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Maxim Vengerov y los secretos del violín

El maestro ruso Maxim Vengerov dirigió a jóvenes músicos colombianos en el concierto de cierre del Festival de Música de Cartagena.

20 de enero de 2016 Por: Alda Mera | Enviada Especial

El maestro ruso Maxim Vengerov dirigió a jóvenes músicos colombianos en el concierto de cierre del Festival de Música de Cartagena.

Para empezar, el maestro Maxim Vengerov siempre tiene una felicitación para el juvenil ejecutante. Por algo está allí, este aspirante a concertista frente a este virtuoso intérprete ruso del violín dispuesto a escuchar sus observaciones.

A todos les aconseja relajar todo el cuerpo, el cuello, los hombros, los brazos, los dedos, las piernas, todas las articulaciones deben estar libres, insiste. Y en ser lo más natural posible, que nada suene artificial.“Tenemos que ser nosotros mismos al tocar el violín, no ser otra persona”, asevera este exponente de ese instrumento, uno de los invitados principales al Cartagena Festival Internacional de la Música que reúne más de 350 artistas de todas las latitudes, de todas las generaciones, de todos los idiomas, de todos los géneros y repertorios del universo musical, llevados a formato clásico y de innovación contemporánea.“Es una buena práctica agacharse un poco para relajarse y el violín debe ser una extensión de tu mano izquierda; no quiero ver un violín y un violinista, sino uno solo”, le explica este maestro ruso que igual es violinista renombrado como director de orquesta que hoy sábado tendrá a cargo la dirección de la Sinfónica Juvenil, Red de Escuelas de Música de Medellín, para el concierto de clausura del 10 Cartagena Festival Internacional de Música.El estudiante trata de seguir los movimientos del maestro y repite su acorde. Vengerov añade que tocar violín es igual que cantar y “para ello no empiezas con el abdomen vacío; siempre inhalas y exhalas a medida que cantas y eso te da naturalidad”, le enseña el maestro que es hijo de una directora de coros en Siberia, Rusia, dando a entender que debe hacer lo mismo antes de poner el arco sobre las cuerdas.Siguiendo su comparación con el canto, explica a todos los estudiantes reunidos, que con el violín también hay que hacer fraseo y comienza a tararear la melodía. “El violín es un concierto relírico, así como hay que vocalizar muy bien cuando cantas, acá cada nota se tiene que frasear y unir una con la otra”, sostiene.El maestro Vengerov se pasea por el escenario y le dice al estudiante, que un tanto nervioso, se ha quedado rígido: “Camina, camina, intenta caminar y suelta los dedos de la mano derecha, porque ahora tocas como si estuvieras sosteniendo un hacha”, dijo con su exquisito sentido del humor que despertó risas en el auditorio.“No corras, no corras, tienes todo el tiempo para tocar, date el tiempo, pero tampoco pares, déjalo ir, en la música todo sigue”, le instruye e ilustra con ejemplos muy visuales: “Imagina un avión que aún no aterriza y de pronto para…, así todos los pasajeros van a vomitar”, dice despertando la hilaridad en el público.El maestro ruso le aconseja cómo dejar caer lento, muy lento, el arco sobre el violín, pero si va a tomar un acorde que sube de nota muy alto, debe imaginar que va a escalar una montaña, por lo tanto, debe estar tenso, nada de relax, para que alcance a llegar a la cima, dice con un método pedagógico que hasta los que no son violinistas quieren aprender.Sigue el turno de una chica y la felicita porque interpretó muy bien una obra del último período clásico, que es muy sofisticado, dice él. “No es tan fácil de manejar, tocas muy lindo, pero esto es como las pinturas, por eso debes manejar una buena paleta de colores y muy buena imaginación”, sentencia.Vuelve al tema de la dicción. “Es como cuando hablamos, podemos decir las palabras correctas, las más lindas, pero si no las pronuncias bien, o si las sobrearticulamos, nadie va a saber lo que de verdad significan”, sostiene.Y reitera lo de la unidad de artista e instrumento: “No te separes del diapasón, y cuando cambies de posición, hazlo muy suavemente, no saltes, imagina a un mico en la selva, así se escucharía”.Para cerrar esta obertura para dominar el violín, Vengerov insiste: “El violín es un instrumento más cantable que percusible y no se debe tomar tan rígido que no fluya la melodía ni tan suave que se te caiga”, dice este maestro del Viejo Mundo que vino a dar una clase magistral al Nuevo Mundo en este Festival temático sobre las influencias de las músicas europeas en las latinoamericanas y viceversa, llamado Hacia Tierra Firme.Y les pide seguridad: “Cuando tocas debes ser seguro, es como el circo: si no estás seguro, significa la vida o la muerte”, reflexiona

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