¿Por qué las personas colocan dientes de ajo en las plantas?

En el mundo de la jardinería es común escuchar sobre prácticas que pueden parecer extrañas a primera vista; una de estas costumbres es la de colocar dientes de ajo en las plantas. Aunque pueda sonar peculiar, esta tradición tiene raíces en la sabiduría popular transmitida de generación en generación. En este artículo, encontrará la razón tras esta práctica de las personas con sus plantas y cuál es la lógica detrás de ella.

Protección contra plagas y enfermedades:

Una de las principales razones por las que las personas colocan dientes de ajo en sus plantas es para protegerlas de plagas y enfermedades. El ajo es conocido por sus propiedades antibacterianas y antifúngicas, lo que lo convierte en un aliado natural en la lucha contra las amenazas que pueden afectar a las plantas.

Cuando se entierran dientes de ajo cerca de las raíces de las plantas, liberan compuestos sulfurosos, como el ajoeno, que actúan como repelentes naturales contra insectos y hongos dañinos. Estos compuestos disuaden a las plagas, como pulgones y ácaros, de acercarse a las plantas, además, pueden ayudar a prevenir enfermedades fúngicas, como el mildiú polvoriento y la roya.

Fortalecimiento del sistema radicular:

El ajo también contiene nutrientes beneficiosos para el crecimiento de las plantas. Al enterrar dientes de ajo cerca de las raíces, se liberan nutrientes como el azufre, que es esencial para la formación de proteínas y enzimas necesarias para el crecimiento y la salud de las plantas.

Además, el ajo puede actuar como un fertilizante natural, proporcionando minerales importantes como el potasio y el fósforo. Estos nutrientes ayudan a fortalecer el sistema radicular de las plantas, lo que a su vez mejora su capacidad para absorber agua y nutrientes del suelo.

Repelente de animales:

No solo las plagas pueden ser un problema en el jardín, sino que a menudo los animales, como conejos, ciervos y roedores, pueden causar daños a las plantas. El ajo, con su olor característico, también actúa como un repelente natural para estos animales.

Colocar dientes de ajo alrededor del jardín o en áreas específicas donde los animales puedan ser un problema puede ayudar a disuadir su presencia. El olor fuerte y penetrante del ajo suele ser desagradable para los animales, lo que los lleva a buscar alimento en otros lugares.

Mejora del suelo:

El ajo no solo beneficia a las plantas a través de su acción repelente y sus nutrientes, sino que también mejora la calidad del suelo. Cuando se descompone, el ajo agrega materia orgánica al suelo, lo que lo hace más rico y fértil. Esto es especialmente beneficioso en suelos pobres o agotados que necesitan un impulso en nutrientes y estructura.

La materia orgánica proveniente de los dientes de ajo también aumenta la retención de humedad en el suelo, lo que puede ser beneficioso en regiones con sequías ocasionales. Además, mejora la actividad microbiana en el suelo, promoviendo un entorno más saludable para las raíces de las plantas.

Cómo usar ajo en las plantas

Si está interesado en probar esta técnica en su jardín, aquí hay algunos pasos simples para utilizar el ajo de manera efectiva:

• Preparación de los dientes de ajo: Rompa los bulbos de ajo en dientes individuales. No es necesario pelarlos. Cuanto más frescos sean los dientes de ajo, mejor.
• Entierro de los dientes de ajo: Plante los dientes de ajo cerca de las raíces de las plantas que desea proteger. Puede enterrarlos directamente en el suelo o en macetas y asegurarse de dejar una pequeña parte del diente de ajo expuesta.

• Mantenimiento: A medida que los dientes de ajo se descomponen, liberarán sus compuestos repelentes y nutrientes en el suelo. Reemplace los dientes de ajo cada varios meses para mantener su efectividad.
• Prevención: Puede utilizar el ajo de manera preventiva en su jardín, especialmente antes de la temporada de crecimiento de plagas comunes.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.