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María Eugenia, la compañera de todas las horas de Rodrigo Lloreda

Luego de padecer una prolongada enfermedad, falleció el viernes en Cali María Eugenia Piedrahita de Lloreda, viuda del exministro Rodrigo Lloreda Caicedo. Perfil.

24 de enero de 2015 Por: Redacción de El País

Luego de padecer una prolongada enfermedad, falleció el viernes en Cali María Eugenia Piedrahita de Lloreda, viuda del exministro Rodrigo Lloreda Caicedo. Perfil.

"A mediados de 1974 Rodrigo Lloreda contrajo su segundo matrimonio con María Eugenia Piedrahita Plata, quien dejó su carrera artística, empezó a interesarse por las actividades políticas, y se convirtió en aliada incondicional, en los asuntos personales y en todas las empresas que comprometieron a Lloreda como periodista, dirigente de su partido y funcionario”.Esas palabras quizás servirían para contar toda la historia. Historia que refrenda la veracidad de una frase que aunque lugar común, resulta extraordinaria cada vez que se verbaliza en un soplo de vida: detrás de todo gran hombre, siempre hay una gran mujer. María Eugenia Piedrahita de Lloreda es un ejemplo. Lo es. Viviente, sí, porque como los hombres grandes, las grandes mujeres nunca se van.Las palabras conforman el último párrafo de la página 64 en la biografía que sobre Rodrigo Lloreda, le encomendaron al experimentado periodista Jorge Arturo Sanclemente, tres años después del fallecimiento del exministro de Defensa. Aquella cartera, en la presidencia de Andrés Pastrana, fue la estación final del larguísimo recorrido público de Lloreda, que renunció por estar en desacuerdo con la determinación presidencial de extender sin plazos la zona de distensión en el Caguán, donde entonces el Gobierno negociaba el primer proceso de paz con las Farc.La decisión de dejar el cargo, justo en ese momento, tuvo que haberle quitado muchas horas de sueño al exministro, que meses después de la renuncia y su lucha silenciosa contra un cáncer, moriría. En esa última lucha, como en otras tantas dadas en diversos escenarios de la vida nacional, María Eugenia también estuvo a su lado. Como estuvo siempre, a veces del otro extremo del teléfono, escuchando a su esposo, que de viaje, le contaba de alguna decisión política en la que meditaba. Pero normalmente muy cerca, como una cómplice fiel a donde fuera: antes del Ministerio de Defensa, Rodrigo Lloreda fue Gobernador del Valle, senador, Designado a la Presidencia de la República, miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, Embajador en Estados Unidos, Canciller, Ministro de Educación y de Defensa.Elsa Dorronsoro, una de las amigas más próximas a María Eugenia, dice que ella lo respaldaba irrestrictamente. Recuerda haber estado muy cerca de la pareja cuando Lloreda presentó la dimisión al Ministerio: “Él tenía una mente muy clara sobre el país y sobre lo que iba a pasar en ese momento (el fortalecimiento de las Farc en el Caguán). Y así fue. Ella siempre lo apoyó en su decisión, así como siempre lo apoyó cuando él hizo campaña: en burro, en bus o en lo que fuera María Eugenia estaba al lado”.El ex senador y columnista de El País, Carlos Mejía, quien fuera gran amigo de Lloreda, dice que ella era tan cercana a él como una mancorna. “Fue una mancorna de él, muy solidaria, su refugio en las tensiones, una consejera muy valiosa”. Mejía recuerda un episodio en Washington: “El doctor Rodrigo era canciller y yo, que estaba en esa ciudad, voy a visitarlo. Estaba planeando la candidatura presidencial que se materializó en el 90 y María Eugenia estaba allí. Yo le dije que debía tener en cuenta el candidato que iba a tener al frente, que sería Galán; recuerdo la expresión de ella: esa será una competencia muy dura”.El gobernador del Valle, Ubeimar Delgado, copartidario y amigo de Lloreda, al hablar de ella, también resalta la solidaridad que siempre tuvo con la causa política del hombre del que se enamoró cuando todavía era una cantante. Y se entregó con inteligencia interesándose en los temas políticos más gruesos del país, demostrando gran poder de análisis. “Ellos conversaban mucho y ella era una gran conversadora. La vi varias veces en reuniones políticas,hablando con gran propiedad y manejo de lo que allí se tratara”, señala el hoy mandatario de los vallecaucanos.En un artículo que la revista Semana publicó en la época en que Lloreda fue candidato presidencial, hablando justamente sobre las esposas de los candidatos en contienda, se señalaba que para ese momento María Eugenia era la única que no había necesitado una presentación oficial ante el público. “Los colombianos-- decía Semana-- aún la recuerdan como una de las más bellas y mejores intérpretes de la música romántica. Como una mujer de voz privilegiada que siempre manejó la popularidad con discreción y elegancia. Por eso, cuando como esposa de un importante político tuvo que enfrentarse a la prensa y hablar con la gente en las plazas públicas, lo hizo con la mayor naturalidad del mundo”.Y con esa misma naturalidad, fue madre de los que biológicamente no eran sus hijos pero a los que la genética del amor puso del mismo lado en la patria de sus querencias. Rodrigo, Francisco José, María Mercedes y Aura Lucía, tuvieron tanto amor como el que les dio a Patricia y a José Fernando, los hijos de su primer matrimonio. El mismo que luego cobijó a María Eugenia Lloreda, su séptima hija.Aura Lucía Mera, de hecho, primera esposa de Rodrigo, lo admite sin tapujos: “Fue la segunda mamá de mis hijos. En los momentos más difíciles, mis hijos fueron como hijos de ella”.Rodrigo, el mayor de ese contingente de tuyos, míos y nuestros que crecieron como una misma familia, piensa ahora que efectivamente es el caso y que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. “Parte de lo que fue mi papá, lo fue porque la tuvo a ella al lado como un apoyo incondicional y aporte intelectual permanente, vivía muy actualizada, podía tratar todos los temas con ella, le cabía el país en la cabeza”.Francisco Piedrahita, uno de los hermanos de María Eugenia, la recuerda como una gran artista que se convirtió en una gran compañera. En la compañera de todas las horas: “Estuvo al lado de Kiko en su cáncer, atendió el cáncer de mi mamá, estuvo junto a Rodrigo con el suyo... Luchadora incansable siempre, sin desesperarse. Cuando murió mi mamá asumió el liderazgo de la familia en una generosidad sin límites. Inteligente, aguda, graciosa, consejera; Rodrigo siempre se apoyaba en su consejo, fue la gran compañera de él”. En la biografía escrita por Jorge Arturo Sanclemente, titulada ‘Rodrigo Lloreda, la huella de la historia’, el último párrafo de la página 64 termina con la siguiente frase: “Tiempo después, días antes de morir, diría que lo mejor que le ocurrió en la vida fue encontrarse con María Eugenia”.

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