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Juan Guillermo Cuadrado en su libro cuenta cómo superó tantos obstáculos en su niñez para convertirse hoy en uno de los futbolistas colombianos más reconocido a nivel internacional. Con la Selección también es un triunfador. | Foto: Foto: AFP

JUAN GUILLERMO CUADRADO

Juan Guillermo Cuadrado y el libro que revela cómo le ganó el partido al destino

En un libro escrito por Jeins Durán, Juan Guillermo Cuadrado cuenta cómo le ganó al destino, que se empeñaba en cerrarle el camino hacia la victoria.

6 de junio de 2021 Por: Francisco Henao Bolívar | Reportero de El País

La promesa que le hizo a su madre Marcela Bello cuando era un niño lleno de ilusiones, que caminaba las polvorientas calles de Necoclí y jugaba todo el día en la pelada y única cancha del pueblo, se hizo realidad aquel 14 de septiembre de 2008, cuando debutó con el Independiente Medellín, luciendo una camiseta roja que le quedaba muy grande.

“Tranquila, mami, que yo voy a ser jugador profesional y usted ya no va a tener necesidad de trabajar”, le dijo Juan Guillermo Cuadrado a doña Marcela, en momentos en que las necesidades acosaban en un hogar que ya no tenía la cabeza visible, don Guillermo, víctima de la violencia que azotaba a Urabá en la década del 80.

De Necoclí, la familia Cuadrado Bello pasó a Apartadó para inscribir al inquieto niño de 9 años en una escuela de fútbol.

Con un equipo de Urabá jugó el conocido torneo Asefal de Barranquilla y fue allí donde los cazatalentos le vieron condiciones. Pero en ese camino por terminar de formarse fueron muchas las puertas que se le cerraron “porque estaba muy pequeño o porque no estaba bien alimentado”.
Juan Guillermo perseveró, luchó por su sueño y le cumplió la promesa a su mamá. Hoy es un triunfador nato.

“Esto es un mensaje para los niños que quieren salir adelante, que nunca renuncien a sus sueños, que si quieren ser alguien en la vida, que trabajen duro, con disciplina y mucha dedicación, y que confíen en sus condiciones como lo hice yo desde que era niño”, dijo Cuadrado la semana pasada durante la presentación del libro donde está resumida esa pelea con el destino.

Hoy es un reconocido futbolista de talla internacional. Su historia de superación la escribió Jeins Durán y está en el libro que el jugador de la Juventus de Italia quiere que sirva de inspiración para los niños que también sueñan con ganarle el partido a la pobreza.

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El País habló con Jeins Durán sobre el libro: ‘Cuadrado: panita, esta es mi historia’.

¿Cómo surge la idea de escribir la historia de Cuadrado?

En el 2018 yo lancé un libro que se llamó ‘Celda 212’, que es un relato personal en el que narro lo que viví un tiempo en la cárcel del Pedregal, en Medellín. Es una historia muy humana en la que a través de una estrategia de no violencia logré vencer una condena de 15 años. Ahí narro lo que sucede dentro de una cárcel, los conflictos, las bandas y demás. Ese libro llegó a manos de Juan Guillermo en Italia, él se conmovió por la lectura y a través de su representante me contactó porque tenía interés de escribir su historia.

¿Exactamente qué quiere contar Juan Guillermo en el libro?

Él quiere mostrar cómo, a través de la disciplina, de la fe, de la determinación y del esfuerzo, cualquier ser humano puede alcanzar sus metas y superar los obstáculos que se le presentan.

¿Cuáles fueron los obstáculos que encontró en su sueño de ser futbolista?

Muchos hemos tenido la oportunidad de nacer en hogares con lo básico: una casa, una cama y las tres comidas. Él no tenía eso. Vivía en Necoclí en una situación económica difícil. Desde ahí comenzaron sus problemas porque no podía acceder a una educación de calidad y a vivir en unas condiciones básicas. Luego tuvo que enfrentarse al fantasma del “muy chiquito y muy flaquito”, como está en el libro. A él le decían el ‘Cortico’. Hubo gente que no le veía el potencial como para llegar lejos porque era pequeño y delgado. Le dijeron muchas veces que no, y no solo de niño, sino ya en su adolescencia porque varios equipos lo rechazaron. Tantos ‘no’ que recibía le hicieron trabajar duro para alcanzar sus objetivos.

¿Cómo superó tanto rechazo?

Hay varios factores, uno de ellos, no sé cómo, pero él creía en sí mismo. Su mamá siempre creyó en él, pero se tuvieron que distanciar para que Juan Guillermo buscara el sueño de ser profesional. Él en su interior creía y estaba determinado a ser un profesional. Esa decisión es lo que le ayuda a seguir adelante. Lo otro es el hambre, pero no física como tal, sino ese deseo insaciable de lograr un objetivo, de salir adelante para darle un mejor estilo de vida a su familia. También están las ganas de cumplirle la promesa que le hizo a su mamá.

Muchos jugadores se relajan cuando debutan, creen que lo han conseguido todo. ¿Él cómo se traza otros objetivos luego de cumplirle la promesa a la mamá?

En el 2008, cuando debuta con el Medellín lo convocan a la Selección Colombia, y aunque no jugó en los partidos a los que lo llamaron, la Selección hace que se trace otros sueños y uno de ellos es el de querer estar en un Mundial. Esa idea se convierte en un combustible para Juan Guillermo y a partir de ahí siguió buscando otras metas.

¿Cómo es Juan Guillermo cuando no está en el fútbol?

Es una persona tal cual cómo la ven en una entrevista o al levantar una copa importante o triunfo, es el mismo en la casa, con los amigos, la familia, es una persona absolutamente sencilla, humilde. Cuando uno llega a su casa puede ofrecer una limonada, se sienta a comer un arroz con pollo tranquilamente y a hablar de cosas. No es de excesos ni de sofisticaciones extremas. Es muy familiar.

¿Tiene alguna fundación de apoyo a niños necesitados?

Él tiene una fundación que se llama ‘Fundación Juan Cuadrado’, y tiene niños de todo el país. Apoya a otra cantidad de fundaciones, viene realizando una obra social enorme que no se conoce mucho, pero es grande porque está enfocada en los niños. Sabe que el futuro está en los niños.

¿Qué cronograma establecieron para la realización del libro?

Este proceso lo empezamos hace más de un año, hicimos unas entrevistas a Cuadrado, a su familia y amigos, luego hicimos trabajo de campo en los lugares donde vivió y hablamos con personas que tuvieron que ver en su formación.

Le ganó a las dudas

El muchacho que hace 23 años en la calurosa Urabá le prometió a su mamá ser futbolista profesional, hoy tiene 11 títulos con la Juventus de Italia, 2 con el Chelsea inglés, 96 partidos con la Selección Colombia, 2 mundiales encima, un sinnúmero de partidos de Liga de Campeones, eliminatorias, copas América y de distinciones individuales, pero, sobre todo, el reconocimiento del mundo del fútbol por lo hecho hasta ahora.
La historia, que ha tenido un desenlace feliz, comenzó con muchos problemas hace más de 20 años en Medellín.

“Lo recibí porque me lo recomendó Agustín Garizábalo (cazatalentos del Cali en la costa) y lo tuve en mi casa; era un muchacho muy pequeño y muy flaco, entonces lo empecé a trabajar y comencé a ver que tenía condiciones, pero el tema del peso era un problema. Sin embargo, hicimos un buen trabajo de manera integral y luego lo recomendé a varios equipos, muchos de ellos lo rechazaron, hasta que hablé con Juan José Peláez, que era el técnico del Medellín, para que me lo recibiera”, recordó Nelson Gallego, quien lo pulió en sus inicios.

En ese camino por encontrarle equipo al pequeño Cuadrado, hasta River Plate de Argentina le cerró las puertas “por muy chiquito y muy flaquito”, como lo señala el mismo jugador en su libro.

Peláez tiene presente la llegada de Juan Guillermo al cuadro rojo y lo que mostró en los primeros entrenamientos.

“Lo recibí porque era recomendado por Nelson (Gallego) y yo sé que él sabe quién es buen jugador y quién no. Juan Guillermo era un muchacho tímido, flaquito, pero en la cancha hacía cosas diferentes, era gambeteador, se le veían condiciones”, dijo Peláez.

El debut se dio el 14 de septiembre de 2008 en un partido ante el Chicó, en el que además se mandó un golazo desde fuera del área.
Ese desparpajo para jugar a pesar de su juventud, la manera de gambetear siendo lateral derecho, y esa ambición de ayudar siempre a su equipo, muy rápido hicieron que del exterior se fijaran en él.

Con el Medellín apenas estuvo un año y jugó 32 partidos. El dueño del Udinese, Giampaolo Pozzo, quedó maravillado con las condiciones del joven jugador y fiel a lo que ha sido su estilo en Italia, contratar promesas, se llevó a Cuadrado para el calcio.

En ese equipo estuvo dos años, pero como la adaptación le dio muy duro, fue prestado al Lecce para que estuviera allí a manera de pasantía.
En el 2012 llegó a la Fiorentina y allí la rompió literalmente. El Cuadrado gambeteador, ambicioso y rápido salio a flote. Jugó 106 partidos y anotó 26 goles, cifras que provocaron el interés de un grande de Europa, el Chelsea, en el que estuvo dos años y con el que ganó su primer gran título en el Viejo Continente: la muy reñida Premier League.

Luego, desde el 2015 hasta hoy vino la Juventus. Son cinco títulos de la Serie A, 4 Copas de Italia y dos Supercopas de Italia. Y en varias ocasiones se ha ganado el respeto y el elogio de grandes del fútbol.
“Cuadrado es un grandísimo jugador, nos aporta mucho, es muy hábil, gambeteador, alegre dentro y fuera de la cancha”, dijo recientemente el portugués Cristiano Ronaldo, uno de sus amigos en Juventus.

Entre tanto, otra leyenda como el brasileño Cafú, también tuvo elogios para el volante o lateral colombiano.

“Es un jugador fantástico, juega bien en cualquier posición, siempre va hacia adelante y es muy rápido y desequilibrante”, señaló el dos veces campeón del mundo con Brasil (1994 y 2002).

Sus temporadas en la Juventus han sido de más alto nivel, hasta el punto de que otra estrella del equipo de Turín lo reconoció hace poco.

“Creo que es uno de los mejores del equipo en cuanto a rendimiento en los últimos años. El mejor de la temporada. Ahora mismo está en un nivel de forma increíble. Juega donde el equipo lo necesite”, aseguró el argentino Paulo Dybala.

Referente en la Selección

Con la camiseta amarilla de la Selección también tiene una rica historia que inició en el 2010, convocado por el entonces técnico Hernán Darío Gómez para unos amistosos ante Venezuela.

Después llegó José Pékerman al banquillo nacional y con el argentino Cuadrado terminó de consolidarse.

Ha jugado 96 partidos y convertido 8 goles, suma 4 copas América (2011, 2015, la Bicentenario y 2019), 3 eliminatorias mundialistas y 2 mundiales (Brasil 2014 y Rusia 2018).

“Cuadrado tiene exceso de personalidad porque llegar a hacer lo que él ha hecho es difícil, es un jugador muy importante para la Selección”, señaló hace poco Freddy Rincón, otro histórico del combinado nacional.
El jueves en Lima, en el reinicio de la eliminatoria suramericana, Cuadrado fue elegido una de las figuras en la contundente victoria 3-0 de Colombia sobre Perú.

Su insaciable deseo de aportar se vio reflejado cuanto tuvo que ser lateral derecho, después de la expulsión de Daniel Muñoz.
Eso habla bien de la actitud, el hambre, las ganas y el profesionalismo de un jugador que hace poco cumplió 33 años y que es ejemplo para las futuras estrellas del deporte.

Entorno clave

Juan Guillermo Cuadrado es un hombre dedicado 100 % a su familia cuando no está de viaje, en una cancha, en concentración previo a un partido, en un entrenamiento o en uno de esos partidos de la Juventus o la Selección Colombia.

Perdió a su padre cuando tenía 4 años, pero encontró en su mamá, Marcela Bello, el gran apoyo para salir adelante; ella fue quien luchó hasta el cansancio para hacer realidad el sueño de su hijo de ser jugador profesional.

“Recuerdo que se me partió el corazón cuando tuve que dejarlo ir a Medellín siendo muy niño, en busca de su sueño; ahí fue que me prometió que se iba a portar bien y que sería un jugador profesional; pero yo me quedé angustiada porque nos separábamos, aunque en el fondo sabía que buscaba cosas grandes”, recuerda Marcela.
Como agradecimiento y para tener la familia cerca, unos años después Cuadrado se la llevó a vivir a Italia junto con su hermana menor, María Ángel.

Primero estuvieron en la época del Udinese, luego en Lecce y de allí se mudaron para Florencia, cuando firmó con la Fiorentina. La familia se separó un tiempo al darse el paso de Cuadrado al Chelsea de Inglaterra y la decisión de Marcela de no hacer un cambio brusco para ella y su hija.
Sin embargo, los viajes a Londres los fines de semana no faltaron para estar al lado de su hijo, así fuera poco tiempo.

Al regresar a Italia en el 2015 para jugar en la Juventus, el reencuentro se dio en Turín. Hoy doña Marcela y su pequeña hija viven en un lujoso apartamento situado muy cerca de la Estación Porta Nuova, de esa ciudad italiana.

Juan Guillermo siempre está pendiente de ellas y cada que el fútbol le da un respiro, junto con su esposa Melissa Botero y sus hijos Lucía y Lucas, pasan por el apartamento para compartir en familia unas buenas horas.

“Juan Guillermo es dedicado 100 % a su familia. De hecho, se llevó a vivir hace ya varios años a doña Marcela a Italia y a su hermanita; quería tenerlas cerca y, claro, para que le hiciera su pescado frito y todo lo que es la comida colombiana”, dice entre risas John Murillo, exfutbolista y amigo de infancia de Cuadrado.

La relación con su esposa Melissa nació hace varios años en Medellín, cuando Juan Guillermo empezaba a despuntar en el cuadro rojo de Antioquia.

“Ella trabajaba en un almacén de Adidas en Medellín y nosotros íbamos a ver qué comprábamos; pero Juan Guillermo apenas vio a Melissa, todos los días se inventaba idas al almacén, así no comprara nada. Mejor dicho, le montó la perseguidora y ella estaba un poco reacia, hasta que la conquistó”, recuerda Murillo.

Pero las cosas no fueron nada fáciles al comienzo, porque Cuadrado apenas daba sus pasos como jugador profesional, no tenía nada seguro en el fútbol y mucho menos una estabilidad económica.

El temple de Melissa para aguantar ese duro inicio en la relación no lo olvida el jugador de la Selección Colombia, como lo reconoció la semana pasada en el lanzamiento de su libro.

“Quedan muchas cosas por contar, pero este libro lo tendría que haber escrito con mi esposa porque ella ha sido muy berraca para estar conmigo y yo muy bendecido de estar con una persona como ella”, manifestó Cuadrado.

La familia , precisamente, es su razón de ser, como lo asegura Andrei Martínez, un paisa que desde hace años entabló una gran amistad con Cuadrado y que hoy es su empresario futbolístico y el asesor principal al momento de hacer inversiones.

“Cuando Juan Guillermo no está en el fútbol, usted no lo saca del lado de su familia, salvo que tenga que salir a cumplir compromisos adquiridos; él se debe a su mamá, a su hermanita y, por supuesto, a su esposa y a sus dos pequeños hijos, es muy entregado a ellos”, dice Martínez.

Cuadrado es un hombre de mucho corazón, decidido a apoyar a los más necesitados, especialmente a los niños, a través de su fundación o de las empresas que ha creado.

“Juan Guillermo, además de todo lo que hace por medio de su fundación, emplea a cerca de 30 personas; él lanzó junto con su mamá una línea de ropa casual que se llama ‘Juan Cuadrado’, y la ropa femenina tiene las iniciales de su mamá, ‘MB’. Ellos venden en toda Colombia y ya están vendiendo en el exterior. Por medio de esta empresa tiene mucha gente empleada”, señala Andrei Martínez.

La ayuda de Juan Guillermo llega hasta Necoclí. Allá reformó la casa familiar y la de los abuelos, “pero también ayuda a mucha gente que llega con la factura de los servicios en la mano, una fórmula médica o el vecino que dice que la casa se le está cayendo; él no lo piensa dos veces para tenderle la mano al que lo necesita”, dice un amigo que pidió la omisión de su nombre.

Cuadrado espera seguir dando pasos triunfadores para dejar huella y convertirse en ejemplo de las nuevas generaciones.

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