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Aclamada por la actuación de Brendan Fraser, pero duramente criticada por el movimiento Body Positive, ‘La ballena’ parece generar, en algunos, sentimientos de repulsión hacia las personas que padecen obesidad. | Foto: Cortesía El País

PREMIOS OSCAR

'La ballena': película aclamada por la crítica y denunciada por generar gordofobia

Aclamada por la actuación de Brendan Fraser, pero duramente criticada por el movimiento Body Positive, ‘La ballena’ parece generar, en algunos, sentimientos de repulsión hacia las personas que padecen obesidad.

19 de febrero de 2023 Por:  Juan Carlos Moreno Urán, reportero de El País

Esta película del director Darren Aronofsky, el mismo de ‘Réquiem por un sueño’, ‘Cisne negro’ y ‘Madre’, sigue en su constante indagación sobre la redención, a la luz de pasajes bíblicos cristianos.

Aquí, el actor Brendan Fraser interpreta a Charlie, un profesor con obesidad mórbida, un reflejo del Jonás del Antiguo Testamento que ha sido tomado en su vientre por una gran “ballena blanca”, una definición sobre Charlie, que halló en un texto escrito por su hija cuando era muy pequeña. Pero ese encierro se evidencia, aún más, cuando el personaje no puede moverse de su casa, porque sus problemas de peso y lo que puedan pensar los demás de su imagen se lo impiden.

Charlie intenta volver a tejer una relación con su hija, a quien abandonó para irse tras un amor. Pero ya es muy tarde para volver a restablecer un vínculo roto. Por lo que, esta película nos invita a mirar más allá de los conflictos personales y de las situaciones sin resolver que cada personaje carga.

Un reto cinematográfico que nos lleva al interior de un lugar “apestoso”, tal como la hija del profesor describe la residencia de su padre. La lluvia siempre va a acompañar el tiempo desde el inicio en este filme, representa la tristeza y el dolor de cada uno, no vemos un solo rayo de luz del sol porque tanta agua es la evidencia de todas las penas que pesan en este drama, muy bien hilado en las actuaciones de los cinco personajes.

En cuadro siempre tenemos el interior de una casa, detenidos en un personaje que tiene un conflicto consigo mismo y con los demás protagonistas, pero que no pierde intensidad. Esto requiere haber construido un sólido guion, en manos del dramaturgo Samuel D. Hunter, que originalmente escribió una obra de teatro y Aronofsky la llevó al cine.

Los conflictos que se cruzan en Charlie hacen que todos vuelvan a esta casa donde encuentran el interior de sí mismos. El espectador puede ver claramente dentro de cada uno de los personajes, y se convierte en un espejo él también.

Como una obra de teatro, vemos el interior de la casa, Charlie siempre esta allí y los personajes entran a casa y salen. Su hija busca a su padre en principio por el interés económico, pero en ese ir y venir de una relación que ya no podrá ser, ella va a encontrar a alguien que siempre deseo lo mejor para ella. Y es que en el personaje de la hija, con esa crueldad en la que trata a su progenitor, está una niña que desea ayudar a los demás.

Allí, encerrados con Charlie en la casa nos enfrentamos como espectadores a revisarnos en nuestra gordofobia, homofobia, y todos nuestros prejuicios sociales, y que están presentes en cada uno de los personajes. Pero en este profesor, lo que encontramos es a un personaje que siempre aguarda lo mejor de los demás, con un optimismo chocante él va a desearles buenos augurios siempre. 

Su cuñada y muy preciada amiga, siempre tan pendiente de su salud. Se molesta siempre con él porque no prestó cuidado a su salud, la falta de dinero siempre fue la excusa para no tomar lo necesario para el seguro. Algo que pone al espectador en vilo siempre, porque no sabemos en que momento a Charlie le va a dejar de funcionar su cuerpo, ya muy achacado por su obesidad.   

Cada uno de los cuatro personajes trae consigo un conflicto que le arde en el alma, pero que va a tener su redención en un acto final donde los rayos del sol iluminan a nuestro personaje principal. Una luz que llega al final de la película, donde todos han logrado conciliar con el bondadoso Charlie.

Vale decir que para quienes sufren de cualquier trastorno alimentario no es muy recomendable ver este filme, como lo han señalado varias activistas corporales, ligadas al movimiento Body Positive y Plus Size. Como la mexicana Priscila Arias, más conocida en Instagram como @lafatshionista, quien señala que puede generar situaciones de estrés y vulnerabilidad para quienes han tenido una relación problemática o con la comida o con su cuerpo. En este sentido, y más teniendo en cuenta la presión social que se vive en nuestro contexto con respecto a los estereotipos corporales y los cánones estéticos, pareciera ser que ‘La ballena’ genera, entre otras cosas, en el espectador común, sentimientos ligados a la gordofobia y a las violencias estéticas.

En un momento en el que es tan fuerte el activismo por la diversidad de los cuerpos y la sensibilización de diversas campañas, en las que se muestran los retos, miedos y problemáticas que viven las personas con enfermedades y trastornos de conducta alimentaria, sin duda, esta película falla un poco en el discurso que quiere brindar.

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