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Este es el grupo de 22 profesionales de la salud que llegó a Leticia a colaborar en la atención de la pandemia. La mayoría de ellos son de Cali, Palmira y Popayán. | Foto: Foto: Especial para El País

AMAZONAS

Así opera la misión médica que viajó a la capital de Amazonas para 'luchar' contra el Covid-19

Un grupo de voluntarios, entre médicos, enfermeros y terapeutas respiratorios se alistaron para ayudar a atender la emergencia sanitaria que se vive en Leticia por el Covid-19. La sonrisa de agradecimiento de sus pacientes, manifiestan, es su mejor recompensa.

7 de junio de 2020 Por: Natalia Arboleda, integrante del Semillero de Periodismo UAO-El País

Cuando Emiro Leones Osorio se bajó de ese avión, el pasado viernes 22 de mayo, no reconoció su ciudad, parecía un lugar abandonado. Durante 30 años vivió, estudió y recorrió las calles de Leticia, capital del Amazonas, ahí también, conoció de amores y su vocación, la medicina.

Junto con él, de ese avión desembarcaron 21 profesionales de la salud que, de manera voluntaria, viajaron con el propósito de prevenir, mitigar y atender la crisis humanitaria ocasionada por el Covid-19 en esa zona del país, una de las más afectadas hasta hoy, y en donde se evidenció, a grandes rasgos, la crisis en el sistema de salud.

En la Amazonía colombiana, el primer caso del virus se registró el 17 de abril, en la capital, según los reportes del Ministerio de Salud. Antes del primer mes de ese registro, para el 13 de mayo, los casos se habían multiplicado y se registraban 718 contagiados. La crisis de la pandemia, desde esas fechas, azota fuertemente a la región.

Emiro lo veía venir, sabía que cuando el virus llegara ahí, la precaria red hospitalaria colapsaría en cuestión de días. Cuando llegó a la capital pudo dimensionar la situación.

Las calles solas, los parques vacíos, el comercio detenido y el silencio ensordecedor del entorno le hicieron desconocer su ciudad, la misma que lo vio crecer, pero que hoy sufre los estragos de un virus y del olvido del Estado.

Sin embargo, y aunque sintiera lejanas esas tierras por las circunstancias, la gente le recordó porqué había vuelto. Desde la base del Grupo Aéreo del Amazonas, hasta el hotel donde se hospedaría con los otros 22 voluntarios por las siguientes semanas, veía gente saludando desde las ventanas y pitando desde los carros hacia el bus que transportaba a los integrantes de ‘Misión Amazonas’. Ese momento lo hizo sentir como un héroe.

“La iniciativa de crear un grupo de médicos que pudieran ayudar allá nace de Emiro. Se lo comentó a Juan S. Martínez, el director de la UCI de la Clínica Nuestra y este, le presentó la propuesta a las directivas del lugar. Semanas después, junto con la Superintendencia de Salud y las clínicas que hacen parte del grupo Ospedale, hicimos una convocatoria para conseguir voluntarios”, comenta John Fernando Quevedo, gerente del puesto de mando unificado de ‘Misión Amazonas’.

Después de escoger a un grupo integral entre médicos, enfermeros, terapeutas respiratorios y auxiliares, estos fueron enviados en un vuelo humanitario de la Fuerza Aérea Colombiana con más de 500 kilos de medicamentos y otros materiales como monitores y carros de reanimación.

Durante seis semanas, ese grupo de voluntarios de distintas partes del país, que partió de Santiago de Cali a más de 1000 kilómetros de distancia, se convertiría en personal de apoyo en el Hospital San Rafael de Leticia, el único hospital público de esa capital.

A principio de este año, Emiro había prometido que visitaría a su familia en vacaciones, pero las condiciones y la situación le cambiaron los planes. Gran parte de su vida la pasó en aquella ciudad, hasta que por una oportunidad de trabajo viajó a Cali y comenzó a trabajar como médico asistente en la UCI de la Clínica Nuestra.

Ahí lleva más de cuatro años, pero por mucho que le gusten las calurosas calles de la Sucursal del Cielo y su gastronomía, al Amazonas aún lo lleva adentro.

“La situación en esta región se siente más debido al estado del sistema de la salud. Hace diez años que me fui a vivir a Cali, y hace tres que no venía por acá. Aquí vive mi familia y tenía muchas ganas de volver, pero no en estas condiciones. Sin embargo, a mis compañeros y a mí nos alegra poder estar ayudando durante esta crisis”, afirma Emiro Leones Osorio, el líder de ‘Misión Amazonas’.

A veces, después de un turno en el hospital, camina hasta la casa de su mamá, pero no pasa de la puerta y tampoco deja que ella y otros familiares se acerquen a él, porque, aunque hace mucho no los abraza, sabe que es un riesgo para ellos.

A la fecha, en el departamento del Amazonas se registran 1954 casos de coronavirus, lo que la convierte en una de las regiones con más casos de contagio por numero de habitantes. Por cada 10.000 habitantes, según cifras del Instituto Nacional de Salud, hay 90 personas diagnosticadas con el virus. A Emiro le ha tocado ver cómo esta enfermedad se lleva a algún conocido o a un viejo amigo de la familia.

Sus días o noches las pasa en el hospital, dependiendo del turno que le toque. Siente miedo a contagiarse, a tener que dejar de trabajar o a que se enferme un familiar, pero entre cada turno, encuentra en la gente del Amazonas la fuerza que estos días le demandan.

“Siento miedo como todos. No por ser médicos y estar en la primera línea significa que esta situación no nos agobie, claro que lo hace. Pensamos mucho en eso, pero cuando uno entra a turno se le olvida y se concentra en ayudar. La gente aquí nos ha recibido como héroes, son muy agradecidos con nuestra labor”, manifiesta.

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Cuando la vocación llama

El primer turno en el hospital para Yuly Cajicá fue duro. No por el Covid-19, ni por las intensas jornadas que demandan estos días, sino porque en el Hospital San Rafael se debe trabajar en condiciones precarias. Hay pocas camas, pocos insumos y falta de personal.

Cuando llegó, no conocía el Amazonas y mucho menos el hospital en el que iba a laborar de manera voluntaria durante las siguientes seis semanas, pero mientras pasaban las horas, se dio cuenta de que al miedo lo alivian los ojos de agradecimiento de los pacientes a los que atiende.

A principios de mayo, el San Rafael fue intervenido por la Superintendencia de Salud, debido a que se identificaron fallas de tipo administrativo, financiero, asistencial y jurídico, que ponen en riesgo la atención eficaz de los usuarios. Yuly lo puedo evidenciar, porque ella y los otros voluntarios han tenido que improvisar salas para aislar y tratar a los pacientes con covid. También han tenido que improvisar un salón de desinfección, donde se ponen el traje que los protegerá durante las doce horas de turno.

Todos trabajan con lo que hay, mientras llegan las ayudas prometidas por el Gobierno. Entre el 20 de abril y el 4 de mayo el hospital se enfrentó a la renuncia masiva de por lo menos 55 médicos y enfermeros, quienes decidieron dejar de atender debido a la falta de insumos para protegerse durante la pandemia y a otras irregularidades.

Días después, algunos se reunieron con las directivas del lugar, quienes acordaron que los médicos recibirían lo necesario para que pudieran seguir brindando sus servicios. Sin embargo, adecuar un hospital en medio de una crisis sanitaria demanda de tiempo y dinero. Dos cosas que escasean en la región.

Para Yuly, la enfermera en jefe de ‘Misión Amazonas’, no ha sido fácil trabajar ahí, pero siempre quiso ser parte de una misión médica. Cuando se dio cuenta de la convocatoria se inscribió sin pensarlo dos veces. Recuerda a algunas personas de su familia diciéndole: “¿cómo te vas a apuntar a eso?, ¿acaso no ves lo complicada que está la situación allá? Donde los demás veían una crisis, ella veía una oportunidad de a ayudar.

Días después fue contactada para darle la noticia de que había sido seleccionada para el voluntariado. Fue feliz, aunque esa misión le demandara alejarse de sus dos hijos, Andrés Felipe, de 13 años, y Miguel Ángel Martínez Cajicá, de 5, los seres que más ama en la vida y a quienes llama en la noche cuando vuelve al hotel.

“Ellos me preguntan si ya vi una serpiente o una guacamaya. No entienden porqué su mamá fue a trabajar tan lejos, pero les gusta preguntarme si ya vi algún animal. Me hacen mucha falta, en especial en los días en los que se me dificulta contactarme con ellos porque la red no siempre es la mejor”, afirma Yuly Cajicá.

Como Yuly y Emiro, están Daniela Velazco, Elizabeth Saa, Luis Eduardo Barón, Reinel López, caleños de nacimiento y otros de corazón, integrantes del personal de la salud a quienes, en medio de la crisis ocasionada por el Covid-19, los mueve las ganas de
ayudar.

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Datos sobre el hospital

En Leticia hay 48.144 habitantes, según el censo de 2018.

Es la quinta región del país con más casos diagnosticados de Covid-19.

Según la página del Ministerio de Salud, el Hospital San Rafael tiene 11 camas hospitalarias, 4 de cuidados intermedios y 4 ventiladores.

Leticia, la capital del departamento, es la cuarta ciudad con el mayor número de muertes en el país.

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