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Los caleños despidieron con oraciones, lágrimas y canciones a Helenita Vargas

Ayer, a las afueras del Teatro Municipal Enrique Buenaventura, legiones de fanáticos de ‘La Ronca de Oro’ aguardaban su turno para ingresar, sin importar el tumulto o el implacable sol.

10 de febrero de 2011 Por: Isabel Pelaéz

Ayer, a las afueras del Teatro Municipal Enrique Buenaventura, legiones de fanáticos de ‘La Ronca de Oro’ aguardaban su turno para ingresar, sin importar el tumulto o el implacable sol.

Razón tenían sus amigos. Helenita Vargas fue vida y así quería que la recordarán siempre. Fiel a ese deseo, su hija Pilar Ibarra pronunció con fuerza la estrofa de la carta que escribió ‘La Ronca de Oro’, hace 20 años, a un amigo: “La vida se nos va rápido y no es posible someternos a un mar de recuerdos que, por hermosos que sean, no dejan de ser eso, recuerdos. Hay que vivir más, acompañarnos más, compartir más y repetir que la vida es una sola”.Así Helenita Vargas, en la voz de su hija, se dirigió a sus cientos de seguidores que por segundo día consecutivo la acompañaron en su despedida por la ciudad, en una misa de adiós, ayer, en la Iglesia San Fernando Rey. Pese a que muchos rostros dibujaban tristeza, no hubo casi llanto, porque como lo dijo frente al altar uno de sus amigos entrañables, el ex fiscal general de la Nación Alfonso Gómez Méndez: “Ella no hubiera permitido que derramárase en su nombre una lágrima”. En lo que no se contuvo el amigo fue en elogios: “Vinimos a decirle adiós para siempre a una dama excepcional. A una mujer fuera de serie. Alegre y cálida, en oportunidades de jolgorio, y también triste y serena, en momentos de dolor. Auténtica y valiente. Se atrevió a desafiar paradigmas”. Entre cartas, discursos y música, Helenita Vargas fue despedida en una iglesia colmada de seguidores que se volcaron en calles y andenes para rendirle el último adiós. La cantante Liliana Montes y el músico Roberto Gómez la acompañaron con sus canciones: ‘Golondrina’, ‘Momentos’ y ‘Mi Huella’. Pero lo más conmovedor fue escuchar una grabación con la voz de la propia Helenita cantando Soy Helenita Vargas, la canción con la que abría sus conciertos: “Soy caleña y muy señora/ orgullosa colombiana / cantando vals y rancheras nadie conmigo se iguala”.La llegada del Mariachi Oro y Plata entonando ‘Señor’, crispó las pieles y nadie se quedó sin cantar. Afuera, una calle de honor formada por cadetes de la Fuerza Aérea la esperaba, mientras la Banda Sinfónica interpretaba el Himno al Compañero. Entre el público, Luz Dary Valencia, aferrada a unas orquídeas, las flores preferidas de Helenita, la esperaba con llanto: “Mi abuela me crió con sus canciones y me cosía sus vestidos. Fue cariñosa, noble y sencilla”. Cientos de seguidores ondearon pañuelos blancos. Luz Dary habló por todos: “Dios te bendiga, Helenita, cántale a los ángeles”. Y como dijo Gómez Méndez, “de seguro Alfonso López Michelsen, Jaime R. Echavarria, Jorge Villamil y miles de amigos que la antecedieron en su peregrinaje a la eternidad, estarán disfrutando de su charla festiva”.

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