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Polémica por video íntimo con Luly Bossa, un episodio del pasado en la vida de 'Beto' Pérez

“No, no me gustaría hablar de ese tema para nada, gracias por no insistir en eso”, contestó Alberto Pérez al ser preguntado por el polémico episodio.

22 de febrero de 2015 Por: Meryt Montiel Lugo | Editora Equipo de Domingo

“No, no me gustaría hablar de ese tema para nada, gracias por no insistir en eso”, contestó Alberto Pérez al ser preguntado por el polémico episodio.

Desde muy joven, a pesar de que no era un adonis ni tenía plata, a Alberto Pérez se le veía con mujeres bellas que se peleaban por salir con él porque tenía gran talento para el baile. Así lo corrobora su amigo Walter Díaz, porque como dice, Beto nació con carisma y talento, eso no se enseña en las universidades. “Las mujeres lo persiguen, sean famosas o no. Pero lo importante para él es que haya ‘feeling’”. Lea también: ‘Beto’ Pérez, el rey de la Zumba, cuenta cómo fue su reencuentro con Cali Precisamente, con una mujer hermosa y talentosa, tuvo una relación de cuatro años. Se trata de la actriz Luly Bossa, con la que hizo un video erótico cuando eran pareja y año y medio después de haber terminado, salió a la luz pública a través de un programa de chismes de La Negra Candela. Hace 14 años fue escándalo nacional. Pero en diciembre del año pasado volvió a ser noticia porque Bossa anunció que demandaría a Pérez por daños a su buen nombre, a su carrera, a su familia (considera que él fue responsable de que el video se filtrara), tras conocerse que él venía a una gira por Colombia este febrero. Además, porque la dejó sola, no puso el pecho a la situación cuando estalló. Hoy, ambos, como lo constató El País, se niegan a hablar de este episodio. Si al fin hay demanda, si prospera o hay conciliación, solo se sabrá hasta cuando los dos o uno de ellos decida hablar públicamente.Lo cierto es que los dos despiertan voces a favor y en contra. Amigos de ‘Beto’, por ejemplo, meten la mano al fuego por él diciendo que no fue quien filtró el video, que alguien se lo robó porque él acostumbraba a dar posada a amigos en su departamento en Bogotá. “Él sospechó de tres”, dice uno de sus allegados y otro asegura que él no es capaz de una acción tan ruin. Luly, en cambio, lo muestra como un hombre traidor, ya que le sacó copia al video sin su consentimiento (ella dice que ya había destruido la cinta); que se grabó con otras dos mujeres teniendo sexo, una judía y una bailarina. Y además, que con él vivió una relación tormentosa porque la maltrataba y le era infiel. “Siempre en las temporadas decembrinas había unos cachos de por medio, gigantes, y yo después volvía (con él)”, como lo dijo en 2014 al programa internacional Testigo Directo, presentado por el periodista Rafael Poveda.TranquiloHoy este hombre que solo ingiere “pescado, carne, pollo, matas, verduras, agua y cero azúcar, cero carbohidrato” para mantenerse en forma, se considera un hombre tranquilo y reconoce que en el camino hacia su estrellato ha dejado “corazones partíos”.Confiesa que actualmente está “esperando que llegue la mujer ideal”. Una que, obvio, tenga un cuerpo escultural, porque él trabaja en el mundo fitness y por eso es muy importante para él que haga ejercicio, por ejemplo. Valora mucho en ellas su discreción porque, como asegura, parece normal que la mujer tuviera “un cable conectado de la lengua al cerebro, porque la mujer piensa y habla al mismo tiempo. Entonces aquellas que no tienen ese cable, para mí son las más interesantes”.Desmemoriado, impaciente, indeciso, malísimo para llenar formularios y organizar papeles, lo describe su asistente Johanna Vélez. Y este hombre que en sus clases luce enérgico, de buen humor y sexy con sus rápidos movimientos pélvicos, admite que ha tenido alumnas que se han enamorado de él. “Sí, no puedo decirte mentiras. Al ser uno hombre y trabajar con mujeres, te ven como una especie de ejemplo, del ‘teacher’, del profesor, te admiran, hay cierta atracción: bailo, tengo pasión por lo que hago”, confiesa.“Pero no soy capaz de ir a un club, continúa, a una discoteca a levantar chicas porque no lo puedo hacer ni sé cómo hacerlo, pero a mí me va muy bien con ellas porque bailo, eso siempre ha existido en mi vida, no lo puedo borrar”. De ahí que en muchas de sus clases y entrevistas les aconseje a los hombres que bailen. “Hey, les digo a los muchachos, suelten la caderita y suelten ese paso porque de verdad es algo que les va a servir, a mí me sirvió mucho y me sigue sirviendo”, cuenta con picardía.A pesar de la fama, sigue con los pies sobre la tierra, no solo porque su mamá lo aterriza sino porque trabajó con muchos artistas y vió sus errores al creerse estrellas. “Hay artistas locales que no los conocen en ningún lado y se creen mucho, viven del cuento y eso me parecía incomodísimo. Yo me decía: el día que me pase a mí, no lo voy a hacer”. Y según sus amigos, ha cumplido.El sueño AmericanoCuando él tenía 15 años, su mamá, Carmen Pérez, quería irse para EE.UU. y ‘Beto’ la animaba. Pero ella le decía que solo se iría con una condición: verlo estudiar y trabajar, para estar segura de que él podía mantenerse.Como desde esa época ‘Beto’ ya era rumberísimo, la modelo Liliana Ortiz lo vio bailando en la discoteca Privé, en el barrio Aguacatal y le dio una tarjeta para que pasara por la Agencia de Modelaje Fernado Vergara, donde ella estudiaba.Vergara no solo lo contrató como profesor de baile, en la tarde, sino que le dio luego trabajo de mensajero por la mañana, así que por las noches estudiaba. Le llevó entonces el primer cheque a su mamá. Era de $250 por una coreografía que había armado de Madonna y ella se puso a llorar. Tenía que cumplir su parte del trato: marcharse a EE. UU. “Mi mamá se fue y allí comenzó la aventura de vivir solo”, rememora ‘Beto’.Así que debió tocar muchas puertas. La relacionista pública Luz Ángela Pulido recuerda que Beto no era un instructor de aeróbicos, sino que bailaba en discotecas. En una ocasión, agrega, le fue a pedir trabajo a su Gimnasio Modelamos, en el barrio Vipasa. Ella, que ya era su amiga, le dijo, “Betico, no puedo darte trabajo, pero el profesor de aeróbicos está enfermo, reemplázalo unos días”. Él le respondió que solo sabía bailar, que no sabía nada de aeróbicos. De todas formas aceptó el reto y se fue a la Biblioteca Departamental, buscó el libro de aeróbicos de Jane Fonda y lo memorizó. Mezcló los ejercicios de la famosa rubia con baile “y fue profesor por mucho tiempo de ‘Modelamos’”, relata Luz Ángela. La fama de buen profesor y bailarín de Beto se fue extendiendo y llegó a ser profesor de gimnasios como Escandinavia y de la Academia María Sanford. Mayita Solano, propietaria de Escandinavia destaca que unos 16 años atrás, ya Alberto era un profesor diferente. Tenía ganas, sabía de esto, era luchador, persistente, tenía ángel, carisma, era sencillo y sobre todo, le ponía a todo corazón. “Con solo decir que Alberto venía a bailar llenábamos las clases, y eso que teníamos tres horarios”, evocó Mayita el pasado miércoles, mientras Beto sudaba y hacía sudar la gota gorda a unos 80 asistentes a su clase privada en el reconocido gimnasio del norte de Cali.De Cali pasó a Bogotá en 1991. En esa ciudad llegó al top, no sin antes pasar ratos amargos, como las ocasiones en las que sufrió discriminación racial. Para la época a los negros que llegaban a Bogotá no les hacían ni exámenes para contratarlos como profesores de baile, les abrían la puerta por ser altos, divinos, tener un cuerpazo. “En cambio, nadie creía que yo bailaba, pues llegué flaquito, feíto, blancuzco. Me tocó lucharla, probarles que yo bailaba a pesar de que no era negro”, evoca.En Miami también le tocó duro desde que llegó, pero a fuerza de terquedad y atrevimiento logró imponer su ‘bailoterapia’ a punta de ritmos latinos. Y con la ayuda de sus dos amigos colombianos conquistó un mercado virgen que hoy lo tiene viajando constantemente.Es una estrella del universo fitness que ya cuenta con su propia marca Beto Pérez, pero es un hombre sin excesos. Como lo asegura su amigo desde la adolescencia Walter Díaz, quien trabaja con él en Estados Unidos. “Él no compra por comprar, siempre hay una historia detrás de lo que adquiere. Como la de su primer carro en EE. UU., comenta Díaz”. Y narra la anécdota:“Su madre trabajaba en Cali para un señor que tenía un BMW y él le dijo, le voy a comprar uno así, se lo prometo. Cuando estaban hablando, en ese momento una bala perdida impactó a su mamá”. Por fortuna no tuvo un desenlace fatal, pero él esa promesa se la puso como meta y la cumplió. “Después de un tiempo se compró un BMW y se lo regaló a su mamá”. El presentador Marcelo Cezán corrobora su sencillez. “Él podría vivir en una mansión, pero vive en un departamento muy bonito con vista a la playa. Su pequeña debilidad son los carros y las motos, tiene su colección, pero no es un tipo que se obsesione con marcas ni nada de eso”.

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