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Los pros y contras de grabar videos sexuales en pareja

Para algunos sexólogos, grabar un video de sexo casero reaviva la pasión en pareja. Otros opinan que solo ayuda a perder el foco de la relación porque se está más pendiente de la cámara que de la pareja. Precaución.

7 de septiembre de 2014 Por: Redacción de El País

Para algunos sexólogos, grabar un video de sexo casero reaviva la pasión en pareja. Otros opinan que solo ayuda a perder el foco de la relación porque se está más pendiente de la cámara que de la pareja. Precaución.

para qué se graban sino quieren que los vean’? Esa es la pregunta que muchos corearon en vivo y en las redes sociales, cuando el mundo entero vio las fotos de las actrices desnudas Jennifer Lawrence y Mary Elizabeth Winstead.Ellas, entre otras, fueron víctimas de un ataque cibernético hecho por un hacker que violó las cuentas ‘privadas’ de las celebridades, robó sus fotos donde aparecen como Dios las trajo al mundo y las divulgó en la red. Los especialistas coinciden en que algunas parejas disfrutan esta práctica de grabarse a sí mismos en actos sexuales. El sexólogo Ezequiel Peralta explica que hay personas a quienes “les atrae el juego mismo de desempeñar roles y filmarse como si fueran actores de una película pornográfica, y ante la posibilidad de ser grabados actúan más desaforados y más desinhibidos”.Se trata de una práctica netamente visual que les resulta excitante porque les permite observarse a posteriori “en escena”, para alimentar ese erotismo visual, que es tan importante en la intimidad.Laurent Marshall, sicólogo sexólogo, dice que esta tendencia no es más que una expresión del erotismo o de una fantasía. Y es válida si está debidamente reglamentada por la pareja y ambos están de acuerdo en los términos del juego. “Si ambos deciden entrar en este juego picante, que incrementaría su deseo, no es nada inadecuado, pero lo importante es no quedarse con ese material mucho tiempo”, asegura Marshall. ¿Pero la fantasía es verse a sí mismos o que los vean otros? Para otros es una ayuda visual que les da la sensación de que hay una tercera persona filmando, de que es otro ante quien se están mostrando y ese tercero los está observando. “Es como la fantasía grupal en la que hay un potencial observador implícito y eso es lo que lo hace excitante para ellos”, explica Peralta.Sin embargo, explica, hay quienes se observan en vivo y en directo como si se miraran en un espejo, pues el dispositivo con que se están filmando, lo conectan a un televisor y lo proyectan como video.Lo positivo es si se hace como una ayuda visual, en vez de recurrir a las películas triple X, protagonizadas por desconocidos y con contenidos exagerados al extremo, donde las situaciones no corresponden a la realidad.Otro sentir tiene el médico psiquiatra español Carlos Chiclana, quien opina que esas grabaciones no ayudan en casi nada. Podría ayudar a comentarlas después y que la pareja hablara más, que expresaran al otro sus gustos y se dieran a conocer. “Esta es una Buena idea: hablar entre ellos. Ayuda mucho a las relaciones sexuales comunicar los gustos, lo que agrada o no, los modos, los tiempos. Pero para esto no hace falta grabarse”, sentencia. Además, hoy en día es fácil filmarse, todos tenemos un celular, una filmadora, un Ipad. “Pero autofilmarse no deja de ser una conducta transgresora –de la cual todos tenemos algo, en mayor o menor medida– porque no deja de sentir ese riesgo de que ese archivo secreto se descubra”, dice Peralta.Lo más importante es tener la seguridad de que no va a ser compartido con nadie, inclusive aunque el vínculo se termine. Porque en el caso de que a uno de los dos se le ocurra compartirlo con alguien, sería aún más transgresor, aunque no es lo habitual en ese tipo de fantasía. Pero no siempre pasa así. Muchas veces cuando la relación termina mal, “esa confianza se transgrede como una forma de castigar al otro, en la que el otro queda totalmente expuesto ante las miradas de todos los de su entorno”, dice Peralta.Justamente, el sicólogo y terapeuta sexual Luis Alberto Montejo, afirma que esa práctica no es muy frecuente, pero cuando ha tenido consultas con individuos o parejas con este tipo de experiencias, es porque de alguna forma les ha causado problemas. “De las personas que suelen grabarse, alguno de los dos o ambos tienen expresiones acentuadas de exhibicionismo y o voyerismo, así como un grado alto de impulsividad”, explica Montejo.¿Pendiente del video o de la pareja?Al sexólogo Luis Alberto Montejo le parece que desde el punto de vista de salud sexual, es válido y funcional autofilmarse en la intimidad cuando el video es una práctica hecha de común acuerdo y con la garantía de que no va ser utilizado más adelante como medio de chantaje o cualquier otra motivación diferente a la que les interesó inicialmente.Sin embargo, el médico sexólogo español Carlos Chiclana cree que el video no ayuda a estar pendiente de la pareja, sino de la grabación, a perder el foco de atención de la importancia de lo que está ocurriendo en una relación sexual amorosa y convertirlo únicamente en un juego. A comportarse como intérpretes y no como autores reales del acto sexual que están viviendo. “Recientemente atendí a una persona que estaba grabando un encuentro sexual con su teléfono y las imágenes se emitieron por streaming a algunos de sus contactos”, revela el terapista.Y agrega que los conflictos se presentan cuando lo que inicialmente tuvo una motivación privada, se vuelve pública, ya sea por acceso no permitido de terceros. O porque alguno de los integrantes de la pareja por hacer daño a la otra o por alguna motivación de estímulo, en la que su intimidad sexual expuesta a otros produzca a su vez mas excitación sexual.“Hay que pensar en las consecuencias”Parte del riesgo que conlleva autograbar videos de contenido sexual, es que hay personas que se sienten con el derecho a hacer público ese material con justificaciones como estas: “Es que ella me engañó” o “Él no me cumplió con lo que esperaba de la relación”, sostiene el sexólogo Ezequiel Peralta. El especialista dice que muchos se creen con poder de divulgarlo y de herir al otro de forma contundente, y con consecuencias que pueden quedar para toda la vida.“La persona que actúa de esta manera y publica una información ‘privada’, es alguien a quien no le interesan las emociones ni la afectividad, que no se conecta bien con las otras personas y está más pendiente de lo que puede ganar. Es alguien que no calcula las consecuencias que emocional y afectivamente puede causar a su expareja”, explica el sicólogo Laurent Marshall. La persona debe saber que por más excitante que sea, no puede dejar de pensar en las consecuencias que el video tendrá. “Hay que actuar un poco con la mente, igual que si se practica sexo grupal, pensar si va a ser capaz de tolerar las consecuencias que esa experiencia puede traer e imaginar cómo pueden ser dichas consecuencias”, dice Peralta, autor del libro ‘El Placer de Seducir’.Los investigadores advierten que en nuestra sociedad se fomenta como excitante el grabarse y luego ver la grabación. Los adolescentes, que pueden ser poco conscientes del riesgo que están corriendo si realizan este tipo de juego, son una población de referencia para sufrir consecuencias adversas.Un hacker en su habitaciónMuchas personas creen que su información en ICloud (La Nube) es totalmente infranqueable. Lo ocurrido a las celebridades de Hollywood demostró que ninguna plataforma es invulnerable. Siempre existirá un riesgo latente de que un tercero, esta vez real, no de la fantasía sexual, sí acceda a su celular, a su portátil o USB, y suba este contenido privado a las redes sociales, Youtube, o la envíe a muchos contactos a un correo. O puede suceder que la pareja o uno de los dos, olvide que ese material, información o archivo existe y de que otro lo encuentre y lo divulgue.“Quien divulga ese tipo de información, es alguien a quien no le interesan las emociones ni la afectividad, que no se conecta bien con las personas y está más pendiente de lo que puede ganar. No calcula las consecuencias que puede causar a su ex pareja”, dice Laurent Marshall, docente de la Universidad Konrad Lorenz y Universidad del Bosque.Toda persona consciente, debe saber que por muy enamorado que se esté, no se sabe qué va a pasar en el futuro. Y que todo empieza y todo acaba, incluso una relación, y no se sabe cómo va a actuar una persona resentida.Confianza es seguridadEl gusto por filmarse mientras se tiene actividad sexual, es una fantasía un tanto límite –no tanto extrema –, explica el sexólogo Ezequiel Peralta, pero sí que va más allá de lo convencional porque no todo el mundo se filma mientras tiene actividad sexual. “Hay que tener muchísima confianza para llegar a este punto”, comenta.Para decidirse por esta aventura se necesita, más que la disposición de la tecnología, estar seguros de que este juego les excita y les da placer. “Pero especialmente hay que tener muchísima confianza para hacer un juego que es transgresor, y para saber que ese video no va a llegar más allá de la intimidad de los dos”, afirma Peralta.Hay que ser consciente de que esas imágenes pueden ser empleadas para coaccionar, chantajear o hacer daño a la otra persona, que su intimidad quede al descubierto, que se vendan como pornografía en un portal de intercambio de imágenes.Para blindarse contra un escándalo cibersexual, lo importante es “tener relaciones sexuales con quien sabes que te ama como persona, no con quien juega contigo o te usa”, dice el médico psiquiatra. En tercer lugar, si se ha decidido grabar, acordar para qué se va a usar, dónde se va a guardar o cómo se va a borrar el material.

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