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Leidy Solís en lo más alto del podio del Mundial de Pesas. | Foto: Efe / El País

Leidy Solís y una sentida dedicatoria de su bicampeonato mundial de pesas, para su pequeño hijo

Un niño de ocho años es el motor de Leidy Solís, la tulueña que el miércoles se consagró bicampeona mundial en pesas.

25 de septiembre de 2019 Por: Daniel Molina Durando, reportero de El País

Bicampeona. En eso se convirtió el miércoles la pesista tulueña Leidy Solís, quien levantó dos medallas de oro —una en envión y otra en el total de los 81 kilogramos— en el Mundial de Pesas celebrado en Tailandia.

Solís, de 29 años, no pudo contener la emoción, ni las lágrimas. Su triunfo en la costera ciudad de Pattaya representa el momento exacto donde todo toma sentido: su lucha, el superar las lesiones, el reponerse de las derrotas —como no haber podido ganar medalla en Río 2016— y la fe en Dios.

A su mente llegó la imagen de Alan Matías, su hijo de ocho años, su motor en la vida, quien desde temprano madrugó con toda la familia para verla competir.

Tres horas después de haberse convertido en una bicampeona, Leidy dialogó con El País sobre su logro y su gran amor por Alan.

¿Cómo se siente luego de ganar dos medallas de oro en un Mundial?
Lo primero que quiero hacer es darle las gracias a Dios, quien fue el que me permitió hacer historia en Tailandia. Me sentó muy bien y fuerte. Venía buscando esto hace mucho y por eso he trabajado tanto este año, en el que he tenido altas y bajas por el tema de las dolencias, pero gracias a Dios me estoy recuperando bien.
Este triunfo es un nuevo impulso. Ser campeona mundial me motiva mucho más y quiero aprovechar esta entrevista para darle gracias a toda Colombia por esos ánimos que me enviaron.

Su familia festejó con mucha emoción en Tuluá. ¿Qué siente por eso?
Mi familia y mi hijo son mi motor. Esto es por ellos y para ellos, que son los que están siempre conmigo. Me apoyan, sufren junto a mí y siempre están pendientes, juegan un papel fundamental.
Soy una mujer afortunada por haber nacido en un hogar cristiano y mi familia siempre ora para que me vaya bien, entonces es muy bonito ver que Dios me deja ver su mano cuando pasan estas cosas tan bonitas. Este título es algo que me llena de mucha felicidad.

¿Cómo cambió su vida la llegada de Alan Matías?
Llegó a mi vida hace ocho años y la cambió totalmente. Yo recibí su llegada con todo el amor del mundo a pesar de que mi carrera se paró en ese momento, pero a su vez él fue esa bendición que me inspiró para seguir adelante y tratar de conseguir muchos logros.

¿Cómo es su relación?
Siempre está pendiente de mí. Cuando me ve competir ríe, llora. Verlo orgulloso de mí es la alegría más grande que tengo.

¿Ya habló con él?
Sí. Estaba muy feliz. Me preguntó que cuándo iba para la casa (risas).

¿En qué piensa cuando levanta las pesas?
En mi familia. Los tengo todo el tiempo en mi mente. Y también en las personas de Colombia que se conectaron con este título. Se me dio y esta alegría también es para ellos.

A usted le dieron, años después, una medalla de plata de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 debido a la descalificación de dos atletas por dopaje. ¿Qué sintió en Pattaya al no tener que esperar para recibir las medallas?
Gracias a Dios tuve esta posibilidad de sentir lo que es vivir ese momento. Saboreo este título de manera especial. Además, este logro no es solo mío, es también de toda esa gente que me apoya y que me manda buena vibra.

¿Qué lección de vida le han dejado las lesiones?
No rendirme jamás. Este año ha sido difícil para mí, pero Dios me dio la perseverancia y la fe para seguir adelante y estar viviendo este momento.

¿El objetivo ahora son los Juegos Olímpicos del año entrante en Tokio?
Faltan diez meses. Estoy entrenando muy fuerte y ahora con este plus me motivaré mucho más para que el próximo año sea muy bonito.

¿Se ve compitiendo en la capital japonesa?
Sí, claro. Me veo allí y pienso que lo voy a hacer bien. Espero llegar a los Juegos y dar todo lo que tengo como siempre lo hago.

El país también tuvo una gran alegría con el bronce logrado en este mismo mundial por Jhonatan Rivas. ¿Ha dialogado con él?
Le dije que muchas felicitaciones. Ese es un muchacho con mucho potencial y que la tiene clara, como muchos de los ‘pelaos’ de esta delegación. Yo espero ser un ejemplo, siempre teniendo a Dios en el primer lugar, porque de ahí se deriva que se cumplan todos nuestros sueños.

¿Cuánto tiempo al día le dedica a Dios?
Soy cristiana, así que le dedico una gran parte de mi día a Dios. Obviamente soy deportista y entreno mucho, pero siempre lo tengo muy presente. Desde pequeña me inculcaron que gracias a él todas las cosas son posibles porque te pone los momentos adecuados y las personas indicadas para que puedas lograr lo que te propones.

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