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Rigoberto Urán saborea la gloria en Londres 2012

El País habló con los protagonistas de la histórica jornada olímpica en Londres, donde el pedalista Urán superó los pronósticos más optimistas consiguiendo la medalla de plata.

30 de julio de 2012 Por: FELIPE LOZANO PUCHE - Corresponsal de El País - Londres (Inglaterra)

El País habló con los protagonistas de la histórica jornada olímpica en Londres, donde el pedalista Urán superó los pronósticos más optimistas consiguiendo la medalla de plata.

En la víspera del día más importante de la historia olímpica del ciclismo colombiano, en la concentración de la delegación nacional los augurios eran aciagos. A menos de 16 horas de la largada de la prueba de ruta, Jenaro Leguízamo cayó en cuenta de que faltaba el número 52, el número de Rigoberto Urán. “Pasamos la noche en blanco”, recuerda el entrenador del equipo colombiano. Una jornada maratónica en la que los directivos de la comitiva colombiana agotaron todos los recursos posibles para resolver el entuerto.Según el ‘profe’ Leguízamo, se trató de un error del jurado de comisarios de la Unión Ciclística Internacional (UCI), por la desorganización en la entrega de los registros oficiales de los corredores que participarían en la competición. “¡Con lo cumplidos que son aquí!”, recalca, entre desconcertado e incrédulo. De los tres ciclistas escogidos para que representaran a Colombia en la prueba, estaban en regla los registros de Sergio Luis Henao y Fabio Duarte, los números 51 y 53. Pero faltaba uno, el 52; el número de Rigoberto Urán.Así, un quiebre en el destino estuvo a punto de dejar al deportista de 25 años por fuera de los Olímpicos de Londres, ya que la ruta era la única categoría en la que iba a competir. Porque de eso se trataba, básicamente, de competir.Sin necesidad de que intervinieran la mala fortuna o los desórdenes de última hora, las posibilidades de que algún integrante del equipo colombiano consiguiera una presea eran ínfimas. El propio Urán lo reconoce: “Yo ya llevo siete años acá, conozco a todos los corredores, y era una prueba donde no se podía hacer nada”.En efecto, el antioqueño salió de Colombia, cuando todavía era juvenil, para aprovechar la oportunidad de entrenarse en Europa, y ahora hace parte del equipo inglés Sky, que los expertos califican como el mejor del circuito profesional. Se trata del mismo equipo que consagró a Bradley Wiggins en el Tour de Francia, el primer británico en conseguir ese título.“Quizás seamos el equipo de ciclismo de ruta más fuerte en la historia de los olímpicos”, sugería el propio Wiggins en una columna publicada en The Guardian. Un conjunto formidable liderado por Mark Cavendish, el velocista más rápido del planeta, que además contaba con la localía, con un público entregado masivamente en pro de una causa común. Estaba todo servido para que los ingleses arrasaran en el circuito de 250 kilómetros, que comenzaba y terminaba en el Mall, casi a las puertas del palacio de Buckingham.Para rematar, a diferencia de los equipos poderosos como España, Italia, Suiza o Inglaterra, conformados por cinco ciclistas, Colombia contaba con tres corredores. Para el excampeón mundial Santiago Botero, de la delegación colombiana, competir en la ruta olímpica con tres corredores, equivale a jugar un partido de fútbol contra Brasil con ocho jugadores. “Uno sabe que de entrada arranca perdiendo”, explica el ‘profe’ Leguízamo, un boyacense de Sogamoso que lleva apenas un año y medio al frente del equipo nacional. “Entonces, una manera de igualar fuerzas es gastar menos nosotros”, continúa. “Tratar de economizar cuanto más se pueda, y que cuando se ataque, sea efectivo”.Los ingleses comandaron tres cuartas partes de la carrera con un ritmo endemoniado, neutralizando las escaramuzas de aquellos que se atrevían a lanzarse a la fuga. Habiendo perdido a Fabio Duarte en una caída, el trabajo de Sergio Luis Henao fue fundamental para mantener las opciones de los colombianos abiertas hasta que se presentara la oportunidad de atacar. El plan del equipo local consistía en mantener el dominio del pelotón hasta el último kilómetro, para entonces desatar el poder Mark Cavendish, prácticamente invencible en un ‘sprint’ final.“Se equivocaron”, sentencia Urán, “es muy difícil controlar una carrera de 250 kilómetros con cinco corredores”. Para él, el momento definitivo llegó cuando el suizo Fabian Cancellara protagonizó una caída en la punta de la carrera.Cancellara hacía parte de un grupo de 25 ciclistas que se habían separado del pelotón principal, entre los cuales estaba Urán, pero que hasta ese momento no parecía ofrecer mayor peligro para los ingleses que perseguían a menos de un minuto. La caída del suizo activó el sentido de oportunismo del colombiano, que recuerda haber pensado: “aquí puede pasar algo grande”, y se lanzó al ataque.Fue el momento preciso, en el que las circunstancias conspiraron en su favor, porque Alexandre Vinokourov, veterano de mil batallas, decidió que también era su oportunidad, y el colombiano y el kasako tejieron una alianza efímera pero certera que los habría de conducir a la gloria. “Nos entendimos rápidamente”, relata Urán. “Pero sin hablar”, puntualiza: “los dos queríamos lo mismo, y nos la jugamos toda porque sabíamos que atrás venían 25 corredores y no podíamos dudar en ningún momento”. Agotado por el esfuerzo, el ciclista antioqueño llegó con lo justo a los últimos metros de la carrera, y no pudo reaccionar cuando su compañero de fuga asestó el último y definitivo golpe. La gloria de Urán sería de plata.Quizás la gran ironía es que el gran estado de forma del ciclista colombiano es el resultado del trabajo que el equipo Sky ha hecho con él. El entrenador del equipo nacional lo tiene clarísimo: “si no fuera por el entrenamiento científico, la supervisión diaria, midiendo cada gota de sudor, cada gramo de alimento, la asistencia profesional en todos los aspectos, este éxito no hubiera sido posible”. Así, el gregario que había sido entrenado para asistir a los líderes del equipo, para sacrificarse y fueran otros, los ingleses, los que se hicieran con la victoria, se convirtió en el verdugo de sus esperanzas olímpicas.LA FRASE“Las pruebas de un día son una lotería: uno a veces prepara una carrera y por un accidente, cualquier cosa, se pierde todo”.Rigoberto Urán, pedalista colombiano medalla de plata en ciclismo de ruta olímpica.

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