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Cuando leer era apasionante

‘La ladrona de libros’ está basada en una novela juvenil que lleva el mismo nombre. Es una película familiar, por demás, que cuenta la dramática historia de una niña en medio de la Segunda Guerra Mundial. ¡Posibilidad y situaciones reconocidas para los amantes del melodrama!

23 de marzo de 2014 Por: Claudia Rojas Arbeláez* | Especial para GACETA

‘La ladrona de libros’ está basada en una novela juvenil que lleva el mismo nombre. Es una película familiar, por demás, que cuenta la dramática historia de una niña en medio de la Segunda Guerra Mundial. ¡Posibilidad y situaciones reconocidas para los amantes del melodrama!

Mientras soplan los premonitorios vientos de la Segunda Guerra Mundial, una niña de doce años es dada en adopción a una pareja de adultos mayores que viven en un pequeño pueblo alemán. La niña, que tiene por nombre Liesel (Sophie Nélisse), ha sido separada de su madre por razones ideológicas que nadie se toma el trabajo de explicarle. Para el caso da lo mismo; después de todo, ésta es la disculpa de la que se vale el escritor para construir la historia que desde allí arranca. La niña intenta adaptarse a su nueva vida, con puños y golpes en la escuela, con silencio y resignación en el hogar, en donde logra entenderse muy bien con su nuevo padre que le enseña a leer, sin imaginarse jamás que este descubrimiento le cambiará para siempre su destino. Poco a poco los libros se convierten en la única manera de soportar su nefasta realidad: vivir bajo un régimen donde leer está prohibido. Pero ella se las arregla para hacerlo sin importar cómo deba hacerlo. De ahí su título: ‘La ladrona de libros’, que a su vez está basada en un libro homónimo y que adquiere su nombre gracias a la obsesión que los libros logran despertar en aquella niña al punto de entrar a la casa de uno de los dirigentes del Partido Nazi a ‘tomarlos prestados’.Ésta, por supuesto, es solo una de sus aventuras, porque otras, menos ligeras, ocurren en su nuevo hogar y el pueblo que afronta la realidad de un país que yace en guerra. Poco a poco los ideales que alguna vez esta niña compartió como integrante de las juventudes nazis han empezado a desdibujarse para que el temor y las ausencias marquen su vida. Claro, como es apenas lógico, la guerra se ha encargado de robarle sus sueños y transformar su realidad. Así transcurre ‘La ladrona de libros’, en medio de los melodramas típicos de una guerra de la que ya hemos visto casi todo: separaciones, lágrimas, relaciones mutiladas e injusticias. A pesar de lo anterior, la historia, que en su gran mayoría es protagonizada por niños, logra alcanzar una tensión interesante al involucrar los sentimientos más comunes y universales. Sin embargo tampoco se explota la tensión que viven ellos en la guerra. Apenas si quedan expuestos sus respectivos dramas. Como resultado nos encontramos con un argumento que no es el más novedoso ni tampoco el más sorprendente en giros dramáticos, y mucho menos en secuencias visuales. Pero recurriendo a la justicia, también podríamos mirar esta producción con menos rigurosidad.Para esto baste con tener presente que esta película está basada en una novela juvenil y que su director ha hecho su carrera en la televisión. Esta es una mezcla peligrosa porque al mal hábito televisivo de contar todo con palabras que tienen los directores de este formato se le suma el peso de un texto literario que deja poco a la imaginación. Surgen las escenas largas y muy dialogadas, aquellas que nos permiten conocer a los personajes pero también que se convierten en la única manera de resolver conflictos.Todas estas corrientes decantan en una película de apuestas sencillas y de corto alcance. Una en la que no hay grandes dispositivos narrativos y en la que todo se genera y resuelve de manera fortuita. Existe poca profundidad en el tratamiento de los temas expuestos y de la misma manera como se plantean, así se resuelven. Así pasa con la relación con los padres adoptivos, con su vecino y, por supuesto, con el muchacho judío que conoce por accidente. Pero nada termina por explorarse como tampoco duelen las mentiras, la impotencia y la muerte. A pesar de esto, ‘La ladrona de libros’ es una película que se convierte en una alternativa de domingo. Una película que si bien está dirigida a un público más infantil y juvenil que adulto, puede ser un buen plan familiar. Una historia que le permitirá cuestionarse un poco sobre la pasión por la lectura, aquella que pocos parecen poseer y sobre los absurdos momentos de la guerra, incluso de aquella Segunda Guerra que ya hemos visto una y otra vez. Pero estos elementos logran soportar las lecturas de todo tipo de público sin exigir mucho a cambio. Aquí no serán necesarias las grandes reflexiones ni fijarse una posición particular, por eso se construye de escenas que ejercitan las emociones a plenitud. Diversión, tristeza, desolación e impotencia.Pero si algún elemento diferenciador tiene ‘La ladrona de libros’, ese podría radicar en su narrador omnipresente y caprichoso que entra y sale de la película a conveniencia sin dejarnos saber mucho de sí. Aunque podemos llegar a suponer de quién se trata, esto solo se nos devela hasta el final, como si se tratara de un gran as bajo la manga. ¡Vaya! Tanto trucaje puede sorprender a los más incautos e incluso podría lograr tener el efecto esperado, pero no es el caso de todos. Sin embargo, la propuesta de este tipo de narrador es interesante.@kayarojas*Profesora Universidad Autónoma de Occidente

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