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Festival Internacional de Cine de Cali abrirá con sonido bestial

Este 8 de noviembre el Festival de Cine de Cali abre con un documental sobre dos ídolos: Richie Ray y Bobby Cruz. Atrás se esconde una historia de persistencia. Sus directores, Sandro Romero y Sylvia Vargas, tardaron once años en terminarlo. Diálogo con Sandro.

6 de noviembre de 2012 Por: Santiago Cruz Hoyos | Reportero de El País

Este 8 de noviembre el Festival de Cine de Cali abre con un documental sobre dos ídolos: Richie Ray y Bobby Cruz. Atrás se esconde una historia de persistencia. Sus directores, Sandro Romero y Sylvia Vargas, tardaron once años en terminarlo. Diálogo con Sandro.

Hablaron con Bobby Valentín, bajista, y con Manuel Hidalgo 'Mañengue', percusionista; hablaron con Johnny Pacheco, ese músico, productor y figura de la Fania All Stars y con Miki Vimari, vocalista; hablaron también con Rafael Viera, Pablito ‘El Indio’ Rosario y Rafael Quintero, coleccionistas de música; con Angie Ray, esposa de Richie Ray, y con Rose Cruz, esposa de Bobby Cruz; con Gangán y Gangón, hermanos gemelos de Bobby, con Pacífico Maldonado, padre de Richie.Con ellos y tantos más: Umberto Valverde, escritor y salsero; Tony Pepsi, amigo de juventud de Richie y Bobby; Luis García, director musical; Manolito y 'El pirata' Cotto, campana y timbales respectivamente; Polito Huertas, bajista; Richie Viera, mánager.Y claro, con Richie Ray y Bobby Cruz, los protagonistas del documental. Los grabaron en conciertos, en ensayos, en sus casas, en sus iglesias. Sí, esos genios de la salsa, autores de canciones inmortales como ‘Sonido Bestial’, ‘Pancho Cristal’, ‘Bomba Camará’, ‘Agúzate que te están velando’, siguen siendo pastores evangélicos en Estados Unidos aunque no han dejado de cantar. Al cristianismo se convirtieron en 1974. Primero Richie. Después Bobby. Antes ya eran leyendas. Antes se habían conocido en el High School of Performing Arts de Nueva York, habían fundado la Orquesta de Richie Ray y Bobby Cruz. Los llamaron 'Los reyes de la salsa'.Entonces, volvamos, tardaron once años para terminar el documental. Uno que se les convirtió a Sandro Romero (Cali, 1959) y Sylvia Vargas (Bogotá, 1964)- sus directores - en una cuestión de honor. Los obstáculos no fueron el material, las múltiples entrevistas, las imágenes, no.La demora más bien - nunca lo imaginaron- fueron los derechos musicales. También un problema común en el cine, la plata. Por poco tiran la toalla, la oportunidad de que viéramos en la pantalla la intimidad de esos históricos de la salsa estuvo a punto de esfumarse. Pero de eso ya hablará Sandro. De esa historia de persistencia. El caso es que ya está listo. Y que Sonido Bestial, el documental en el que se narra la vida de Richie Ray y Bobby Cruz, será estrenado este 8 de noviembre en la apertura del Festival de Cine de Cali, justo la ciudad que ayudó a edificar su mito.Ahí, en el lanzamiento, estarán presentes Sandro Romero, Sylvia Vargas, Etienne Boussac, coordinador de postproducción. También ellos, el foco de todo: Richie y Bobby. ¿Se atreverán a cantar? Quién sabe. Sandro habla. “Para nosotros, estrenar en Cali es un acto más que simbólico. Creo que este ha sido el primer gran premio a ‘Sonido Bestial’: abrir el Festival de mi ciudad natal es un triunfo para la película. Porque, aunque he sido amigo de Luis Ospina, el director del Festival, conozco sus criterios y él no se basa en las complicidades gratuitas para programar un evento que está en la mira de tanta gente. Si la escogió es porque se siente satisfecho con los resultados y le parece que es la mejor manera de abrir un evento que, poco a poco, le tiene que ir perteneciendo a todos los caleños. Espero que el Dios de Richie Ray y Bobby Cruz nos bendiga a todos”.Sandro, usted dijo que se hace un documental para contar la historia que se conoce de memoria pero también para averiguar un secreto. ¿Cuál fue el secreto que encontró con Sylvia Vargas en Sonido Bestial?Encontré las imágenes perdidas de la banda sonora de nuestras vidas que, al menos en mi caso, no tenían rostro. O, por lo menos, no tenían rostros en movimiento. A Richie y a Bobby los conocíamos a través de las carátulas de sus discos, a través de la literatura y, sobre todo, a través de sus canciones. Pero el hecho de recuperar un material de archivo, el hecho de entrevistarlos y, sobre todo, el hecho de filmarlos mientras nos contaban sus secretos musicales, se convirtió en un tesoro generacional único y de cierta manera irrepetible. ¿Cuál es el día exacto en que decide hacer un documental de Richie Ray y Bobby Cruz? ¿Cuánto tiempo le dedicó, cuántos países visitó, cuántas veces no durmió, cómo se hizo el documental? En una fiesta en mi casa, donde sonó toda mi colección de discos de Richie Ray, Sylvia Vargas – una vieja amiga que había estudiado producción de cine en Francia, en la FEMIS – me propuso que si ella hacía el contacto con Richie y Bobby hacíamos una película sobre los músicos. Le dije que sí sin creer mucho en el asunto. Pero un par de meses después ella me llamó desde Europa, me dijo que ya había hablado con ellos, que estaban de acuerdo y que deberíamos viajar a New York el 20 de julio de 2001, pues ese día iban a tocar en el Carnegie Hall y les parecía el momento para empezar. Allí comenzó todo. Es decir, han sido once años desde que filmamos las primeras imágenes hasta que hicimos la primera copia en 35 milímetros. Estuvimos en New York, en Miami, en San Juan, en Bayamón y en Hormigueros (Puerto Rico), en París, en Cartagena, en Cali, en Medellín, en Bogotá, en Barranquilla. Y editamos la primera versión en Barcelona con un editor suizo (Marius Wehrli). La etapa de postproducción la hicimos con un caleño franco alemán llamado Etienne Boussac. Toda una aventura internacional. El proceso de realización del documental fue fascinante. La pesadilla estuvo en torno al proceso de negociación y a los asuntos legales. Excluyendo de aquí, por supuesto, a Richie y a Bobby, quienes siempre fueron estupendos colaboradores y siempre tuvieron momentos muy especiales con nosotros, a pesar de sus apretadas agendas. De todas formas, hacer una película es un asunto de muchísima paciencia (son más las películas que no se hacen que las que se hacen) y prefiero olvidarme de las cosas negativas, porque lo que importa son los resultados. Pero tardaron años, Sandro. Años. Hubo muchas dificultades para cantar victoria. Hablemos de eso. Hablemos por ejemplo de los derechos musicales. De eso y de los otros obstáculos que se superaron para que podamos ver Sonido Bestial en el Festival de Cine de Cali. La plata, además... El cine no se demora tanto. Pero hay películas que se tardan muchísimos años para que lleguen a feliz puerto. Muchos más que los que nos hemos tardado para hacer Sonido Bestial. En el caso nuestro, fuimos armando la película en la medida de nuestras posibilidades económicas y, cuando llegamos al asunto de los derechos musicales (editoriales y fonográficos) tuvimos muchos obstáculos, puesto que la gran mayoría de canciones que utilizamos pertenecían a la primera época de Richie y Bobby y muchos de esos temas no se sabía a ciencia cierta a quién le pertenecían. Fue una verdadera cacería. Fania cambió varias veces de dueños y tocaba siempre negociar desde el principio y hasta que todo no estuviera muy claro no podíamos decir que teníamos una película. Hubo que cambiar canciones a última hora por estas razones y rearmar lo que habíamos editado en Barcelona, porque llega un momento en el que uno no hace la película que quiere sino la que le dejan hacer. Finalmente, tuvimos la suerte de ganarnos un premio de postproducción con Proimágenes Colombia y, gracias a este estímulo, la película llegó a buen final. Hablemos de los otros protagonistas de esta historia.¿Es verdad que Richie Ray y Bobby Cruz inventaron el término ‘salsa’ para su música?Esta es una historia que Bobby cuenta en el documental. Según su versión, el término nació en 1967, en una entrevista que les hicieron en Venezuela, en la que Richie dijo que la música que ellos hacían era un 'ketchup'. Aunque hay muchas versiones con respecto al origen del término, la historia de Bobby es fácilmente comprobable, si recordamos que, en aquel tiempo, el álbum `Los durísimos' tuvo como subtítulo la frase 'Salsa y control' como apoyo comercial (según Bobby, en Venezuela terminaron diciéndole 'salsa' a la música rápida y 'control' a los boleros). Poco a poco, el término se fue generalizando. ¿Y qué hizo que se convirtieran al cristianismo? Incluso son pastores... Según sus respectivas versiones, tocaron fondo en 1974 y Dios “les habló”, primero a Richie y luego a Bobby. Todo lo cuentan en detalle en el documental. Aunque nuestro interés giró en torno a la construcción del mito, a lo que sucedió antes de 1974.Sé que lo vamos a ver en Sonido Bestial, pero a manera de adelanto: ¿cómo viven hoy esos ídolos de la salsa?Ambos viven en Miami, con sus respectivas esposas. Y, con el paso de los años, han sabido regresar a la salsa que los volvió grandes. Han sabido combinar su actividad religiosa con los conciertos. Tengamos en cuenta que ellos duraron más de 20 años retirados de los escenarios de la rumba. Y regresaron apoteósicamente. El mito seguía intacto. Todo el público salsero de América Latina los adora.¿Cómo es la historia de 'las pintas' de Bobby? Dicen que se preocupa al extremo por su forma de vestir, por su pelo... A él siempre le ha interesado el mundo de la moda. De hecho, cuando los filmamos en el concierto del 40 aniversario, existía una 'Bobby Cruz Collection'. El día en que Bobby vio el corte final de la película, comentó que nunca se ve con un look similar. Siempre tiene algún cambio en el pelo, en el estilo de su ropa. Para él, su presencia y su elegancia es tan importante como su voz. ¿Cómo son ellos, Sandro? ¿Cómo definirlos? Richie es un obrero de la música. Es lo único que le interesa realmente: estar sentado (o de pie) frente a un piano. Aunque es pastor de una iglesia, no habla demasiado del tema, a no ser que esté frente a un auditorio. Pero en privado es una persona jovial, un tanto reservado. Tengo la impresión de que siempre viven de afán. En cuanto a Bobby, tiene la personalidad del 'front man'. Aunque no es un cantante que se mueva ni baile, tiene autoridad, le gusta ser simpático y es extrovertido. A veces se entrega a prolongados silencios, pero siempre sale a flote. Es mucho más vehemente en el tema religioso. Aunque nunca es impositivo. Hablemos un poco de su intimidad, de su cotidianidad. Describirlos en la vida diaria. Como gustos. Como rutinas. Ellos tienen muy bien compartimentada su vida: ellos son 'Richie Ray & Bobby Cruz' cuando están juntos viviendo para la música. Cuando esto se termina, cada uno toma por su lado. Cada uno tiene sus respectivas iglesias, sus respectivas familias y sus respectivos universos muy bien separados. Sus casas son las típicas viviendas de dos latinos muy bien instalados en los Estados Unidos. Pero la música no está allí colgada por todas partes, salvo por el piano que reina en la casa de Richie. Quizás la mayor sorpresa uno se la lleva en las iglesias, porque uno no está acostumbrado a pensar en ellos en términos religiosos, sino que el fanático piensa en ellos en términos de rumba. Pero ambos son muy poco rumberos, salvo cuando se suben al escenario. ¿Y en realidad se sorprenden de su grandeza, de su reconocimiento en Colombia? Pero si son genios…Ya no se sorprenden, porque ya saben lo que pasa en Colombia, especialmente en Cali, cuando pisan nuestros escenarios. Pero sí fue desconcertante para ellos el hecho de saber que, en 1968, en una ciudad tan lejana, pudieran adorarlos de la manera en que lo hicieron los jóvenes bailarines de la época. Y este sentimiento sigue intacto. Para terminar Sandro, volvamos a usted. En realidad todo esto se trata de un asunto de pasión. El documental es producto de una pasión por Richie Ray, Bobby Cruz. Hablemos un poco de eso, la música. ¿Qué genera la salsa de Ray y Bobby en Sandro? La música de Richie Ray y Bobby Cruz comenzó siendo para mí una pasión muy privada. Yo no oía sus discos en la calle. Los oía en mi casa. Aunque lo que más me gustaba era la música clásica y el rock, poco a poco me fui entusiasmando con sus discos gracias a los prodigiosos arreglos de sus canciones. Luego, cuando descubrí el cine-club de Cali y, sobre todo, cuando leí 'Bomba camará' de Umberto Valverde y '¡Que viva la música!' de Andrés Caicedo, me di cuenta de que se trataba de un asunto generacional. De allí en adelante, las canciones de Richie Ray y Bobby Cruz han estado rabiosamente presentes en la banda sonora de mi entorno. En Cali, en Bogotá, en Europa. Teníamos una deuda con ellos y alguien debería pagarla, más allá de las fiestas o de la literatura. Ahora bien: siempre he sido un cinéfilo y he trabajado en muchas producciones del llamado 'Grupo de Cali', especialmente con Carlos Mayolo, Carlos Palau y Luis Ospina. Aunque se trataba de una película codirigida, hay en ella todo un espíritu de amor por el cine que nos es común y tácitos homenajes a grandes momentos del documental de música (de 'Gimme Shelter' de los hermanos Maysles a 'Nuestra cosa latina' de Leon Gast) que convierte a Sonido Bestial no en un concierto filmado sino en un trabajo cinematográfico cuyo tema es la vida de dos leyendas vivas de la salsa.Usted escribió que es un “fan fatal” de Richie y Bobby. Uno que hace que los cantantes le estampen la firma como en 30 álbumes. ¿En realidad cuántos discos de ellos tiene? Y, si no estoy mal, usted fue víctima de un robo. ¿Cuántos se perdieron ahí? ¿Cuánto de usted se perdió ahí? Hasta el momento, Richie y Bobby han sacado más de ciento diez álbumes. Filmamos todo el concierto que hicieron cuando lanzaron el disco número cien en Bayamón (Puerto Rico). De todos esos discos, creo que tengo unos setenta. Por fortuna, cuando se robaron mi colección de música, sólo se llevaron los CD. Los acetatos allí quedaron. Y los grandes tesoros de su música los tengo en acetatos. Por lo visto y por fortuna, los ladrones no tenían alma de coleccionistas.La última: a todas estas, ¿cómo es vivir después de que ese asunto de honor personal, el documental, está listo? ¿Cómo es vivir sin aquel 'piano' encima? Las películas no se terminan cuando están en las latas. Allí comienza una nueva etapa. Ahora tenemos que enfrentarnos a un público y ver qué recepción va a tener todo este asunto. Tanto Sylvia Vargas como yo, que vivimos ahora en mundos muy diferentes, seguiremos en esta nueva etapa de Sonido Bestial. Pero eso formará parte de otro viaje. Por lo pronto, lo que más nos interesa es saber qué va a pasar en el Festival Internacional de Cine de Cali. En mi caso personal, puedo decirte que ya puedo volver a oír la música de Richie y Bobby sin pensar, al mismo tiempo, en que estoy trabajando.

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