Vacuna contra el Covid-19, un desafío para el mundo: ¿qué tan cerca están de crearla?

Son por lo menos 39 investigaciones de una decena de países las que se desarrollan actualmente para producir la vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2, el responsable de la neumonía COVID-19, enfermedad declarada pandemia global por la Organización Mundial de la Salud, OMS, y que tiene en vilo a todo el orbe no solo por sus efectos en la salud sino en otros aspectos como en la economía, la educación, en lo social y la vida cotidiana en general.

En la carrera por crear la primera vacuna contra el coronavirus COVID-19 Estados Unidos y China, al parecer, llevan la delantera.

El pasado lunes Estados Unidos informó que empezó los ensayos de una nueva vacuna en 4 de 45 voluntarios sanos reclutados. Se trata de un antídoto que no puede causar el COVID-19, pero contiene un código genético inocuo copiado del virus que causa la enfermedad. Este estudio es financiado por los Institutos Nacionales de Salud y detrás de la investigación se encuentra la compañía biotecnológica Moderna Therapeutics.

Diecinueve horas más tarde del anuncio estadounidense, el Ministerio de Defensa Chino informó que había desarrollado “con éxito” una vacuna contra el SARS-CoV-2 y que había autorizado las pruebas en humanos, aunque en el comunicado no estableció cuándo empezarían los ensayos.

La vacuna fue desarrollada por la Academia Militar de Ciencias y la líder del equipo de investigación, la general del Ejército Popular, la epidemióloga Chen Wei, aseguró que están preparados para una producción a gran escala, segura y efectiva.

De acuerdo con los expertos, ninguna de estas vacunas estará disponible pronto. Calculan que para determinar que es realmente efectiva en humanos y producirlas de forma masiva los científicos tardarán de un año a 18 meses.

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¿Pero, cómo llegan los investigadores a una vacuna de forma tan rápida contra esta enfermedad que tan solo fue descubierta en China en diciembre de 2019? ¿Cuáles son los países que están en esta carrera por hallarla? ¿Cómo se han desarrollado algunas de estas vacunas? ¿La rapidez con que trabajan puede incidir en que no sea un producto ciento por ciento seguro? ¿Cuánto se está invirtiendo para lograr esta hazaña? ¿Qué posibilidades hay de que la patente de esta vacuna pueda ser donada?

Para resolver estos interrogantes, El País consultó a dos especialistas en este campo: Juan David Ramírez González, microbiólogo, con doctorado en biología molecular, profesor asociado de la Universidad del Rosario y presidente de la Asociación de Parasitología y Medicina Tropical y Daniel Eslava, director de la Maestría en Salud Pública y Desarrollo Social de la Fundación Universitaria del Área Andina-Colombia. Además, de contar con información de la Agencia EFE y con datos de otros medios internacionales.

De acuerdo con el microbiólogo Juan David Ramírez González la forma rápida de obtener la vacuna contra el COVID-19 se debe a que la manera como se hace ciencia hoy es muy diferente a la que se hacía hace 7 años o más.

“La posibilidad de obtener información rápidamente ha facilitado los procesos de generación de vacunas, particularmente para este tipo de virus que son de una morfología molecular sencilla. No es un virus de VIH que es mucho más complejo en su biología molecular”. Además, agrega, es una carrera de muchos grupos de investigación para generar una vacuna, son muchos los investigadores dedicados a esto, precisa.

Diarios chinos destacaron que los militares tienen más ventajas frente a los laboratorios y compañías privadas en la elaboración de la vacuna debido a que afrontan menos restricciones a la hora de trabajar en lugares con condiciones experimentales óptimas, como en este caso, el epicentro del coronavirus en Wuhan, China. “La epidemia es como una situación militar. El epicentro equivale al campo de batalla”, comentó a los medios locales la investigadora médica Chen Wei.

En opinión del doctor en biología molecular Juan David Ramírez, estamos cerca de llegar a la molécula que tiene el potencial de ser vacuna, el gran problema es que entre descubrir la vacuna y que la tengamos disponible, toma demasiado tiempo porque ninguna industria farmacéutica está preparada en este momento para poder llegar a cumplir con toda la demanda que tiene esta pandemia. “Considero que se puede llegar a una vacuna contra el Coronavirus COVID- 19 en un par de meses, el problema será generarla a gran escala y que podamos tenerla disponible, por ejemplo, aquí en Colombia. Ya puede llegar a tomar muchos más meses”.

El experto en Salud Pública Daniel Eslava cree que la vacuna no estará disponible en un mes o dos meses. “Sigo pensando que por muy rápido y bien que les vaya tendría que estar funcionando a finales de este año y tendrían que producir proteínas de muy alta calidad y pureza para poder fabricar las vacunas a gran escala”.

Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Francia, Corea, España, Australia e Israel son algunos de los países donde se están desarrollando proyectos en aras de una vacuna contra el coronavirus COVID-19. Prestigiosas universidades, entidades estatales, compañías farmacéuticas, por separado o de manera conjunta, a nivel nacional o en colaboración internacional, se han dado a esta tarea.

Las universidades de Pekín, Tsinghua y Xiamen y otras instituciones de investigación, por ejemplo, han elaborado una vacuna basada en vectores de la gripe que se encuentra en fase de experimentación con animales y comenzarán sus ensayos clínicos en abril, según la agencia estatal de noticias Xinhua.

Anota el asesor de la Organización Panamericana de la Salud Daniel Eslava que los chinos para desarrollar la vacuna han empleado cinco tipo de métodos, con equipos diferentes. “Ellos están pensando que la investigación preclínica la van a terminar en abril, de pronto un poco antes, porque están avanzando rápidamente. Algunos de estos grupos ya empezaron a reclutar voluntarios y a presentar las solicitudes de los ensayos clínicos, las cuales se deben hacer para cualquier prueba ante una institución competente, parecida a lo que es el Invima acá. Eso nos da la idea de que van muy rápidamente”.

Entre tanto, Pfizer y Biontech anunciaron el pasado jueves una carta de intención de desarrollar la vacuna BNT162 en relación con el desarrollo conjunto y la distribución (excluida China) de una posible vacuna contra el coronavirus COVID-19. Se espera que sea sometida a pruebas clínicas a finales de abril.

Según BBC News Mundo, en el caso de los primeros ensayos en humanos, financiados por los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., están saltándose un paso previo que normalmente se usa en este tipo d estudios: asegurarse primero de que la vacuna es capaz de provocar una respuesta inmune en animales.

La empresa Moderna Therapeutics que está participando en esta investigación asegura que la vacuna fue creada usando un proceso de fiabilidad comprobada. “Esta vacuna usa una tecnología preexistente. Fue creada con un estándar muy alto, empleando cosas que sabemos que son seguras para las personas y quienes participan en el ensayo serán sometidos a un seguimiento muy riguroso”, expuso el doctor John Tregoning, experto en enfermedades infecciosas del Imperial College de Londres.

Para Ramírez González, que se hayan saltado este paso, se debe a que hay ciertos permisos que los investigadores logran conseguir. “En este caso se ha demostrado que en los animales la infección no es crónica, que el virus puede replicarse en ellos un par de días, pero luego los animales logran eliminar la infección, entonces no es tan exitoso hacer las pruebas en estos, porque no se va a ver el efecto de las vacunas”.

Interrogado sobre cómo funcionaría la patente y el mercado para el creador de la primera vacuna contra el COVID-19, Ramírez González explica que todo dependerá del ente financiador. “Cuando la OMS financia un proyecto de vacuna obliga al investigador a que ceda la patente, por ejemplo. Pero cuando es una industria farmacéutica la que está financiando la vacuna la patente es de la industria farmacéutica y esta se llena de plata, literalmente”.

Si es este último caso, es muy seguro que la vacuna tenga un valor diez veces mayor a su costo. “Pero si es una vacuna para la que se cede la patente pues será menos costosa y los gobiernos van a preferir comprarla, a una vacuna producida por una industria farmacéutica que no haya cedido la patente”, precisa Ramírez.

Como esta pandemia es un problema de salud pública se podría declarar una calamidad sanitaria y el país que produzca la vacuna debería estar en la obligación ética de ofrecerla para el resto de países del mundo, acota el director de la Maestría en Salud Pública y Desarrollo Social de la Fundación Universitaria del Área Andina-Colombia Daniel Eslava. Sin embargo, señala, “yo no te puedo asegurar eso porque no sé quiénes la están produciendo. Es muy diferente una vacuna que está estudiando el Instituto Nacional de Salud que es un ente gubernamental, que cuando la tenga no la va a poder vender porque es del Gobierno, a que la esté produciendo un laboratorio que cuando la produzca la va a vender, no va a quedarse sin tener un beneficio. Entonces tocaría mirar quién la produce primero. Si es el Gobierno chino, con seguridad la patente de la vacuna va a ser donada a la OMS y esta se encargará de distribuirla al mundo entero. Pero si la produce Estados Unidos a través de un laboratorio comercial pues es evidente que la vacuna va a ser vendida y cada país va a tener que comprar para poder cubrir a su población”.

Las ganancias que representaría para un laboratorio comercial producir la vacuna serían enormes. “Multiplica por miles de millones de habitantes para que veas como se convierte en una mina de oro. Si necesitas aplicarles la vacuna a 1200 millones de personas, que sería aproximadamente la población de China y que cada vacuna cueste, por suponer, cinco dólares, ¿cuánto te va a dar eso? ¡Seis mil millones de dólares. Eso es mucho dinero!”, concluye Eslava.

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No hay que temer que, por la premura del tiempo, la vacuna que se produzca contra el Coronavirus COVID-19 no sea ciento por ciento confiable.

Para Daniel Eslava, independientemente de la disputa que hay por quién la produzca primero, cualquier estudio que se realice para la generación, el desarrollo y la aprobación de una vacuna tiene que seguir unos parámetros nacionales e internacionales que están previamente establecidos por diferentes organizaciones e instituciones de índole científico y académico, “entonces no podemos pensar que van a salir con cualquier cosa y nos van a vender cualquier cosa”.

“El dinero no debe ser un impedimento para hacer todo lo posible para controlar esta epidemia”, dijo recientemente el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien destinó 30 millones de euros a laboratorios españoles que investigan para obtener la vacuna contra el SARS-CoV2.

Por su parte, la Unión Europea espera tener una vacuna en otoño, tal como lo expresó la presidenta de la Comisión Europea (CE) Ursula Von der Leyen, en medio de una reunión de líderes europeos.

La UE ofreció 80 millones de euros como apoyo financiero al laboratorio alemán CureVac, luego de conocerse públicamente que Estados Unidos estaba intentando quedarse con el derecho exclusivo de una potencial vacuna contra el coronavirus que investiga esa compañía alemana.

“La ayuda es para que beneficie a toda Europa y más allá”, expresó Von der Lander.

Los líderes europeos urgieron para compartir información con el fin de que “ la vacuna esté disponible para todos los que la necesiten, tal como lo indicó el presidente del Consejo Europeo Charles Michel.

Por otra parte, DW Tv informó que en marzo pasado el fabricante chino Fosun Pharma le inyectó 120 millones de euros a la compañía Biontech y que esta misma empresa ha recaudado 1250 millones de euros de otros inversionistas para su investigación.