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Juliana Urtubey, Maestra Nacional del Año en Estados Unidos. | Foto: Melissa Esparza / Especial para El País

ESTADOS UNIDOS

Las lecciones de Juliana Urtubey, la colombiana que es la mejor 'teacher' de EE.UU.

Este sábado, en el Día del Maestro, hablamos con la ganadora del reconocimiento a mejor profesora del año en los Estados Unidos. Sueña con una educación más justa y digna en Colombia.

15 de mayo de 2021 Por: Isabel Peláez R. / Reportera de El País

Juliana Urtubey, la colombiana nombrada Maestra del Año en Estados Unidos, dice que para su comunidad de West Las Vegas, formada por 50 % de afroamericanos y 50 % de latinos, este reconocimiento que recibió de manos de la primera dama Jill Biden —también educadora—, los representa y los afirma.

Esta mujer de tono de voz dulce, dedicada a la educación especial, que tiene en Colombia a su abuelita, a sus tías y sus primos, sueña con volver a ver los verdes parques de Bogotá y con que los jóvenes sean escuchados por el Gobierno y se les procure una educación más justa y digna.

Su papá le cuenta que desde primer grado se hizo muy amiga de una niña ciega y le ayudaba a aprender. Y años después, con otro niño que tenía dificultades de aprendizaje, ocurrió lo mismo. En la secundaria hizo parte de un programa para elegir ser maestra y allí se convenció. “En Estados Unidos quise convertirme en un espejo para los niños que, como yo, hablamos otros idiomas, tenemos muchas culturas, identidades, para que su educación sea una forma de preservar sus idiomas y culturas”.

¿Qué retos implica ser la primera latina reconocida como Maestra del Año en Estados Unidos, desde 2005?

Significa que puedo representar a esas comunidades. Aquí en el estado de Nevada, 40 % de la población es latina. En las escuelas en donde enseño los latinos somos 50, 60 y hasta 80 % de la población. En los Estados Unidos trabajamos mucho para abrir caminos a las profesoras afrodescendientes. 80 % de las maestras acá son blancas, y que estemos llegando los latinos, los afroamericanos, los asiáticos, a ser maestros, es muy importante porque refleja a las comunidades.

¿Qué características especiales tienen sus estudiantes?

Son niños con necesidades especiales, puede ser que tienen dificultad con su atención, su comportamiento, su memoria, su aprendizaje, así que es un rango muy grande, los niños necesitan otro método o estilo, para aprender a su paso. En mis clases yo puedo diferenciar cómo enseñarle a cada niño.

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¿Cómo surge el programa de jardinería, en el que involucra a estudiantes y comunidades para hacer murales y jardines?

Había unos fondos a los que se podía aplicar para tener un jardín pequeño en las escuelas y un día la directora y yo caminábamos por la escuela, vimos un área un poquito olvidada y ella me preguntó si quería usarla para un jardín. Yo no sabía de plantas, de cómo sembrar y cosechar, pero dije que sí, porque nos hacían falta espacios abiertos, que le dieran la bienvenida a las familias y a la comunidad. La escuela era una de las más viejitas y con los murales y los jardines la transformamos y así, cada vez, en más escuelas. Hacíamos días de comunidad y llegaban más de 200 personas, estudiantes, profesores, familias, miembros de la comunidad para ayudar. Todo lo construimos con nuestras manos, eso nos dio a todos más orgullo de ser parte de esa escuela y creó el espacio para que las familias, las maestras, desarrollaran una conexión profunda, no importaba si hablábamos el mismo idioma o no, todos teníamos la misma meta.

¿Y el club de Garden Gnomies qué satisfacciones le dio?

En inglés la palabra coloquial para nombrar a un amigo es “homie”, así que gnome, que es gnomo y homie las unimos en ‘gnomies’, porque teníamos un jardín gigantesco y necesitábamos ayuda para cosechar las verduras, las frutas, para asegurarnos que no se desperdiciara la comida, así que creamos un grupo; pensamos que iban a ser diez niños y llegamos a tener 120. Era una hora antes de la escuela cada viernes y había niños cosechando, barriendo, haciendo la composta, sembrando y parecían como gnomies por el jardín, hasta les poníamos los gorritos y les fascinaba. Hace poco me encontré con uno de ellos, ahora tiene 17 años y me dice “‘¿Ms. Earth, Ms. Earth, se acuerda de mí? ¡Yo era uno de sus gnomies!”. Era una manera de contribuir no solo a la escuela sino al medio ambiente. Vivimos en un desierto donde todo es muy seco, así que nos daba a todos mucha alegría.

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¿Cuál es la clave para llegar ‘a una educación más justa, alegre e inclusiva’, como dice su lema?

Para tener una comunidad sana y que promueve oportunidades para todo el mundo, debemos incluirlos a todos, personas con discapacidad y diferencia de aprendizaje y pensamiento. Hay mucho que aprender de ellos. Muchos de mis niños son muy creativos, tienen destrezas fuertes, solo que muchas veces no tienen la autoestima porque no se han sentido exitosos. Hay que crear experiencias, oportunidades para que las desarrollen. Las familias también tienen mucho que aportar y merecen escuelas que les den la bienvenida. Con una educación alegre quiero decir que cada niño sepa quién es, la escuela lo sepa y él lo afirme. En los Estados Unidos con tanta diversidad e inmigrantes es muy fácil que un niño se sienta como otro o afuera, como ‘anormal’, eso no es sano, los niños deben sentirse queridos tal y como son.

En Colombia, en la pandemia, niños en zonas rurales donde no hay acceso a Internet, se han valido de la radio para estudiar, ¿cómo lograr una educación incluyente en esas condiciones?

El derecho al Internet es básico, mi mamá me contó sobre eso y me conmovió ver cómo los niños anhelan aprender. Por eso el Gobierno y las organizaciones privadas deben proveer esos accesos y esos servicios. En mi estado hay muchas zonas rurales, teníamos niños que no tenían acceso a los estudios y la superintendente formó un grupo, en julio buscaron fondos y en septiembre cada niño en este estado pudo estudiar. ¡Sí se puede!

¿Qué estrategias ha utilizado para lidiar con el bullying?

El bullying surge de la dificultad de manejar nuestras emociones y entender que el conflicto y los errores son oportunidades para aprender. Trabajo mucho para que mis estudiantes tengan autoestima y puedan identificar cuándo se sienten incómodos, enojados o tristes y lo puedan expresar, y así les ayudamos a resolver juntos el problema, sin culpabilidad y sin castigar a nadie, para que aprendan a prevenirlo. He trabajado con niños con autismo, entender sus emociones es más difícil, pero con ellos he visto el logro. Tuve el caso de un niño que se tiraba al piso porque no podía manejar sus emociones y aprendió a hacerlo y ahora está en un programa especial por su habilidad de conectarse a sí mismo. Hay que conocer a cada niño y de una manera holística, su familia, su entorno, sus destrezas e intereses, para desarrollar conexiones. Para prevenir el bullying hay que querer a cada niño y ayudarlo a tener contacto con quien es y con los demás.

¿Cómo combatir el racismo y la xenofobia?

Esto es algo muy real en Estados Unidos, con este presidente (Joe Biden) hay otro tono, más propositivo e inclusivo. Que la Primera Dama viniera a mi salón de clases a felicitarme, dice mucho de inclusión y representación. Somos muchísimos maestros y maestras haciendo este trabajo, yo solo tengo el honor de representarlos a todos. No voy a aceptar que ningún niño sienta racismo en la escuela, que ninguna mamá por no hablar inglés se sienta excluida del aprendizaje y la educación de su hijo. Cada persona merece ser tratada con dignidad.

En datos

Juliana Urutubey ha sido educadora durante 11 años. Enseña a estudiantes de escuela primaria en Las Vegas, individualizando lecciones para que coincidan con sus necesidades académicas, emocionales y de comportamiento. Es la primera hispana en recibir este premio desde 2005 y la primera de Nevada.

“En pandemia parte de mi clase la destiné a que mis niños desarrollaran sus intereses. Continuamos la jardinería virtual, les mandaba materiales para sembrar, hacíamos composta en casa, el punto era que los niños se sintieran conectados entre ellos y tuvieran proyectos que los alejaran de las tablets, videojuegos. Muchos rescataron su español, porque en si hogar hablaban más su idioma.

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