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Tras las denuncias de esta semana, el Gobierno expidió un protocolo para proteger a los niños de abusos sexuales, que debe ser implementado de manera inmediata. | Foto: Foto: Especial para El País

COLEGIO

Estas son las claves para desenmascarar a los abusadores en los colegios

El Mineducación reporta 876 casos de presunto abuso o acoso sexual escolar en los últimos 4 años. En Cali pasan de cien. Creerle a la víctima, lo que se debe hacer para poner en evidencia a los victimarios.

6 de marzo de 2022 Por: Santiago Cruz Hoyos, El País

En 2017, Argemiro Méndez Hernández, en ese entonces rector del colegio Inem Jorge Isaacs de Cali, recibió el premio Nacional Compartir al Maestro por una estrategia a la que llamó ‘La escuela de la paz’. Con la iniciativa buscaba ayudar a los alumnos a diseñar su proyecto de vida para acceder a la universidad. “La base es motivar a los estudiantes y hacer que se sientan bien tratados, amados y respetados”, escribió Argemiro. Lo llamaron el ‘rector ilustre’.

Apenas un año después, un juez lo envió a la cárcel Villahermosa. La Fiscalía le imputó cargos como presunto responsable del delito de explotación sexual con persona menor de 18 años. Él no aceptó esos cargos.

La investigación comenzó en agosto de 2017, tras una denuncia interpuesta por un padre de familia, quien aseguró que Méndez Hernández le pagaba dinero a su hija de 15 años, y a otra compañera de estudio, “para que fueran a su casa, donde las manipulaba en sus partes íntimas además de presuntamente accederlas carnalmente”. A Argemiro lo capturaron en el barrio El Diamante.

Hace unos días, el viernes 4 de febrero de 2022, la Personería lo sancionó en primera instancia con una inhabilidad de 12 años “por explotación sexual comercial de persona menor de 18 años, siendo víctima una de las alumnas que cursaba estudios en la mencionada Institución”. La Personería – que se encarga de investigar a los docentes del sector público - recordó que la explotación sexual comercial es un delito que se encuentra tipificado en el artículo 217A de la Ley 599 de 2000, Código Penal Colombiano. Méndez Hernández, de nuevo, apeló esa decisión.

La Defensoría aseguró que en 2021 recibió 30.048 casos de violencia contra menores, el 34,1 % por actos sexuales y el 23,7 % por acceso carnal.

Aquel es apenas uno de los cientos de casos de presuntos abusos sexuales en colegios tanto públicos como privados que se habrían cometido en los años recientes en Cali.

En enero pasado, un profesor de informática fue enviado a la cárcel por al parecer abusar sexualmente a una niña de 8 años. Según el juez de control de garantías, el docente, que trabajaba en un colegio femenino, habría abusado en tres ocasiones de la menor.

El Comité Municipal de Convivencia Escolar, Comce, de la Secretaría de Educación, reportó 101 presuntos abusos sexuales, 13 presuntos acosos sexuales y un caso de explotación sexual en los colegios públicos de Cali durante el año 2021, datos que parecieran espejo de lo que sucede en el resto del país.

Esta semana, en Bogotá, exalumnas del exclusivo colegio Marymount, fundado por las religiosas del Sagrado Corazón de María, denunciaron al profesor de educación física, Mauricio Zambrano, por presuntamente abusarlas sexualmente. Al profesor lo llamaron ‘depredador’, pues al parecer llevaba varios años acosando a las estudiantes.

28% fue la tasa de esclarecimiento de casos de abuso sexual en Cali en 2021, según la Fiscalía. En 2019 fue de apenas el 9% y 7% en el 2020.

“El profesor me besó y tuvo comportamientos inapropiados en las instalaciones del colegio y en mi carro. Me silenciaba haciéndome sentir culpable, me advertía que si decía algo, lo iban a meter a la cárcel o me le iba a tirar la vida”, dijo Laura Giraldo, una de las víctimas, en una entrevista con Noticias Caracol. El miedo que le causa el victimario a la víctima para que no denuncie con la amenaza de que “me va a tirar la vida”, genera que el abuso se prolongue.

María José, también exalumna del colegio Marymount, aseguró que el profesor Zambrano les preguntaba a las estudiantes por las tallas de sus brasieres, o sobre si se les marcaba o no los calzones en la ropa de ejercicio.

A esas denuncias se sumó la de una madre, quien señaló que una profesora que dictaba clases en un colegio religioso de Bogotá tuvo relaciones sexuales con su hijo, un menor de edad. En los comentarios de las redes sociales sobre la noticia se evidenció otra problemática: la cultura machista de Colombia les indica a los niños que siempre deben decir sí ante el acoso o las insinuaciones sexuales de una mujer. No se les ha enseñado a decir no, a poner un límite, o a alertar si eso sucede.

42% de los menores de 18 años en Colombia han sufrido algún tipo de vulneración en sus derechos o física, sicológica o sexualmente.

46 abusos sexuales contra menores se registran al día en Colombia, según datos del ICBF. En 2020 fueron 14.200 los niños abusados.

Entre los expertos en educación hay un consenso: en este difícil regreso a clases presenciales tras dos años de pandemia del nuevo coronavirus, los planteles educativos tendrán que priorizar lo emocional y las habilidades de convivencia y socialización sobre lo académico. E insistir en lo que aún sigue siendo tabú en los salones de clase, la educación sexual.

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Carolina Piñeros es la directora ejecutiva de Red PaPaz, una corporación sin ánimo de lucro que nació en 2003 como una red de padres de familia que busca proteger los derechos de los niños en Colombia y América Latina, y que opera la línea de reporte Te Protejo, donde se denuncian casos de bullying o abuso y acoso sexual escolar.

En 2021 en Te Protejo se registraron 90 reportes de violencia sexual en entornos familiares; 8 casos de explotación sexual comercial; 4 casos de tráfico con propósitos sexuales y se detectaron 23.885 páginas web en las que se confirmó la presencia de material de explotación sexual de niños y adolescentes.

Tras su experiencia en Red PaPaz, una de las recomendaciones que hace Carolina para prevenir estos casos de abuso sexual en los niños y adolescentes es no olvidar un dato histórico: la mayoría de los abusos son cometidos por personas muy cercanas a la familia: un profesor, el entrenador de deporte, un tío, un primo, incluso los padres.

Una de las razones del por qué aún no se ha conjurado la problemática al punto que las víctimas en los colegios se cuentan por cientos es lo que sucede a diario: a pesar de que en Colombia existen leyes que castigan el abuso y se ha diseñado una ruta de atención a las víctimas (Ley 1620 de 2013) en la práctica no se aplica.

— Y así los colegios tengan los manuales de convivencia y conozcan las rutas de atención, tienen que pasar más cosas. En Bogotá solo la Secretaría de Integración Social les exige a las personas que trabajan en los jardines infantiles entrenamiento en prevención del abuso sexual. Y eso debería suceder en todos los colegios. Debe haber una cuidadosa selección del personal. Otro aspecto que hemos detectado en RedPaPaz es que muchas veces no se denuncia por miedo reputacional. Le pasa a la Iglesia y le pasa a los colegios. Y lo que hay que entender es que el abuso ocurre hasta en las mejores familias. Un colegio que diga “aquí no pasa nada”, ni siquiera agresiones tipo 1, que son verbales, está mintiendo. El abuso y acoso sexual ocurre en todas partes y es importante reportarlo – dice Carolina.

El gobierno nacional acaba de lanzar un protocolo que obliga a los colegios a denunciar los abusos. Actuar ante la primera alerta evita lo que sucedió presuntamente en el Marymount de Bogotá: que un depredador haga de las suyas durante años. Y se le debe creer a quien tiene la valentía de manifestar que está siendo abusado. No es fácil que un niño o un adolescente se anime a denunciar algo así. Si lo hace, debe tener la garantía de que quien lo escuche no lo va a juzgar, no lo va a regañar, no le va a echar la culpa de lo que pasó. La responsabilidad de los abusos sexuales siempre es del agresor, así tenga la habilidad de hacerle creer a la víctima que la culpa es suya.

— Debemos volver normal hablar del abuso sexual con los niños. Decirles que nadie puede tocarles sus partes íntimas, o que si un adulto lo hace y les pide que guarden el secreto, como sucede en estos casos, que cuenten lo que les pasó. Si un niño no tiene información y capacitación sobre el acoso y el abuso sexual, lo estamos dejando en una mayor vulnerabilidad. Por otra parte se debe desnormalizar el acoso. Estamos en una cultura donde es normal ese asedio a las niñas o a los niños, los piropos, las miradas sugestivas, y eso no es normal y mucho menos con menores – añade Carolina.

85% de las víctimas de abuso sexual en Colombia son mujeres. La mayoría de los victimarios son hombres.

Claudia Sánchez Salamanca es psicóloga Clínica de la Universidad Javeriana e integrante del Grupo Opciones, especializado en la investigación de la violencia sexual en Colombia. Esta semana ofreció una conferencia sobre cómo prevenir el abuso a raíz de las denuncias en Bogotá, y mencionó un dato aterrador: cada año, Medicina Legal realiza 26.158 exámenes sexológicos, es decir los que determinan si una persona fue víctima de una violación. Eso traduce un promedio de 72 exámenes al día. Claudia advirtió que hay un subregistro. Se desconoce la cantidad de víctimas que no llegan a Medicina Legal para hacerse un examen después de un abuso sexual. Quizá el dato oficial se podría multiplicar por diez para acercarse a la cifra real.

— Lo que está comprobado por las estadísticas es que la mayoría de los agresores son hombres y la mayoría de las víctimas son niñas – dijo la psicóloga, mientras exponía una de sus diapositivas.

En la conferencia Claudia hizo varias recomendaciones para detectar que un niño esté siendo abusado sexualmente. Según explicó, hay dos tipos de indicadores: físicos y emocionales o de comportamiento. Y además, en cada una de esas categorías, hay indicadores inespecíficos, es decir que podrían ocurrir por un abuso sexual pero también por otras razones, e indicadores específicos, que ocurren sobre todo cuando hay abuso, aunque también podrían ser por otra causa. Y están los indicadores que no dejan duda alguna y por lo tanto hay que darle aviso inmediato a la justicia.

Entre los síntomas físicos inespecíficos de un abuso sexual en niños figuran las infecciones urinarias, dificultades para caminar o sentarse, sangrados en la boca, enuresis (cuando el niño ya ha controlado esfínteres y de repente empieza a orinarse en su ropa).

— Cualquiera de estos signos es una señal de alerta para indagar un poco más. Es como las alarmas de los carros, que suenan y uno se asoma. Puede ser que no sea nada grave, o puede que sí.

Los síntomas físicos específicos de abuso sexual, es decir que no aseguran que haya ocurrido pero muy probablemente sí podrían indicarlo, es sangrado anal o vaginal, secreción uretral, cuerpos extraños en el ano o en la vagina, dolor en el área anal o vaginal, hematomas en el paladar, síntomas de maltrato: marcas de dedos en la piel, morados de diferentes tonos que pueden indicar que un niño o un adolescente ha sufrido agresiones en diferentes momentos.

38% de los colegios en el país capacitan a sus docentes en prevención del acoso sexual, según el Laboratorio de la Economía de Educación de la Universidad Javeriana.

Y por último los síntomas físicos que no dejan duda y que son de aviso inmediato a la justicia es un embarazo en una niña menor de 14 años. En Colombia, por ley, no puede haber ningún contacto sexual con un menor de esa edad, por lo que una niña embarazada es ya de por sí un abuso sexual. Lo mismo ocurre si se detecta una enfermedad de transmisión sexual en una menor de 14, o semen en su ropa o en el pañal del bebé. No son pocos los bebés víctimas de los abusadores.

— De otro lado, los indicadores emocionales o del comportamiento inespecíficos, es decir que pueden obedecer a un abuso pero también a otra razón, son las quejas constantes en niños pequeños, llantos, protestas, una desconexión para protegerse. Se presenta con una mirada vacía, falta de expresión facial, sin emociones, como desconectarse del presente. O cambios del comportamiento. Niños que eran alegres y participativos y de un momento a otro se retraen, lucen tristes o bravos.

O somatizaciones. Niños que no pueden expresar lo que están viviendo, entonces su cuerpo lo expresa, como fiebres sin razones médicas, dolores de estómago, vómitos. Uno de los aspectos más llamativos es cuando un niño empieza a manifestar apatía. El niño que le encantaba jugar en el recreo y de repente se queda sentado en un rincón es una señal de que algo está ocurriendo – decía Claudia.

También se debe estar atento a la manera en que juegan los niños. El juego es su mundo, luego allí se expresan más fácilmente. La psicóloga contó de casos de niños abusados que ponen a sus muñecos en poses de tipo sexual con otros muñecos.

El sueño también puede ser otra alerta. Niños que no pueden dormir, o que por el contrario duermen demasiado, o tienen pesadillas y miedos que antes no manifestaban, como a la oscuridad.

73,63 % de los colegios no capacitaron al equipo docente para la prevención del embarazo, y 87,84 % no capacitaron en la prevención del VIH en los últimos dos años, según estudio de la Javeriana.

—También se pueden encontrar niños que presentan una gran desconfianza. Por ejemplo pequeños de preescolar que llega alguien a recogerlos al colegio y se agarran de la profesora, lloran, no quieren irse. Si ocurre es porque está pasando algo que se debe explorar. Otro indicador son señales de enfado. Recuerdo el caso de un niño que agarró los cojines del jardín y los volvió nada. Cuando se exploró por qué estaba tan bravo, la familia se enteró que la señora que ayudaba con el cuidado de la casa tenía conductas sexuales con el menor.

En el caso de los adolescentes, algunos se autolesionan cuando están siendo abusados, o tienen pensamientos suicidas. También pueden manifestar depresión, retraimiento, o sobre adaptación: que un adolescente sea sumamente obediente, que haga todo lo que le digan, puede ser una señal de que vive una situación difícil. También pueden desarrollar o bien una sexualidad promiscua, o por el contrario se inhiben, al punto que un beso les puede parecer horrible. Esos son también indicadores que deben llamar la atención.

— No todos los jóvenes que están siendo abusados presentan estas conductas, pero sí son señales para estar alertas. Y si un niño o un joven le cuenta que está pasando por esta situación, créale. Es muy difícil contar algo así. Y es importante que el niño o el adolescente sienta que está recibiendo apoyo, que no lo van a castigar. Tener una actitud de escucha empática, con todo el cuerpo en disposición de escuchar, y tener serenidad. Que el niño no sienta que a usted le va a dar un ataque cardiaco por lo que le está contando, porque él está muy asustado, y si usted se asusta, ¿en quién va a confiar él? Y busque ayuda de especialistas si se confirma el abuso sexual – dijo Claudia Sánchez.

En Cali se puede reportar casos de abuso sexual en menores en la Policía de Infancia y Adolescencia, que cuenta con una patrulla disponible las 24 horas. El número es 317 – 5357585. En los primeros tres meses de 2022 ya atendieron un caso. También se puede denunciar en la Línea 141 del ICBF, o acudir al Centro de Atención Integral a Víctimas de Violencia Sexual, Caivas, de la Fiscalía.

Colegios deben denunciar

Tras las denuncias de esta semana, el Gobierno expidió un protocolo para proteger a los niños de abusos sexuales, que debe ser implementado de manera inmediata.

Entre otras disposiciones, se determinó que es obligatorio por parte de los directivos de los colegios y los profesores, denunciar ante las autoridades “toda conducta o indicio de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes”.

Con estas medidas se pretende evitar lo que sucedió en el colegio Marymount en Bogotá, cuya rectora habría guardado silencio sobre lo que estaba ocurriendo para proteger la imagen del colegio y evitar escándalos en los medios de comunicación.

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