que ella publicaba todos los días, sagradamente leía lo que escribía. Quería entender qué le gustaba y qué no. Empecé a acercarme con pretextos académicos, indagué sobre su novio, quería saber qué tenía él que no tenía yo. En ocasiones imaginaba que yo era ese hombre. Cuando ella terminó con él me di cuenta por las redes sociales, ella había borrado todo rastro de cariño hacia este. Debo confesar que me sentí feliz porque era mi oportunidad de poner en práctica lo que sabía de ella para conquistarla. Sin embargo, no funcionó. Ella se consiguió otro tipo, sentí tanta tristeza, que empecé, sin darme cuenta, a ver con más constancia sus redes, era el observador silencioso, pero eso me estaba afectando. Un día decidí parar, no podía más con esa actitud. Desde ahí, confieso, que me siento mejor”, narra Luis.

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