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Misterio ronda el secuestro del japonés Masao Tsutsui

Masao Tsutsui, uno de los dos japoneses secuestrados en todo el mundo (el otro es un periodista que estaría en manos del talibán, en Afganistán) al parecer estaría en poder de la Columna Móvil Gabriel Galvis de las Farc.

27 de junio de 2010 Por: Yesid Toro Meléndez Reportero de El País

Masao Tsutsui, uno de los dos japoneses secuestrados en todo el mundo (el otro es un periodista que estaría en manos del talibán, en Afganistán) al parecer estaría en poder de la Columna Móvil Gabriel Galvis de las Farc.

Masao Tsutsui, uno de los dos japoneses secuestrados en todo el mundo (el otro es un periodista que estaría en manos del talibán, en Afganistán) al parecer estaría en poder de la Columna Móvil Gabriel Galvis de las Farc. A esa hipótesis han llegado algunas investigaciones que buscan dar con el paradero de este extranjero de 69 años, secuestrado el pasado 23 de marzo en el corregimiento de Villagorgona, municipio de Candelaria.Tres meses después de su secuestro la prensa japonesa ha puesto sus ojos en este caso, al punto que durante esta semana un grupo de periodistas de ese país estuvo en Cali. Los medios nipones anunciaron un escándalo en su país por el plagio de este ciudadano en Colombia, donde desde 2001 no era secuestrado un japonés. Tsutsui, un comerciante que en los últimos años se ha dedicado a trabajar en un pequeño vivero de su propiedad en Villagorgona, salió de su negocio con una mujer que tras comprarle unas plantas le pidió que se las llevara hasta una finca cercana. Masao usó su camioneta, una Toyota Hi Lux, y se fue a llevar el encargo.Al parecer, la mujer con la que Masao salio el 23 de marzo a las 5:00 de la tarde de su vivero fue detenida días después pero luego fue dejada en libertad pues no se logró vincularla a la investigación. “La detenida dijo a las autoridades que ese día el señor llevó las plantas al sitio indicado y luego se fue, pero que no sabía más”, dijo un investigador. Ese mismo día, la familia de Masao supo que fue secuestrado por una banda de delincuencia común que opera en la zona y que, según las autoridades, le ‘vende’ secuestrados a las Farc. Uno de los familiares recibió una primera llamada a través de un teléfono celular en la que le informaban sobre el plagio y le exigían mil millones de pesos por su liberación. Según contó a El País un allegado del secuestrado, quien pidió reserva de su identidad, en los días siguientes hubo más llamadas para exigir dinero. En un nuevo contacto con los familiares los secuestradores bajaron su exigencia a 500 millones de pesos y finalmente, a 200 millones de pesos. Días después del plagio, el Gaula del Ejército halló el vehículo del japonés totalmente incinerado en un paraje entre los municipios de Villarrica y Puerto Tejada, en el Cauca.Las investigaciones adelantadas apuntan a que la banda que se llevó al ciudadano japonés, al no ver una respuesta por parte de los familiares para el rescate, se lo vendieron a la Columna Móvil Gabriel Galvis de las Farc. Esta agrupación armada ilegal tendría al extranjero en algún lugar de la cordillera central en un área cercana al municipio de Florida en el Valle, según datos de inteligencia.Se desconoce qué razones tiene esta guerrilla para retener al extranjero, pues desde hace al menos dos meses no han hecho exigencias económicas ni tampoco han entregado pruebas de supervivencia. Empero, se sabe que un familiar del secuestrado ha tenido contacto con miembros de esta agrupación, quienes le habrían permitido enviarle medicamentos ya que Masao padece de hipoglicemia y se teme por su salud. Nadie se pronunciaEl secuestro de Masao Tsutsui se ha convertido en un misterio. El caso fue asumido por el Gaula de la Policía, pero ningún oficial de esta institución se ha pronunciado oficialmente, como tampoco lo ha hecho la Fiscalía Especializada ante el Gaula, donde un funcionario explicó que la investigación se encuentra en etapa de indagación.A nivel diplomático también hay hermetismo en torno a este caso. El País habló con el consejero de la Embajada del Japón en Colombia, Yasuhisa Suzuki, quien dijo que su gobierno no hará ningún comentario sobre el secuestro del señor Tsutsui ni tampoco se refirió a cómo puede afectar este hecho las relaciones entre Colombia y Japón.El familiar del japonés que habló con esta casa periodística dijo que “no ha habido interés” por parte de la Embajada.En febrero de 2001, cuando fue secuestrado Chikao Muramatsu, vicepresidente comercial de Yazaki Ciemel, compañía japonesa de autopartes para vehículos, el gobierno del Japón inició una cruzada internacional para lograr su liberación.El empresario fue plagiado por una banda de la época llamada ‘Los Calvos’ y luego ‘vendido’ a las Farc. La misma suerte que corrió Masao Tsutsui. “No estaremos tranquilos hasta tanto se logre la liberación del único japonés secuestrado en el mundo”, señaló en esa época a los medios de comunicación el primer secretario de la embajada japonesa en Colombia, Nobuyuki Shirakata.Tres años después el empresario japonés murió en medio de un rescate militar. Pero el silencio en el caso del señor Tsutsui es tal que ningún familiar está autorizado para hablar con los medios de comunicación, según lo manifestaron. Incluso un equipo periodístico de la agencia de noticias japonesa Kiodo News, que viajó desde Río de Janeiro hasta la capital del Valle, intentó comunicarse con uno de los hijos de Masao Tsutsui, pero este les dijo que no tenían autorización para hablar del tema. El País hizo lo propio y la respuesta fue la misma. Los principales medios de comunicación de esa nación asiática registraron la noticia y destacaron el hermetismo de las autoridades colombianas y de la embajada de su país en torno al caso. Pese a que la noticia circuló en Tokio, el gobierno japonés sigue sin dar declaraciones al respecto. En una visita al vivero El Jardín, de propiedad del señor Masao, se estableció que es conocido cariñosamente entre sus vecinos como Roberto o ‘El japonés’, que lleva muchos años viviendo en Villagorgona, que le gusta promover el deporte entre los jóvenes y que tiene dos hijos adultos fruto de la unión libre con una señora que vive allí. Su otra familia reside en Cali.Masao no es solo el único japonés secuestrado en América Latina. Su caso puso en evidencia que, pese al notorio avance en la lucha contra ese flagelo, el secuestro sigue afectando a los extranjeros en la región.Padre de cuatro hijosQuienes conocen de cerca a Masao Tsutsui dicen que llegó a Colombia hace al menos 35 años. Es casado en este país con una japonesa con la que tiene dos hijos. Luego inició en el negocio de las plantas en Villagorgona y se conoció allí con la que sería la madre de dos hijos varones más, a los que reconoció y les dio su apellido. Con esta mujer (no se revela su identidad) vivió en unión libre durante más de diez años. Al parecer, al momento de ser secuestrado Masao estaba más cercano a su primera familia que reside en el barrio Mayapan, al sur de Cali. En Villagorgona la gente conoce a Masao como un hombre alegre que acostumbra a ayudar a la gente. Es también amigo cercano de varios japoneses radicados en el Valle del Cauca y practica el Tenrikyo, una de las modernas religiones en Japón (Shinshukyo) que tiene orígenes en el sintoísmo.Tanto sus allegados como las autoridades insisten en que se trata de un hombre modesto, trabajador y sin grandes cantidades de dinero. Japoneses en ColombiaEn el país hay aproximadamente unos 2.000 japoneses. Entre ellos se cuentan los descendientes de los primeros nipones que llegaron. Palmira, Cali y Barranquilla son las ciudades donde se concentra la mayor cantidad de ciudadanos japoneses. Colombia y Japón mantienen convenios de cooperación en áreas de cultura, educación y salud. El HUV en Cali cuenta con una unidad de recuperación física donada por ese gobierno.

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