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William Sánchez, bailarín vallecaucano. | Foto: Especial para El País

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Wilman Sánchez, bailarín y empresario vallecaucano, falleció en Nueva York por Covid-19

El reconocido empresario y coreógrafo falleció esta semana en Nueva York. Cali no olvida su legado artístico.

8 de mayo de 2020 Por: Redacción de El País

Wilman Sánchez Cabrera, el empresario y coreógrafo vallecaucano, conocido como el rey de la bohemia caleña, falleció este miércoles en Nueva York a causa del Covid-19.

Es recordado por su exitosa carrera como bailarín de tango y como el fundador del ‘Viejo rincón’ y ‘La barraca de Lorena’, establecimientos artísticos que iniciaron con los shows de revista musical, promoviendo desde los años 80 el talento local.

Tenía 59 años y desde hace 5 vivía en el área de Queens, Nueva York, desempeñándose como gerente de una cadena de restaurantes, ya que además de ser coreógrafo graduado del IPC, obtuvo un título de contador y administrador en la Universidad Javeriana. A finales de marzo le fue diagnosticado con la enfermedad que hoy golpea al mundo, por lo que fue internado en el Long Island Hospital de Nueva York, donde pasó sus últimos días.

Wilman Sánchez es considerado como uno de los artistas más destacados de la cultura y el entretenimiento de Cali. En su trayectoria como bailarín de tango, junto a Maité Jaramillo, su pareja de baile por veinte años; logró llevar su show de tango por diferentes países del mundo: Londres, París, Montevideo, Buenos Aires, Madrid, Nueva York, entre otras ciudades donde los recibieron con entusiasmo.

De hecho, Wilman y Maité, fueron los primeros colombianos en ganar un campeonato mundial de tango, así se convirtieron en un ejemplo de éxito para muchos bailarines caleños.

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Al enterarse de esta lamentable noticia, su pareja de baile de toda la vida, Maité Jaramillo, expresó: “Se fue mi otra mitad. Mi compañero de baile, mi hermano, mi compinche, mi socio, con el que luché durante 20 años para lograr una identidad artística y empresarial. Él estará siempre en mi corazón, en los recuerdos, en cada tango que bailamos, en cada noche y en encuentros de tantos amigos que nos acompañaron y que hoy están como yo lamentando su ausencia”.

En 1987, Wilman y Maité fundan el ‘Viejo rincón’. Ubicado sobre la Calle Quinta, fue el lugar de encuentro de la bohemia caleña. Desde allí se empezó a gestar una forma de entretenimiento que hoy representa a Cali: las revistas musicales.

Según afirma Juan Carlos Sánchez, empresario y hermano menor de Wilman: “era el único sitio en Cali que tenía shows propios, muchos artistas consagrados de la época deseaban presentarse en el ‘Viejo rincón’, y a los nuevos también se les dio la oportunidad de darse a conocer, artistas como Liliana Montes, Helenita Vargas, Alci Acosta, Anabella Arbeláez pasaron por allí, además fue escuela para importantes bailarines locales. Wilman creó un espectáculo que podía presentar a más 20 artistas diferentes en una sola noche, variando en todos los géneros musicales”.

El 31 de diciembre de 2001, cuando Wilman había decidido continuar su carrera como empresario en Bogotá, fue la última noche en el ‘Viejo rincón’.

El último tango de Wilman y Maité fue un show llamado ‘Las tabas’ y lo bailaron una noche de 2012 en ‘La barraca de Lorena’, un establecimiento fundado en Bogotá y Cali por Wilman y su esposa, la cantante Lorena Urrea.

“Los años que me quedan los dedicaré a conservar su memoria, y será un homenaje diario a un hombre de corazón grande, un trabajador incansable y entusiasta emprendedor, Wilman siempre fue un soñador y un romántico”, expresa la bailarina Maité.

Lorena Urrea quien es la actual cantante de Delirio, fue compañera sentimental de Wilman por más de 28 años y es la madre de su segundo hijo, Nicolás. Para la cantante, “él fue un artista muy importante para la ciudad de Cali, porque junto a Maité hicieron del tango un espectáculo muy popular, algo que aún conservan bailarines como Freddy y Cielo, por ejemplo. Además con el ‘Viejo rincón’ empezó el movimiento de las revistas musicales, sé que Andrea Buenaventura partió de allí para crear un show como Delirio”.

“Para mí fue un gran compañero y amigo, un hombre sensible y artista muy valioso. Se fue muy joven, estaba muy bien en Nueva York, para mí fue el mejor padre y un guerrero”, afirma la cantante.

Por su parte, para el periodista deportivo Javier Fernández Franco, ‘El cantante del gol’, quien conocía a Wilman Sánchez desde hace 40 años, cuando lo vio bailar en otro sitio emblemático de Cali hoy desaparecido: ‘La embajada antioqueña’.

“Wilman era el bailarín estrella de ese lugar, uno de los primeros restaurantes show. Él era un extraordinario bailarín, después me lo encontré en Bogotá, en ‘La barraca de Lorena’. La muerte de Wilman nos deja muchísimas enseñanzas como su capacidad de emprendimiento, pero sobre todo nos deja un vacío muy grande a los que amamos el arte. Es muy lamentable para los caleños de antes, y los de ahora, que no pueden olvidar a este campeón mundial de tango, junto a Maité, que recorrieron el mundo bailando mejor que los argentinos. Recuerdo que llegaron a presentarse en el Madison Square Garden de Nueva York”.

Wilman Sánchez Cabrera había nacido en Palmira el 17 de enero de 1961, era el tercero de cinco hermanos: María Diurny, Saúl Hernando, Juan Carlos y Luz Ángela. En la adolescencia su familia se trasladó a Cali y empezó a estudiar música y danza en el Instituto Popular de Cultura, donde se especializó en danza folclórica. Pero su sensibilidad artística la complementó con el emprendimiento, así que también estudió contaduría y administración de empresas en la Universidad Javeriana, institución en la que fue profesor de danza algunos años, antes de dedicarse a sus propios proyectos.

Su ejemplo de optimismo y sensibilidad artística permanecen en toda una generación de caleños, en su familia y sus hijos, Katerine y Nicolás.

Maestro del tango

En sus últimos años como bailarín profesional, Wilman Sánchez creó una forma nueva de bailar tango entre tres personas.

Este fue un show que llamó mucho la atención por la técnica que inventó el coreógrafo caleño, algo que no habían intentado los maestros argentinos.

Además, este baile en trío tenía una simbología particular que permitía a los observadores encontrar similitudes con la vida.

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