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Poeta del Valle presenta su proyecto ‘Lemotbulle’

La poeta Valentina Lara quiere hacer que la poesía se inserte en la vida cotidiana. Frasquitos con micropoemas.

31 de marzo de 2015 Por: Por Ricardo Moncada Esquivel, periodista de El País

La poeta Valentina Lara quiere hacer que la poesía se inserte en la vida cotidiana. Frasquitos con micropoemas.

A los doce años, Valentina Lara publicó su primer libro de poemas, ‘Sueños tempranos’, a los 22, vio la luz su segunda obra, ‘Paisaje subterráneo’ y ahora, cuando llega a la mitad de su treintañez, acaba de editar ‘Lemotbulle’.

Entre estos tres momentos la vida de esta periodista,  magister en Literatura Latinoamericana y nacida en Popayán han pasado muchas cosas. Ella se crió en Cali, luego trabajó en Bogotá y después se radicó en Madrid, esta casada y espera a su primera hija, Martina.

Valentina estuvo de visita en el país para compartir con sus compatriotas su más reciente libro, una recopilación de poemas suyos que ha consignado el blog que lleva el mismo nombre, ‘Lemotbulle’, pero también para mostrar su proyecto, en el cual más allá de escribir versos, quiere conquistar a los lectores para que la poesía haga parte de su vida cotidiana, a través de curiosos inventos, como  ‘leer la vida’, frasquitos  con coloridos papeles impresos con micropoemas, para que la gente tome una dosis de poesía diaria. 

¿A qué obedece el nombre ‘Lemotbulle’?

En Bogotá estudié francés allí aprendí una pequeña frase que me encantó: Le (la) Mot (palabra) Bulle (burbuja), es decir la palabra burbuja. Las convertí en una sola palabra y así nombré hace siete años mi blog, con que el que forjé la disciplina de escribir  todos los días. El libro recopila poemas que he escrito en ese sitio.

¿Y qué desea contar con su poesía?

Considero que la poesía debe estar ligada a la vida cotidiana, entonces escribo sobre esas cosas que nos suceden a las personas en el día a día, sobre las preguntas y miedos, pero también esas ganas de explorar,  de sorprendernos.

Usted escribió su primer libro a los 12 años, ¿cómo ve esa obra a la distancia?

Cuando miro ‘Sueños tempranos’, mi primer libro me asusta observar que a esa edad tenía una escritura muy lúgubre, densa, triste, que hablaba de la muerte, de la guerra, por los conflictos, las tomas guerrilleras, la violencia. Había una confrontación en mi cabeza una pelea muy fuerte con el mundo. No era una poesía muy elaborada,  pero aún me sorprende cómo miraba el mundo a esa edad. 

¿Y de qué manera ha evolucionado su escritura desde entonces?

En ‘Paisaje Subterráeneo’ el lenguaje había cambiado, en ellos hay una exploración más adulta, habla de el ser mujer, del cuerpo de relacionarme con los otros, pero igualmente me parece una poesía agresiva. Con ‘Lemotbulle’, veo un cambio muy fuerte por que hay una reconciliación no solo con el lenguaje sino con la vida, con la función de la poesía como tal. Es una poesía que va al encuentro de preguntarnos cómo nos mueve realmente la vida o cómo podemos hacer especiales todos los momentos que vivimos. 

¿Cuál es el propósito de esos inventos como los frascos de ‘Leer la vida’?

Es una idea que me surgió a raíz de haber hecho un regalo para una amiga. Cada frasquito trae 120 micro poemas, para que las personas se tome una dosis diaria, lo puede leer y guardarlo nuevamente o compartirlo. La idea es que cada día te vayas con ese mensaje en tu cabeza, que te haga diferente el día o te lleve a una reflexión o sea un simple regalo.  

¿Qué otros inventos poéticos tiene?

Hay frasquitos con  poemas secretos, versos que se pueden leer cuando te vas a dormir, como si fuera tu crema de noche. El poema funciona como un terapia inpidual es solo tuyo y no lo compartes con nadie. Otro son dosis de emergencia como un botiquín para cuando tengas una crisis de inspiración. También están las agenda de viajes, chapas con imanes con frases para pegar en la nevera, gancho para ponerte en la ropa o incluso una tasa especial que dice, “toma impulso”.

Así une la poesía a lo cotidiano...

Sí, la idea es jugar con el lenguaje y con las palabras para volver a enamorar a la gente de la poesía. De eso se trata mi proyecto. La pregunta era  cómo hacer para sacar la poesía de ese lugar y empezar a jugar con ella  todos los días. 

¿Ha sido víctima de su propio invento?

Una vez leía el mensaje de un papelito que se me dañó mientras lo empacaba, que decía:  “Alguien me encontró y me convirtió en su hogar”. La frase me dejó muy pensativa porque justo en esos días se confirmó que estaba a la espera de Martina, como se llamará mi hija.

¿Cómo ha influido el embarazo en su creación poética?

La espera de Martina, ha cambiado mi poesía totalmente. Tengo un nuevo proyecto con ella  que se llama el “Yo plural”. Son poemas que tienen que ver con todo lo que he estado sintiendo desde que estoy en embarazo,  contarle que esta es la brisa caleña,  es una manera de preparar al mundo para ella. Quiero que cuando nazca en nuestras primeras conversaciones decirle estos son los poemas para tí, porque poesía no te va  a faltar.

Su poesía  ‘Lemotbulle’Mi poesía es redonda, / azul, a veces violeta Mi poesía es pie / y camina, / baila, da vueltas y / alza su falda,/ se pinta la cara de paisajes,/ se enamora una y otra vez. Yo acudo a su celebración,/ a su despilfarro, / me sumerjo en su música,/ en su licor. Mi poesía en su lucha/ me vence / y hago lo que ella me ordena. ***Te trae el río, / la hoja en su remolino, /la huella del pez en el agua. Te traigo a mí / sin necesitarte, / acudiendo a la voluntad de la corriente/ Te trae mi soledad / como un juguete nuevo. Leer la vida” Imposible es el mar si en él no viaja un mensaje en una botella”. ”Con o sin inspiración aquí estamos cumpliéndonos a nosotros mismos”. ”Quien no crea que las palabras son una posibilidad, debe reinventarse”.

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