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El exorcista de Popayán

Antes de la época de los 90, el Sacerdote Octavio Usme fue considerado como el exorcista de la ciudad.

21 de enero de 2012 Por: Javier Muñoz

Antes de la época de los 90, el Sacerdote Octavio Usme fue considerado como el exorcista de la ciudad.

Es un mito que el Padre Octavio Usme sea un exorcista. El tiempo en que levantaba su mano y expulsaba los demonios llegó hasta los años 90, época en que en reunión eclesiástica se determinó y ordenó que ningún sacerdote de Popayán estaba autorizado a realizar exorcismos. A pesar de todo, la gente lo considera como “el único exorcista de Popayán”, y son muy pocos los que están enterados que hace más de 15 años se retiró de este oficio. Más que por decisión propia, el padre Octavio Usme, proveniente de Antioquia y actual sacerdote de la Catedral de Popayán y de la iglesia de Belén, decidió abandonar los exorcismos para ofrecer obediencia a la orden del obispo. “En realidad lo que yo ahora hago son oraciones de liberación, que es algo muy distinto a los exorcismos”. Por eso es que muchas personas lo siguen considerando un exorcista, pero él se quita el título explicando que muy pocos veces se necesita de un exorcismo, pues más que personas poseídas lo que llega a sus manos son gente con problemas familiares, muchas personas con miedo o muchachos angustiados que van a su encuentro después de usar la ‘ouija’ como una tabla de juego. Ahí es donde él realiza oraciones de liberación, o cuando existen problemas relacionados con los maleficios hechos desde la santería, una práctica donde ha descubierto que incluso existen amarres hechos con sangre de menstruación. De los exorcismos solo le quedan los recuerdos, como aquella vez que le llevaron una muchacha de 18 años para que fuera el quien le hiciera la liberación. “Uno sabe que están poseídos por la forma de su mirada, por las reacciones que toma con quienes la están ayudando, y por la fuerza tan extraña que saca a la hora del exorcismo”. Para Gustavo Zorrilla, docente de la Universidad del Cauca, todas esas manifestaciones y reacciones físicas son producidas por el deseo de hablar que tiene el cuerpo, entendiendo que los actos de habla no son simplemente los del lenguaje oral. “Todo eso es psíquico, todo eso está instalado en el lenguaje y el lenguaje es psicosomático, es el resultado de una relación mente y cuerpo. El cuerpo tiene deseo de hablar y lo hace bailando, brincando, gritando, llorando”, o simplemente sin decir nada. Pero sea cuestión de la mente, o cuestiones en la practicas de fe, el padre Octavio quiere dejar claro que ya no practica exorcismos. Además, aconseja que ningún laico debe intentar incursionar en este oficio, pues si bien el los practicó porque tenía preparación, no todos están en la capacidad de hacerlo. “El demonio se venga en la fortuna o en la vida familiar, por eso es mejor no molestar con estos misterios”.

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