Antonio Orejuela, ‘El Profe’ de los ‘runners’ caleños

Antonio Orejuela Briñez, ‘El Profe’, como le llaman los ‘runners’ caleños, corre unas 25 carreras por año, eso multiplicado por 32 años suma más de 800 competencias, sin contar las de pista o de montaña.

Lo que pocos saben es que el look de este atleta caleño, de 48 años, a diario se cubre con camisas de manga larga y pantalones de dril o saco, corbata y mocasines, cuando está en su rol de gerente comercial de una multinacional méxico - española. “Ese es otro corre corre”, dice. -Trabajar en la parte comercial es muy exigente y estresante. Todo gira alrededor de objetivos, de metas. Cuando mis compañeros me preguntan por qué no me veo cansado como ellos, les explico que a diario me inyecto una droga, la del ‘running’. Ese es mi polo a tierra, salir en la madrugada o en la tarde noche a correr en el asfalto es como encontrarme conmigo mismo, botar todo ese cansancio, esa preocupación. Es entrar en un espacio donde me desdoblo. Es mi equilibrio mental, físico y espiritual.

Cuenta ‘El profe’ que en su época de élite era muy fuerte en la pista, en 5000 metros hizo 14.56 minutos. Corrió 3000 metros con obstáculos en 9,04 minutos. Y en carreras de calle, en 10k, llegó a hacer 32.40 minutos. Por su rapidez en la pista le decían ‘Liebrecilla’, término que hoy se aplica como ‘Liebre’ o ‘Pacer’ para nombrar a quienes jalan en las carreras para que consigan su objetivo.

El actual entrenador de las carreras que se realizan en la ciudad, hizo parte de la Selección Valle y de la Selección Colombia en pista, en distancias intermedias y cortas (1500 metros en pista, 2000 y 3000 metros obstáculos y 5000 metros en pista), y se mantiene vigente en su categoría, pero su mayor pasión es enseñar. Su lema es: “Pasión por el ‘running’, raza de campeones”.

A menudo se le ve encabezando los entrenos para competencias como las de Juancho Correlón y Corre Pasión. - Nos reunimos con los ‘runners’ antes de una 5k, 6k o 10k, y hacemos un recorrido específico, les doy tips de calentamiento, respiración, técnica y estrategia.

Cuando ve a sus ‘liebres’ a punto de claudicar, recuerda su accidentado inicio en el deporte y les dice: “una carrera es como tu vida, te caes, pero te paras y te impulsas para seguir”. Y su mente vuela a sus 15 años, cuando sus hermanos aún estaban muy pequeños y él participó en unos intercolegiados por el Inem, en reemplazo de un compañero. “Participé en salto largo y yo, que no he sido tan flexible, ni de último quedé”.

Sin embargo, después vendría su desquite. -Hubo la carrera del colegio, de cinco kilómetros, la Maratón Nacional del Inem. Venían atletas de los Inem más cercanos y en la regional quedé de tercero.

-¿Orejuela, usted por qué no me dijo que corría? - ‘Profe’, porque usted no me preguntó y me colocó en salto largo.

Su ‘profe’ lo invitó a entrenar al Estadio Pascual Guerrero, algo impensable para un chico de su edad. - Los atletas élite de la Selección Valle entrenaban en la pista de tartán que en 1986 era roja (ahora es azul). Pensé que él me decía eso en chanza, uno lo ve como un escenario fuera de su alcance.

Tras un semestre de entrenos, Orejuela representó al Valle en la categoría de menores y quedó de subcampeón nacional, pasó a formar parte de la Selección Valle y a los dos años de la Selección Colombia. -Corría distancias intermedias y más adelante hubo una transición a carreras de calle pero no tan largas, distancias de 7,8 y 10 kilómetros y en tres oportunidades media maratón.

Quien lo descubrió fue Nelson Leal, ex Selección Colombia, y compañero de Pedro Grajales en una de las marcas que tuvieron a nivel nacional en los relevos. -Él se retiró de la Liga y del colegio y yo llevaba más de dos años y medio aprendiendo. Me apasionaba correr, pero también orientar a la gente. Me le pegaba mucho a él a hacer las plantillas en los entrenos.
Me entregó la bandera del seleccionado de atletismo del colegio, como capitán y director técnico, el Inem era potencia, un reto que asumí a mis 18 años y que logré sostener durante dos años; nos mantuvimos en el primer puesto, gané la beca, él me consiguió medio sueldo, yo me ayudaba como alfabetizador y el colegio me daba un subsidio.

Sin embargo, para Orejuela su mayor fortuna ha sido tener como compañero, mentor y orientador “al mejor atleta de todos los tiempos, el mejor fondista colombiano, Víctor Mora, ganador cuatro veces de la San Silvestre y mi compañero en un circuito de carreras panamericanas en Venezuela y Perú. Temperamental, disciplinado y muy cerrado con sus entrenamientos —no tenía entrenador, todo lo aprendió por un amigo europeo—. Así que aproveché esos dos días a su lado al máximo.

Más que lesiones en su vida, el traspié más doloroso para ‘El profe’ fue, que habiendo tenido ese desempeño se ganó un cupo para correr en un Mundial en Grecia en su categoría. - Estaba entrenando fuerte, peleando podium, quería buscar una beca en Estados Unidos y en Puerto Rico. Por la burocracia que existe en el país, la Federación llevó a un bogotano en lugar mío, y ni a la semifinal pasó, pero esa caída me fortaleció mucho.

Corrió por las Fuerzas Armadas, hizo cursos de fuerzas especiales, paracaidista, lancero y contraguerrilla. Estudió administración de empresas, enfocado en el mercadeo, sin dejar los cursos de educación física.

“Si tienes un sueño créetelo y lo vas a cumplir”, le enseñó su padre, Mauro Enrique Orejuela, quien jugó en una de las filiales del América, con base en Palmira, Estrella Roja, y compartió entrenos con el médico Gabriel Ochoa Uribe. -Mi papá era el número ocho, un creativo que a la vez infundía temperamento. Él me decía que el deporte me iba a dar la disciplina para que las veces que me cayera, me levantara y me fortaleciera más. Por seguirle la corriente, jugué fútbol pero vi que no era lo mío, sino el atletismo. Me crié en un barrio popular de Cali, en La Rivera, a mí y a mis hermanos nos decían ‘Los tres correlones’. A uno lo veían como al ‘Súper humano’. En esa época nació la carrera ‘Río Cali’, como preámbulo de Feria. No había tantas como ahora, a los élites regionales nos tocaba ir a otros departamentos o salir del país para buscar competencias de buen nivel.

Aún hoy en día, cuando va a una competencia, ‘El Profe’ siente “mariposillas”. “Me hago adelante, no por salir con los élites, sino para buscar un buen puesto y coger mi ritmo. En la mitad, uno saca el arsenal”, dice Antonio Orejuela, quien comparte su pasión por el deporte con su esposa Martha Florez y su hija Isabella.

Este mes ‘El profe’ está trabajando en la campaña Feliz y Dar junto a Edilson Castillo, ingeniero de sistemas y líder comunitario de las laderas y del Distrito de Aguablanca, junto a las fundaciones Bosconia y Marcelino, que benefician a niños y niñas de la calle capacitándolos y brindándoles ayudas.

Invitan a la comunidad a donar camisas, zapatillas, termos y gorros nuevos o usados en buen estado y regalos de Navidad que el 23 de diciembre les llevarán a los chicos y chicas. Ese día se hará una actividad física para identificar a futuras figuras del deporte. De hecho hay una niña que levanta pesas, una voleibolista, han salido futbolistas y se vislumbran futuros ‘runners’.

“Entreno 5 o 6 días a la semana. Lo ideal es descansar 48 horas. Hay
dos días de fortalecimiento. La carrera continua se combina con bicicleta y de natación”, dice Orejuela.

”En la semana de competencia no se hace trabajo de pesas. El pilates, el TRX, la rumba, aumentan la potencia, desarrollan la flexibillidad y dan resistencia.

Los niños pueden hacer una 1.5 k o 2 k, pero el entreno debe ser lúdico, sin cansarlos.

Para contactarlo: 3174237647
antonioorejuela@hotmail.com