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Estas son las tradiciones infaltables de la Navidad colombiana

Esta celebración que mezcla la devoción, el encuentro familiar y la fiesta, es una de las épocas más esperadas en el país. Radiografía de un mes donde la tradición se une a la alegría navideña.

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Cada año los caleños celebran el inicio de la Navidad con el encendido de las luces, que se toman la ciudad en distintos puntos, ofreciendo un espectáculo de color, historia y tradición.
Cada año los caleños celebran el inicio de la Navidad con el encendido de las luces, que se toman la ciudad en distintos puntos, ofreciendo un espectáculo de color, historia y tradición. | Foto: Foto: Jorge Orozco / El País

7 de dic de 2025, 11:56 a. m.

Actualizado el 7 de dic de 2025, 11:56 a. m.

En el Valle del Cauca, la Navidad llega, como cada año, con el olor a buñuelo recién frito, a manjar blanco, a vino dulce reposando en una torta negra. Llega con colores intensos, con calles decoradas entre los vecinos, con juegos de aguinaldos que cruzan miradas cómplices y risas de infancia, y con la alegría de los melomerengues, de la música tropical, de la salsa y los villancicos. La Navidad, en esta región, es una celebración que se canta, se cocina y se hereda.

Y prueba de ello, son las voces de quienes viven en estas fechas, la alegría de las festividades, que siempre vienen cargadas de nostalgia, fe y compañía.

Desde Buenaventura, Jaqueline Osorno, madre de familia, recuerda una forma de celebrar diciembre que comienza antes de que el calendario marque el cambio de mes: “Días antes de empezar diciembre se reunían las familias y entonaban arrullos —ellos no les decían villancicos—, era una fiesta con cununo, tambores, marimba, y con el trago tradicional, el viche”.

Palmira, Valle del Cauca
El pesebre humano más grande del mundo está en Palmira, Valle del Cauca | Foto: Créditos: Alcaldía de Palmira / API

Pero no era solo música: era comunidad. En las casas, se cocinaba mientras los demás decoraban y repartían platos entre vecinos. Aquella Navidad estaba hecha de sonido, pero también de sabores que hoy viven en su memoria.

Y es esa misma memoria, la que muchas personas en el Valle replican en cada Navidad, un tiempo en torno al hogar, a la fe católica, y al amor por las tradiciones. Es así como del 16 al 24 de diciembre, cada año, es tradición que las familias se reúnan para rezar la novena de aguinaldos. Una conmemoración del nacimiento de Jesús, que se remonta al siglo XVIII en Colombia, cuando el franciscano Fray Fernando de Jesús Larrea, de Ecuador, creó un novenario en preparación de la llegada del Mesías.

El 7 de diciembre se encienden velas como símbolo de esperanza, luz, gratitud y unión, y se elevan peticiones y agradecimientos. 
Foto: Jorge Orozco / El País
El 7 de diciembre se encienden velas como símbolo de esperanza, luz, gratitud y unión, y se elevan peticiones y agradecimientos. | Foto: Foto: Jorge Orozco / El País

La historia también aplica al pesebre, han pasado ya 802 años desde que San Francisco de Asís, luego de su peregrinación a Tierra Santa, organizara en una cueva de Greccio, en Italia, la primera representación del nacimiento de Jesús. Aquella escenificación, con personas y animales reales, inició la tradición que se expandió por el mundo cristiano y que se convirtió en uno de los rituales más representativos de estas fechas.

Esa misma connotación religiosa tienen celebraciones como la noche de las velitas, que se festeja cada 7 y 8 de diciembre, en honor a la Inmaculada Virgen María. Una noche de luz, que se gestó desde el 8 de diciembre de 1854, cuando el papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción.

Periodista de cultura, entretenimiento y tendencias, experta en edición digital e impreso. Amante de las historias que inspiran. Aprendiz constante.

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